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Entretelones vaticanos

Pormenores del encuentro de Susbielles con el Papa. Cuáles fueron los regalos que llevó el bahiense. Además, ¿hubo autores intelectuales en la operación del Caso Facundo?

Los regalos al Papa

El intendente Susbielles concretó este fin de semana la foto y la reunión más importante de su vida política. Estuvo más de media hora junto al Papa Francisco en una audiencia privada en su biblioteca privada.

Luego de la reunión, el Santo Padre tocó un timbre y habilitó la entrada de los acompañantes del jefe comunal: su esposa Laura; el jefe de Gabinete Luis Calderaro y su pareja, la mediadora judicial, Soledad Munguía.

Antes de la despedida y las fotos, los visitantes le obsequiaron siete regalos especialmente relacionados con Bahía y con los gustos personales del anfitrión.

Los primeros cuatro fueron libros relacionados con la vida y las costumbres de nuestra ciudad a lo largo de la historia. “Meditación en la Costa”, del bahiense Eduardo Mallea; “Pago Chico”, del periodista Roberto Jorge Payró; Ciudades Argentinas, del historiador Enrique Banchs y “Memorias de un pescador de la ría de Bahía Blanca”, del whitense Francisco Vitale.

Además, sumó la portada del diario La Nueva Provincia que reflejaba la visita del Papa Juan Pablo II y un portarretrato con la imagen de un sufrido joven que se había acercado con un gorro piluso a saludar la caravana encabezada por el papamóvil.

El último regalo, fue acaso el menos original, pero el más tentador para Francisco: unas cajas de galletitas de limón Havanna, que como se sabe, son su perdición. El Santo Padre retribuyó con rosarios.

Ya afuera, en un bar de Roma, los esperaba el exconsul italiano en Bahía Samuele Fazzi. Allí la la comitiva departió sobre las sensaciones que había generado el potente encuentro religioso y cultural. Susbielles se mostró conmovido por lo que acababa de vivir.

Para relajar, el diplomático -que ahora cumple funciones en su país- dijo extrañar sus días en Bahía y, sobre todo, las mollejas que degustaba en casa de amigos.

Los mandantes

La semana pasada el fiscal Santiago Ulpiano Martínez cerró la investigación contra el peritrucho Marcos Herrero y le solicitó al juez federal Walter López Da Silva la elevación de la causa a juicio oral.

El representante del Ministerio Público pretende que el nefasto personaje responda judicialmente por haber plantado pruebas en el Caso Facundo que tenían como objeto inventar un delito que nunca existió: una desaparición forzada.

No una, sino todas las acciones desplegadas por este indómito delincuente fueron delirantes. Sus montajes eran de alto impacto mediático. Con voceros a nivel local y nacional, las andanzas del impostor se agitaban a los cuatro vientos y se “vendían” como “triunfos de la verdad”. El guión se repetía sin chistar y la instalación de una mentira calaba hondo.

En contrapartida, aquellos pocos periodistas que se atrevían a cuestionarlo eran amenazados, denunciados y difamados. “Sacar los pies del plato” siempre tiene sus costos, pero siempre al final es gratificante.

Sin embargo, lo más grave no tiene relación con los aliados mediáticos -que en todo caso pagan con su credibilidad ante sus atentas audiencias-, sino con aquellos que tuvieron y tienen responsabilidades políticas y judiciales.

Veamos.

Como lo revela el libro Operación Facundo, en este caso existió un plan y una coordinación desde la política para “aprovechar” el “ruido” con fines electorales. Hay hasta grabaciones de cómo se planificaba la mediatización de las mentiras.

Desde lo judicial, también hubo -y hay- situaciones que merecen ser mencionadas.

Exactamente el mismo día que se conocían los resultados de la autopsia a los restos de Facundo Astudillo, que desmoronaba por completo la -ya debilitada- hipótesis de la desaparición forzada, los últimos fiscales que habían recalado en el caso (Horacio Azzolín y Andrés Heim) pidieron una batería de pruebas, que se reiteraban y que habían tenido respuestas.

El 1º de octubre de 2020 a las 22:13 solicitaron allanar (¡¡ por tercera vez !!) el puesto policial de Origone y habilitaron al peritrucho a ingresar otra vez.

Todo demasiado burdo.

En primer lugar, porque pretendían buscar “fauna cadavérica, sedimentos, algas y sustancias hemáticas” de Facundo cuando, ese mismo día el Equipo Argentino de Antropología Forense había concluido categóricamente que el joven había muerto en el mismo lugar donde había sido hallado. Es decir, en la ría. Y además se informaba que el cuerpo no presentaba fracturas ni balazos. Y que tampoco, como se había repetido hasta el cansancio, el cuerpo había sido “plantado”.

La jueza Marrón negó aquel allanamiento señalando que “el informe final de la pericia a los restos óseos determinó con rigor científico que el cuerpo siempre estuvo en la zona del hallazgo, ya que no se detectaron elementos ajenos al medio. Por lo que, mal puede buscarse restos del cadáver, algas, sedimentos y elementos conexos, en esa dependencia policial ya allanada en dos oportunidades y distante a muchos kilómetros del hallazgo del cuerpo”.

Sin embargo, seguirían insistiendo con el allanamiento y el ingreso de Herrero y lo lograrían. Es así que la nueva actuación estelar del peritrucho estaba garantizada. Lo que vendría era una obviedad: más olores y amuletos en el mismo destacamento de Origone.

El “olor” de una persona -según la ciencia llamada odorología- no perdura más de tres días, pero Herrero estaba encontrando rastros 10 meses después de la muerte de Astudillo.

El amuleto, en tanto, era el tercero de su propia colección. El primero había sido una “vaquita de San Antonio”, en ese mismo lugar el 31 de julio. El segundo, una piedra turmalina en el baúl de un patrullero. Y ahora el tercero otra turmalina. Es decir, que los perros olieron “la vaquita” en el invierno, pero no “olieron” la turmalina, que sí lograron hacerlo en el verano del otro año. Y en el medio “apareció” la turmalina del patrullero, pero que no era del mismo color, que la de la de la seccional. Es decir, para la lógica del peritrucho, Facundo llevaba todos esos amuletos consigo el día de su desaparición. Y dejó uno en cada lugar por donde lo habían secuestrado, torturado, asesinado y descuartizado.

Pero no es todo, antes el peritrucho había hallado el cierre de la “mochila” de Facundo en otra comisaría y “sangre” en los tapizados de cuanto móvil policial le acercaban. Y un poco más, no nos olvidemos de los pelos y huesos (de animales) a los que llegó por medio de una tan chanta como él: una clarividente mendocina, que con un “tercer ojo” dibujado en la frente decía que “hablaba con Facundo”.

Decir que todo fue surrealista es poco.

En los últimos días el fiscal Azzolín, el mismo que en aquel momento posaba sonriente con los abogados de la querella mientras el peritrucho hacía lo que hacía, ahora en su condición de fiscal general subrogante tuvo que definir su posición sobre Herrero.

Es que Santiago Martínez había pedido la detención del peritrucho y Azzolín debía sostener -o no- el recurso ante la Cámara Federal. Para muchos en tribunales no hubo sorpresas: el fiscal capitalino no quiso que Marcos Herrero espere el juicio oral en prisión por sus estropicios en la Causa Facundo. “Esto es grave”, opinó el columnista de judiciales de La Brujula 24, el exfiscal de Delitos Complejos Christian Long sobre tal decisión. “Debió haberse excusado”, comentaron en un importante despacho judicial.

Autores intelectuales.

Es infantil pensar que las payasadas de Herrero hayan sido "motu proprio". El hombre pisaba sobreseguro y, evidentemente, tenía garantizada la impunidad.

El peritrucho, junto a tres testigos de identidad reservada, que fueron acercados por el abogado querellante y exconcejal Luciano Peretto, fueron piezas clave para la gran operación. Los declarantes afirmaron bajo juramento que a Facundo se lo había llevado un patrullero cerca de Buratovich. Está probado que mintieron.

¿Pero actuaron "motu proprio"?

Bueno, a esta altura ya pasaron cuatro años, es deseable que la Justicia avance y trate de determinar quiénes estuvieron detrás de estas cabezas de playa. Hay muchos datos que surgen del propio “Expediente Facundo”, pero también de otros que tramitan en jurisdicciones lejanas a Bahía.

Por ejemplo, en la causa por la muerte de una mujer en Mendoza (donde ya recibió condena por plantar una cabeza) hay escuchas telefónicas muy inquietantes sobre sus maniobras en el Caso Facundo e incluso se lo escucha admitir que le habían prometido un puesto político por “enfrentarse” al gobierno de Kicillof, es decir, “por tirarle” un muerto.

Agüero, bolsiqueado

Hace pocos días, el secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales y concejal, Miguel Agüero, sufrió un robo en el aeropuerto local. Concretamente, entre que hacía el check in y se dirigía al pre embarque, un punga le robó de uno de los bolsillos de la campera la billetera con toda la documentación.

“Tenía manos de seda. Ni me di cuenta hasta que tuve que mostrar el DNI”, comentó el gremialista. Tras el hecho de inseguridad, y al consultar sobre alguna cámara que pueda haberlo registrado, las autoridades le indicaron que no hay ningún aparato de filmación por donde transitan los pasajeros.

Ante la sorpresa, Miguel decidió hacer un pedido formal desde el Concejo Deliberante ante la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil), el ORSNA (Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos), y Aeropuerto Bahía Blanca S.A., para que se instalen.

La UTOI ya tiene casa

La UTOI, la nueva policía de elite que presentaron el intendente Federico Susbielles y el representante del Ministerio de Seguridad, Federico Montero ya tiene casa propia. Su comisaría estará en las instalaciones en donde funcionaba La Casa del Caminante, en 14 de Julio, cerca de la rotonda del cementerio. En ese lugar ya se comenzaron a realizar las refacciones correspondientes, se instaló un módulo especial, y se irguió justamente en el centro de esa rotonda el mástil que estará coronado con nuestra Enseña Patria, a la cual saludarán los policías todos los días a las 8 de la mañana en formación.

En una visita a Bahía Blanca, fue el general Walter Chucaloni, encargado de estos cuerpos de élite en toda la provincia, el que dejó una frase inapelable: “Este es el lugar que yo quiero. Por el punto estratégico, porque tiene salida cercana a la circulación de Bahía Blanca, porque tiene salida para la terminal, porque está en el alto, y porque está al lado de un par de barrios que son conflictivos”.

El adiós a un bocho de la matemática

El pasado jueves falleció a los 81 años el doctor Hernán Cendra, uno de los más destacados matemáticos argentinos de la actualidad y quien gozara de gran aprecio de sus colegas, estudiantes y discípulos de la Universidad del Sur y del Conicet.

Salteño, pero bahiense por adopción, Cendra nació en 1943 en Campo Quijano. Recibió su título de Ingeniero Electromecánico en 1969 en la Universidad Nacional de Cuyo, en San Juan, y el título de Doctor en Matemática por la Universidad Nacional del Sur en 1982. Luego realizó una estadía posdoctoral de casi tres años en la Universidad de California en Berkeley. Su principal tema de estudio, y en el que lo transformaría en una figura de referencia a nivel nacional e internacional, fue la mecánica geométrica, un área de la matemática que explica, o formaliza, aspectos teóricos de la física utilizando ideas y estructuras geométricas.

Cendra, un destacado en su campo, y unos de los matemáticos más conocidos del país, había sido nombrado Profesor Extraordinario en la categoría de Consulto en la Universidad Nacional del Sur. En el ámbito internacional fue docente o conferencista en prestigiosos centros científicos, entre ellos la Universidad de California en Santa Cruz, Estados Unidos, y la Universidad Carlos III en Madrid.

Pero cabe mencionar algo más sobre Hernán Cendra. No hay una persona que lo haya conocido que no destaque antes que sus enormes virtudes académicas, su don de gente. “Hernán se caracterizaba por una generosidad sin límites: para compartir sus conocimientos, sus resultados, y generosidad en cualquier sentido que la palabra pueda tener. Hoy lo recordamos así y a pesar de la tristeza, sabemos que va a estar siempre entre nosotros", reflexionó el doctor Walter Reartes, colega y tesista de Cendra.

Reconocimiento

Los concejales del bloque Juntos, Pablo Daguerre y Adrián Jouglard, presentaron un proyecto de ordenanza para que el Municipio coloque una referencia histórica en el sitio en el que se desarrollaba el programa Ojo en la Ruta, en Altos de Palihue.

El cartel llevará el siguiente texto: “El 25 de noviembre de 1961 se inauguraban en este sitio las instalaciones de la planta transmisora del Programa Ojo en la Ruta, emblema del periodismo deportivo y automovilístico de la ciudad. En homenaje a su creador, Osvaldo J. Ochoa y a quienes integraron su plantel periodístico.”

Ojo en la Ruta no sólo fue un emblema para nuestra ciudad y la región, también fue pionero a nivel nacional como el primer programa radial con un equipo exclusivo de automovilismo, con cobertura de las carreras del Turismo de Carretera en todo el territorio nacional, e incluso cubrieron varias competencias internacionales de Fórmula 1.

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