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edición especial

La grandeza y la miseria en medio de la tragedia

Entretelones de lo que fue una de las semanas más trágicas de las que se tenga memoria. Solidaridad a flor de piel vs. “viveza criolla”.

Bahía Blanca vivió una de las semanas más negras de su historia. Los fallecidos en medio de una ciudad devastada por la furia de la naturaleza quedarán en la memoria de los contemporáneos y, por archivos digitales, en la de las próximas generaciones.
Así como hubo un insoportable dolor por las pérdidas de vidas, el amor y la solidaridad se multiplicaron por miles. Desde la política, las ONGs, empresarios, famosos y hasta cada vecino de a pie.

Ciudades y pueblos vecinos brindaron su apoyo desinteresadamente y enviaron sus recursos humanos y materiales. Localidades muy pequeñas, que contaban solo con dos motosierras y un vehículo, las pusieron a disposición de los bahienses. Conmovedor.

El Comité de Crisis, encabezado por el intendente Federico Susbielles, respondió como ameritaba la urgencia y gravedad del asunto. Estuvo a la altura de las circunstancias. Con funcionarios recién asumidos y que, en muchos casos, no habían alcanzado a conocer sus despachos, Susbielles armó la mesa de trabajo en el primer piso del Municipio y desde allí comenzó con las primeras directivas el domingo a la mañana. Incluso el sábado, cuando arreciaba el temporal y se desataba el desastre, el jefe comunal salió corriendo por la calle desde su casa para reunirse en Defensa Civil y coordinar las primeras tareas de emergencia, en particular los rescates en Bahiense del Norte.

Susbielles convirtió el Salón Blanco en su despacho oficial. Además de recibir las visitas políticas de gran envergadura, como la del presidente Javier Milei y el gobernador Axel Kicillof en las primeras horas, el lugar fue un verdadero comando de operaciones. Se monitoreaba la situación y se impartían directivas minuto a minuto. Los funcionarios exponían el cuadro de situación y de trabajo en cada una sus áreas. Luego escuchaban directivas. Algo similar sucedía con los gerentes de muchas empresas privadas. Por ejemplo, las “conversaciones” del alcalde con la plana de Edes se escuchaban hasta en las escaleras del Palacio Municipal.

La recriminación pública a las multinacionales radicadas en el Polo Industrial para que apoyaran en la reconstrucción de la ciudad fue celebrada por propios y extraños. Hubo excepciones insólitas (o no tanto), como la del concejal Martín Barrionuevo (Avanza Libertad) que salió a defender a las empresas y a atacar al jefe comunal tratándolo de “extorsionador”. Ya toda la ciudad sabe qué intereses defiende el edil.

Pero sin dudas, las canalladas más brutales vinieron por otro lado. El estudiante de abogacía Iván Zafar, hijo de la concejal Valeria Rodríguez, creó una cuenta casi igual a la de la Fundación Ginóbili con el objetivo de sacarle tajada económica a la tragedia. Intentó inducir en error a la ciudadanía para que los aportes solidarios caigan en su cuenta bancaria. Probablemente, era para comprar “de la buena”. No solo tendrá que afrontar una causa iniciada por la fiscal Marina Lara, quien le secuestró hasta la Play de su domicilio, sino que probablemente tenga alguna sanción en la Universidad Nacional del Sur, de la que es alumno.

Otro personaje que deberá afrontar una causa penal es la dirigente política y empresaria Marisa Volpi. La señora, que ya es investigada por presunto contrabando y estafas varias, se despachó con afirmaciones falsas y que tuvieron como fin generar aún más zozobra en la población. Denunció en las redes sociales la existencia de muertos ocultos durante el temporal. Es decir, señaló que además de las 13 víctimas reales en Bahiense del Norte, había otras que se “tapaban”.

Se sabe, el chusmerío de peluquería o las cloacas de redes, suelen aportar todo tipo de noticias falsas, campañas de miedo o conspiraciones. Pero en este caso, es una persona pública la que hace la afirmación. Sus palabras no solo buscaron sembrar el miedo y la desconfianza en la ciudadanía, sino que ofendió a cientos de servidores públicos que estuvieron en la calle ayudando a destajo desde que se desató la tragedia. En definitiva, lo que afirma Vopi es que Bomberos, personal de Defensa Civil, policías, médicos y tantos otros -que aún siguen poniendo el hombro- conspiraron y ocultaron cadáveres con una truculenta motivación. Y que, incluso, debieron contar con la complicidad de los propios familiares de los fallecidos para que no reportaran sus muertes y no realizaran un sepelio. Huelgan los comentarios, ante semejantes disparates.

No puede ser gratis mentir. Y menos en estas circunstancias. Es de esperar que la Justicia avance rápidamente con Volpi, pero también con otros “conocidos” que podrían haber estado incentivando a troles para que replicaran e instalaran la falsa creencia de los “muertos ocultos”.

Otros, que no serán pasibles de persecución penal, pero que quedarán en la memoria de muchos vecinos, fueron quienes hicieron su “agosto” multiplicando por 5 o 6 el precio de artículos de primera necesidad en medio del caos, como lo eran las velas, las pilas y el hielo. Comerciantes inescrupulosos aprovechando la desgracia de sus clientes para obtener un rédito económico extra.

La tristemente célebre “viveza criolla” también se observó en algunos que brindaban servicios altamente requeridos luego del temporal. Por sacar un árbol maltrecho y retirar el tronco y las ramas se pedía 1 millón y medio de pesos. Fuera de catástrofe, el precio estándar rondaba los 100 mil pesos. “Es por la alta demanda”, le explicó un hombre a una señora que tenía un eucalipto apoyado contra su casa.

Pero no fueron todos. La gran mayoría de los comerciantes fueron solidarios y vendían los artículos al precio previo a la tormenta y servicios de poda que cobraron lo mismo pese a no poder atender a sus clientes habituales por el colapso general. Hubo muchos que brindaron “zapatillas” para que cargar celulares u ofrecían sus heladeras.
Cuando la ciudad retome un poco su habitualidad, el mejor ejercicio ciudadano será recordar el comportamiento de unos y a otros; y saber elegir a los que mostraron empatía por sobre los que sacaron tajada de la desgracia.

Nochebuena

En tanto, sobre el finde semana, el intendente tomó la decisión de pasar la nochebuena junto a los que todavía permanecían evacuados.

Acompañado por sus familias, Susbielles se acercó a Olimpo, permaneció allí hasta la madrugada del lunes, acompañando a las personas que se habían quedado “con lo puesto” y todavía no podían volver a sus casas por los significativos daños o porque, directamente, habían desaparecido.

Colecta y monitoreo climático

El meteorólogo José Bianco llegó Bahía para compartir la Navidad con su familia. Pero no vino con las manos vacías. En su camino desde Capital Federal hacia nuestra ciudad, fue recolectando donaciones en distintas localidades.

El bahiense había anunciado en el noticiero en el que trabaja y por sus redes sociales, que en su recorrido pararía en determinadas estaciones de servicio para que todos aquellos que quisieran colaborar se pudieran acercar. Llenó un colectivo, su colectivo, el que utiliza para recorrer el país hace unos años.

Al llegar, además de entregar los materiales y alimentos, su hermano Pablo –titular de Parques- lo puso a trabajar para el Comité de Crisis. Fue informando durante el domingo el minuto a minuto de la evolución de las tormentas pronosticadas para la previa de la nochebuena.

Reconstrucción

Por fuera de los apoyos estatales, y de los aportes de empresas y de particulares, sumados a todos los voluntarios e instituciones de distinto tipo, se sumó a esta tarea una muy reconocida ONG que justamente se caracteriza por trabajar en zonas de asentamientos, en donde la pobreza muchas veces es extrema. Nos referimos a la organización social TECHO Argentina.

“Luego de una semana del terrible temporal que impactó en Bahía Blanca, desde TECHO firmamos un convenio de colaboración con el Municipio para la edificación de 50 soluciones habitacionales distribuidas en dos etapas”, publicó la institución en sus redes sociales. El primer grupo de estos hogares levantará entre los días 28 y 30 de este mes. Saben que no hay tiempo que perder.

Prevenir

Se calcula que un 20 por ciento de la ciudad aún no tiene luz, y aunque las denuncias por delitos no crecieron por estos días, las autoridades entienden que mucha gente no ha podido alertar de lo que ocurre en su sector por falta de conectividad o movilidad.
Para complementar a los efectivos y recursos de la Policía Bonaerense, las fuerzas federales seguirán en Bahía Blanca un tiempo más. “Hay un compromiso muy firme para que se queden hasta que todo esté normalizado”, comentó una fuente de Alsina 65 a esta sección.

La Policía Federal recibió personal y móviles; Prefectura sigue patrullando con todos los recursos disponibles; y Gendarmería realizaba por estas horas un recambio de personal, para poder seguir colaborando también en la prevención del delito en las calles, entre otras tareas.

“Con ellos se hace hincapié en los barrios que no tienen alumbrado público, principalmente”. Para ello, todos los días se definen puntos a patrullar dese el Comité de Crisis.

Dolor sobre el dolor

En medio de la angustia y el dolor que generó el temporal, en el Conicet de Bahía Blanca se suma la tristeza del fallecimiento de uno de sus referentes. Se trata de Diego Berra, miembro de la Unidad de Administración Territorial (UAT), donde se desempeñaba como responsable del taller de metalurgia.

“Siempre con una sonrisa, Diego irradiaba calidez y generosidad, dejando una marca indeleble en cada uno de los que compartimos momentos y jornadas laborales con él. Lo recordaremos como un colaborador incansable y sumamente comprometido con cada proyecto en el que se involucraba. Sus compañeros y amigos de la UAT lo describen como una persona amable, dispuesta, humilde y gentil, un compañero de una calidad humana excepcional”. Así despidieron a Diego en las redes sociales del centro científico local.

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