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Agua en Bahía: los recursos que tenemos para planificar el futuro

Un repaso por la historia de la ciudad en torno a un tema que se pone en agenda durante el verano. La palabra de un especialista en la materia. Y un análisis de lo que ocurre en el mundo.

Por Juan Tucat, redacción de La Brújula 24 (@TucatJuan)

En nuestro planeta, según informes de la UNESCO, aproximadamente 2.000 millones de personas, que representan el 26% de la población global, no cuentan con acceso al agua potable, mientras que 3.600 millones (46%) carecen de un saneamiento adecuado.

Este problema se agrava con el cambio climático, lo que sugiere que la escasez de agua empeorará en los años venideros. Para dicha afirmación, no hace falta ser un entendido en la materia, evidentemente.

A pesar de que el 70% de la superficie terrestre está cubierta de agua, solo el 0,5% de ella es utilizable y accesible. Este recurso, esencial para la vida, no está garantizado y requiere conservación y protección como un derecho humano fundamental, en lugar de ser objeto de competencia.

El Día Mundial del Agua, celebrado cada 22 de marzo desde 1993, es una ocasión para recordar esta realidad. Su origen se remonta al año 1992, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en Río de Janeiro, donde se recomendó su establecimiento. Esta reunión también dio lugar a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la Declaración de Río.

Desde 2003, tal como señala National Geographic, la ONU utiliza esta fecha para lanzar el Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de Recursos Hídricos, que evalúa la situación del agua en el mundo y brinda información y herramientas para la toma de decisiones.

A partir de 2014, ese informe se publica anualmente debido al deterioro de la situación.

El lema del Día Mundial del Agua varía cada año para destacar diferentes aspectos del problema. En 2021, se enfocó en “Valorar el agua”; en 2022, “Aguas subterráneas: hacer visible lo invisible”; y en 2023, “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. Y para 2024, se ha elegido el lema “Agua para la paz”.

Este año se enfoca en la relación entre el agua y la paz, reconociendo que puede ser tanto una fuente de conflicto como un catalizador para la cooperación. Se destaca la importancia de la gestión equitativa y sostenible del agua para promover la armonía, prosperidad y resiliencia frente a los desafíos globales, incluido el cambio climático.

La colaboración en torno a la gestión del agua puede tener efectos positivos en cascada, fortaleciendo la estabilidad tanto a nivel local como internacional. Un gran motivo para empezar a cambiar desde lo personal, desde casa.

Un poco de historia bahiense

Al respecto, el equipo del programa “Nunca es tarde”, emitido por La Brújula 24, habló con el doctor René Albouy, a cargo del Departamento de Geología Universidad Nacional del Sur. Palabra autorizada.

Primero, a modo de introducción, el profesional se refirió a la dramática situación de Bahía Blanca, en especial durante los veranos. “Lo que puedo expresar es porque soy geólogo y mi especialidad es el agua, pero la subterránea. A nosotros nos toca muy de cerca esta historia del agua subterránea en Bahía Blanca o mejor dicho la falta de agua que parecía que quedaba solucionada con la construcción del Dique Paso de las Piedras”

“En 1990 se hizo un estudio de varias alternativas para suplementar el abastecimiento, previendo que con los años el Dique por sí mismo no iba a poder ser la única fuente. Y hubo distintas propuestas, desde construir un embalse en Canessa, sobre el Napostá, o la de reactivar la idea de extraer de los pozos profundos en el Parque de Mayo”, contó.

Y en esa misma línea, agregó que “la –propuesta– nuestra fue extraer agua subterránea, pero del acuífero que está más arriba. Esto cuajó, en definitiva, con la construcción de pozos que se hicieron linderos a la localidad de Cabildo”. “Eso se construyó en el 2012 definitivamente, y nosotros hicimos estudios en cuanto a la calidad y cantidad que se podía extraer. Aprovechando la proximidad al acueducto, los ingenieros idearon todo para inyectar agua de ahí”.

“Es una alternativa que económica y técnicamente era la más viable, por eso se aprobó, pero no participamos en la construcción técnica de los mismos. Dijimos la profundidad y caudal, pero hoy no tenemos información si se está haciendo uso y aprovechamiento de eso”, lamentó.

De igual manera, contó que “en algún momento eso significaba un caudal importante”.

El problema de Bahía

“Entiendo que el único acueducto tiene una capacidad de transporte limitada, y está también la infraestructura urbana, toda la distribución, y desde lo más elemental que son las pérdidas y desperdicio que hay en la red. Es todo un problema complejo. Pero lo que tendría que estar claro en cuanto a términos de déficit de agua, es que Bahía Blanca no debería tener problemas porque el recurso está”, argumentó.

Luego, continuó: “Años atrás se hablaba de una crisis hídrica, pero no es así. Creo que es una crisis más bien de gestión de lo que es la administración del agua. Hay lugares en los que se pueden hacer más pozos, en las proximidades. Hoy lo que se percibe es una falta, pero no es por el recurso en sí”.

“Otro concepto importante sería que tanto para buscar fuentes o recursos alternativos, es necesaria la participación de la empresa administradora del recurso, que es ABSA, con las universidades, donde están los especialistas que van a opinar de buena fe y sin ningún otro interés que resolver la cuestión”, apuntó. Y resaltó que eso no ocurre en la actualidad: “Hace unos días, del municipio de Olavarría llamaron al Departamento de Geología porque quieren hacer un relevamiento de la actividad minera. Hace dos años lo mismo hizo la Municipalidad de Monte Hermoso, porque querían hacer pozos cerca de la villa para llevar agua a Sauce Grande. Nosotros hicimos los estudios pertinentes y se indicó otra solución, que era buscar en otra área. Seguramente vamos a retomar esto. Es decir, acuden los organismos de gestión y buscan la forma de establecer un convenio para la participación”.

“Teniendo especialistas y el recurso, la cuestión es ver cómo se ordena todo esto para que la gente no quede expuesta permanentemente a este tipo de cuestiones”.

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