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EDICIÓN IMPERDIBLE

Nuevo dueño y mudanza para Canal 9

El empresario Gustavo Elías se quedó con uno de los canales de aire. Y tiene otros planes. Otro disparate en la Causa Facundo. Patrimonio arruinado. Y mucho más.


El Turco en el 9

Finalmente se concretó lo que había anticipado esta sección: el empresario Gustavo Elías desembarcó en el Canal 9 bahiense. A fines de la semana pasada se concretó el traspaso de la estadounidense Paramount (dueña de TELEFE) a los nuevos adquirentes.

El principal socio de Elías es el empresario Gustavo Scaglione, dueño de varios grupos de medios del interior del país y cercano a Marcelo Tinelli.

De esta manera, Elías vuelve a unir el 9 con La Nueva Provincia (en los 90 los Massot lo habían vendido a TELEFE) y -según pudo saber esta sección- hasta tendría pensado regresar los estudios al histórico edificio de calle Rodríguez.

“El Turco” festejó el acuerdo con un almuerzo el jueves en el tercer piso de La Nueva, al que asistieron Scaglione y autoridades de TELEFE. Además, hubo presencia de algunos periodistas cercanos al empresario local.

En los planes del nuevo dueño de El Nueve TV (como se llama ahora) también estaría quedarse con el otro canal de aire de la ciudad: Canal 7. Aunque sus colaboradores más cercanos lo desmienten, fuentes seguras indican que también habría recibido una oferta de calle Blandengues.

En cuanto a la programación de El Nueve, la idea es seguir transmitiendo los programas emitidos por el canal de las pelotas pero sumar más contenido local: por ejemplo programas periodísticos y políticos, algo que no le gustaba y no permitían las autoridades porteñas.


Chequeando (y derribando) disparates: capítulo mil

El equipo de investigación de este diario no cesará en marcar las verdades -y mentiras- que se agitaron en la famosa y manoseada Causa Facundo. Aunque suene repetitivo, mientras siga existiendo algún renovado engaño, y aunque ya no goce del rating de otrora, desde estas líneas se seguirá machacando hasta que sea necesario.

Aunque las cosas están bastantes claras para el gran público, siempre existen atisbos de recrear una nueva escena de la novela montada a mediados de 2020.

A esta altura de la soirée, los hechos y las evidencias hablan por sí solas. La ciencia dejó en ridículo a los que intentaron instalar la teoría de la desaparición forzada. Así que los que insisten en esa teoría, tanto en la política o en los medios, o son ignorantes irresponsables o tienen maliciosas intenciones.

En horas próximas al Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, se aprovechó a realizar una conferencia de prensa en la que participó la madre de Facundo Astudillo Castro y sus representantes legales Luciano Peretto y Leandro Aparicio.

Según las crónicas periodísticas, en el evento se insistió en la hipótesis delictual pero poca o nula mención se hizo al estafador y plantador de pruebas serial Marcos Herrero. Ahora no es conveniente insistir en las triquiñuelas del estafador rionegrino. ¿Qué sentirá el peritrucho ante tanto desagradecimiento? Es que él dejó los dedos pegados y será condenado por ensuciar la investigación. Quienes lo usaron, desde distintos ámbitos, deberían ofrecerle contención urgente. No es justo que después de tanto esfuerzo al inventar turmalinas, amuletos y huesos le suelten la mano. Podría ser un bumerang.

Dejando de lado al chanta, en la conferencia -además de las vaguedades y deformaciones sobre los hechos- siempre hay una sorpresa. Una perlita que hace emocionar a los apasionados de la novela.

Hay que reconocer que imaginación es lo que sobra: esta vez -según reportó el periodista Del Moral- se agrega una nueva e inquietante teoría. A Facundo luego de secuestrarlo y torturarlo en la seccional de Buratovich lo vuelven a largar “indefenso” a la ruta con el objetivo de que sea atropellado por un camión. Pero como no lo atropellaron, lo volvieron a secuestrar otros policías para volverlo a torturar y matarlo.

De más está decir, que quedó probado cuál fue el trayecto de Facundo por Ruta 3. Los horarios, los lugares y las personas que interactuaron con el joven se han descripto en este diario infinidad de veces. Lo mismo que la forma de muerte: los mejores científicos y peritos del país señalaron que el cuerpo no tuvo lesiones pre mortem y que murió ahogado en el lugar que fue hallado: en la ría.

Y dos perlitas más. La señora Castro dice que la última vez que habló con su hijo “seguro estaba en la comisaría” y que esa comunicación fue una alerta o pedido de ayuda encriptado. Datos duros, aunque duelan: la denuncia, Cristina Castro la hace dos meses después de esa llamada y a instancias de Daiana, la exnovia de Facundo. Y más, en la primera denuncia, la mujer nunca hizo mención al “alerta” que supuestamente había sentido al hablar con su hijo.

Y la última. Se insistió con el mensaje mafioso que recibió Castro este verano en la estación de servicio en la que trabaja. Se repite que le tiraron un dedo de goma que -según interpretan- tuvo la intención de amedrentarla. También se ha contado aquí cómo fueron los hechos: otro empleado declaró que lo usaban los muchachos de la estación para hacer bromas. Y así consta en el parte oficial que obra en la Ayudantía Fiscal de Villarino (ver aparte).

Huelgan los comentarios.


Unidad peronista

El sábado por la tarde en el sindicato de Televisión, Federico Susbielles se reunió con sus competidores de las PASO, con quienes acordó trabajar en conjunto de cara a las generales de octubre.

De esta manera, el gremialista de la AFIP Sebastián Más y el joven dirigente Leandro “Marolio” Nievas se sumarán a la campaña del titular del puerto. “Estamos todos alineados en la construcción de una nueva mayoría en la ciudad”, describió uno de los participantes del encuentro.

Además, las agrupaciones Libres del Sur y Principios y Valores, de Guillermo Moreno, también sellaron su apoyo a Susbielles, que luego de una pausa post primarias volvió a calentar motores. El miércoles la agenda marcará la visita del gobernador Axel Kicillof.


Patrimonio arruinado 

En las últimas horas, un trozo de historia de Bahía Blanca se vio arruinado por una imprudencia. O la maldad, quizás. Se trata del reloj que se ubica en la fachada de la estación de trenes. Tenía más de 100 años. 

Lo complicado es que no se trata de un material cualquiera. Es un vidrio de opalino, mide unos 10 centímetros de espesor y resulta prácticamente imposible recuperarlo, explican los que saben.

“Es un atropello lo que pasó, alguien deberá hacerse cargo”, manifestó un indignado vecino. 

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