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conocé sus distintas variedades

Ñoquis, salsas y waffles: la increíble versatilidad de la calabaza

Una buena noticia para todos los que alguna vez dudaron en probar la calabaza: de acuerdo con la alemana Tina Kollmann, que lleva un blog sobre comidas, es “casi imposible” equivocarse con este vegetal. Sin embargo, esta no es la única de sus ventajas.

“La calabaza es increíblemente versátil, tanto por sus distintas variedades como por sus posibilidades de preparación”, resume la autora de libros de cocina alemana Tanja Dusy, quien se especializó en esta verdura para un trabajo. Afirma que si bien la sopa de calabaza es deliciosa, no es por lejos la única posibilidad que hay para preparar esta verdura.

Hokkaido, butternut, spaghetti y delicata

Hokkaido

Quien quiera llevar a la mesa una calabaza distinta puede comenzar por elegir una variedad que no haya probado antes. La más clásica es la Hokkaido. “Es pequeña, redonda y tiene la particularidad de que se puede comer la cáscara”, describe Dusy. Debido a la firmeza de su carne, se puede emplear en casi cualquier tipo de comida.

Butternut

Lo mismo rige para la calabaza butternut, reconocible por su forma de pera y su cáscara color caramelo. Tanja Dusy explica: “Esta calabaza tiene mucha carne porque las semillas se encuentran solo en su parte inferior”.

Espagueti

Claramente más especial es la calabaza espagueti, cuyas mitades suelen prepararse al horno. Su carne fibrosa recuerda a espaguetis finos y se puede servir con cualquier salsa, como los fideos.

Delicata

Una de las calabazas más especiales es la delicata. “Con su cáscara entre amarilla y verdosa, que se puede comer, parece un zucchini gordo”, afirma la bloguera Kollmann.

Todas estas calabazas tienen en común que su sabor no es invasivo. Por el contrario, a veces es más bien neutral y otras ligeramente dulce. De acuerdo con Dusy, es con la sazón que se puede direccionar el gusto de la calabaza en distintos sentidos.

Destacar lo dulce con jugo de naranja

Si se le añaden unos cubos de calabaza cocida a la ensalada, se puede destacar su dulzura añadiendo un poco de jugo de naranja al aderezo. El mismo efecto se puede alcanzar añadiéndole un poco de miel a la sopa de calabaza.

“La calabaza también queda bien con un toque ácido, como por ejemplo con un poco de vinagre o jugo de limón”, dice Dusy. Quien prefiera un sabor más fuerte puede añadirle jengibre o chile e incluso kummel, curry o la mezcla de especias árabe baharat, que incluye entre otras pimienta, páprika y coriandro.

Más allá de cuál sea el plato preferido de cada quién, las posibilidades de poder añadirle calabaza son grandes. Ya sea una lasaña, un risotto, un curry, un panqueque o una pizza: casi todo plato gana con unos cubos o rodajas de calabaza.

La calabaza se puede colocar incluso entre las mitades de un pan de hamburguesa, según señala Kollmann. Para hacer una hamburguesa de calabaza, se raspa un poco de esta verdura, se la mezcla con puré de calabaza, huevo, copos de avena, cebolla, ajo y especias y se cocina como un panqueque grueso en la sartén. Queda estupenda con queso de cabra.

¿Salsa envasada? ¡No, calabaza!

La calabaza también es ideal para preparar una salsa cremosa. “Muchas personas dicen que tienen problemas en hacer salsas caseras y que solo saben preparar las de envase. Con una calabaza esto es muy simple”, dice Tina Kollmann.

Para ello se rehoga echalotes y ajo en una olla, se le añade cubos de calabaza y algo de agua. Una vez que la calabaza está cocida, se la hace puré con un poco de nata. “Esta salsa tiene una consistencia cremosa genial y va muy bien con arroz, ñoquis o como dip para comer con pan”, explica Kollmann.

Por otra parte, la calabaza es ideal para hacer ñoquis, tanto al horno como hervida. Sin embargo, Tanja Dusy recomienda cocinarla al horno. “En el horno se evapora el agua y eso hace que la masa no quede tan húmeda y sea más maleable”, dice esta autora de libros de cocina.

Este puré de calabaza se puede usar de base para los ñoquis al igual que el puré de patatas. Esta pasta va muy bien con una manteca de salvia o avellanas, así como con una salsa de tomates preparada rápidamente.

Una opción: waffles con puré de calabaza

Otra buena noticia: el puré de calabaza también se puede enfriar para ir descongelándolo según se necesite. La realidad es que el puré de calabaza es muy versátil. Dusy lo sirve como acompañamiento de distintos platos.

También los panes, panqueques y waffles caseros ganan mucho -y no solo ópticamente- si se le añade algo de puré de calabaza a la preparación.

Por su toque ligeramente dulce, la calabaza también es una buena candidata para los postres. Los más valientes pueden probar con un helado de calabaza: para ello hay que mezclar puré de calabaza, nata, leche y azúcar y enfriar la preparación hasta obtener un helado. Queda delicioso con nueces caramelizadas.

Gratinado de calabaza

Otra opción dulce es preparar un gratinado de calabaza. “Para ello hay que colocar rodajas de calabaza, manzana y cubos de pan en capas en un molde”, explica Dusy. Luego se rocían los ingredientes con una mezcla de leche, azúcar y huevo batido y se lleva la preparación al horno caliente.

Una vez que se pasa la temporada de calabazas, se las puede guardar en el sótano o algún lugar fresco durante varios meses sin que pierdan demasiado en calidad.

“Lo ideal es guardar calabazas de distintas variedades para poder ir probando distintas recetas más adelante”, recomienda la autora de libros.

Fuente: Infobae

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