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INFORME ESPECIAL

Museo de Radios Antiguas: rescate emotivo en un mundo de sensaciones sonoras

Fundado hace menos de cinco años, ya se ganó la aceptación de los bahienses. El testimonio de su creador. La variedad de artefactos, todos en funcionamiento. Una experiencia interactiva que no te podés perder.

Por Leandro Grecco
Facebook: Leandro Carlos Grecco/Instagram: @leandro.grecco/Twitter: @leandrogrecco

El Museo de Radios Antiguas Carlos Gardel es un espacio privado, dinámico e interactivo, sin fines de lucro y único en Argentina por sus características conceptuales. Se encuentra al servicio del público en general y de expertos en el tema desde su inauguración el 11 de diciembre de 2018.

En Laprida 268 se exhibe material específico: únicamente radios antiguas desde 1920 a 1970 (algunas de ellas incunables), radios didácticas, antiguos cilindros Edison, discos de acetato, de pasta y vinilos, fonógrafos, gramófonos (victrolas) de todo tipo y libros específicos de consulta. También realizan reparaciones y restauraciones de radios antiguas y victrolas a privados y/o empresas diversas.

Carlos Benítez es su fundador y el principal responsable del centro que anida la cultura, desde la nostalgia y la evocación de una época pasada. Las visitas particulares y grupales se coordinan a través de Facebook e Instagram o al correo electrónico: [email protected], incluso para promover muestras itinerantes en otras ciudades.

“Todo comenzó muy livianito y, a medida que esta propuesta se hizo conocida gracias a las redes sociales que me permiten llegar a los lugares más recónditos que antes era imposible alcanzar”, enfatizó Benítez, mientras contempla su lugar en el mundo, ese que imaginó y hoy es realidad.

Paralelamente, enfatizó que “lo que me asombró en estos últimos años fue la masiva visita de los turistas, uruguayos, chilenos, días atrás nos sorprendió una persona que se encontraba de paso por Bahía Blanca y llegó desde Inglaterra”.

“La gente cuando recorre y contempla cada elemento se divierte mucho. La ventaja principal es que todo lo que se exhibe está funcionando. Eso convierte la experiencia en un paseo interactivo a diferencia de lo que acontece en otros museos en los que los artefactos se pueden dañar y uno no los puede manipular”, añadió, en otro segmento de la entretenida charla.

Consultado respecto a cómo se materializan las recorridas, indicó que “aquí, a la gente que se acerca le permito accionar las manivelas de las victrolas o encender y darle volumen a una radio sin ningún tipo de restricción, razón por la cual en eso creo que somos muy distintos a todos”.

“Cada vez se van incorporando elementos nuevos, por ejemplo, una radio tipo piano que hace varios años que estaba esperando, otra que arreglé y se llama ‘la bestia americana’, que es las Zenith 7000, que es muy codiciada en el mundo”, desplegó Benítez, con el brillo de entusiasmo en sus ojos.

Paralelamente describió una impresión muy particular: “Debo admitir que me ocurre algo muy particular cuando hago el comentario de que en el interior del depósito tengo no menos de diez de varios de los modelos listos para arreglar, la gente no puede evitar el asombro”.

“De a poco seguimos incorporando cosas nuevas, por caso la radio a kerosene que deslumbró al mismísimo intendente Héctor Gay en una recorrida reciente que realizó por el museo. No hay muchas acá en el país de ese tipo”, ponderó, sobre una de las que mayor orgullo le provoca.

Y comentó: “Además, ostento la primera hecha por una fábrica a nivel mundial, como una marca Pilot que la obtuve gracias a que Internet me ha permitido contactarme con un amplio grupo de otros coleccionistas de los lugares más recónditos del planeta”.

“Otro de los desafíos que me planteo prácticamente a diario es ir permutando lo exhibido para que aquel que decide visitarnos por segunda o hasta tercera se vez encuentre con una experiencia totalmente renovada”, destacó uno de los referentes de la cultura bahiense.

Los interesados en conocer este lugar son variopintos: “Cuando viene un jardín de infantes trato de mostrar, también, algunas más modernas como la casita y la pelota que habla dos radios con un formato más lúdico en su diseño. El sonido que tienen es inigualable”.

“Otra que suele despertar mucha curiosidad es una nueva que puse en el interior de un gabinete plástico totalmente transparente para que se pueda apreciar cómo está conformada desde el punto de vista de sus componentes que la hacen funcionar”, exclamó ingresando al epílogo del testimonio a este medio.

No obstante, aclaró que “las FM casi no tienen cabida, más allá de que hay algunas que no son solamente de amplitud modulada. El propósito siempre va a ser rescatar lo más antiguo, porque la finalidad de este espacio es preservar el patrimonio cultural”.

“Tengo la radio Galena que la hice a los 11 años, la cual anda sin pilas, sin baterías, ni enchufe, lo que hace difícil explicar cómo se acciona. Tienen un mecanismo por el cual uno la abre y la cierra, sin necesidad de encender o apagar, algo que despierta mucha intriga incluso a ingenieros con una formación técnica que solo sabían de la existencia por comentarios y se van reconfortados”, dijo.

Alcanza con observar la pasión que el querible ingeniero Benítez, gran conocedor de la historia del más emblemático cantor de tangos que dio la historia del género, le imprime a cada uno de los relatos donde con su mágica descripción transporta al pasado a cada uno de los visitantes.

En paralelo, estos últimos corroboran las palabras del alma mater de este lugar descubriendo un maravilloso mundo, donde la vista y el oído se suman a la imaginación cuando cada una de esas radios exhibidas se enciende, toma vida en el presente, con reminiscencias de otros tiempos.

Meses atrás, la sección En Foco de este diario digital hizo un recorrido por este lugar. Hacé click acá para revivir ese video de un viaje en el tiempo inolvidable.

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