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informe especial

El valor de la educación en las cárceles para la reinserción social

Un trabajo necesario para poder cambiar la realidad. En esta nota, referentes de la escuela que funciona dentro de la Unidad Penitenciaria N°4 de Villa Floresta relatan sus experiencias en primera persona.

Por Juan Tucat, redacción La Brújula 24
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Reinserción social es el proceso mediante el cual una persona que estuvo involucrada en actividades delictivas o problemáticas busca reintegrarse de manera positiva en la sociedad. Tiene como objetivo ayudar a los individuos a superar las barreras y desafíos que enfrentan tras cumplir una condena, y facilitar su transición hacia una vida en comunidad de forma responsable.

La reinserción social abarca diferentes aspectos, como son la formación y adquisición de habilidades para el empleo, educación, acceso a servicios de salud mental y apoyo emocional, la creación de redes sociales y construcción de relaciones positivas, entre otros. Y puede implicar programas de rehabilitación, orientación y seguimiento para asegurar que la persona tenga herramientas necesarias para evitar una reincidencia.

A modo de ejemplo, en el transcurso de los últimos días hubo un hecho en Bahía que generó bastante repercusión mediática. Luego de 35 exámenes finales a lo largo de 4 años, Nicolás Avots Sugimoto, un interno de la cárcel de Saavedra, recibió su título de abogado, convirtiéndose así en el primer alumno de la Universidad Nacional del Sur en graduarse en contexto de encierro.

“Finalizar la carrera significa haberme formado en una apasionante profesión, comprendiendo que a pesar de las adversidades que uno tenga, se puede lograr”, reflexionó al respecto el propio Avots, quien purga una pena de diez años tras un incidente vial ocurrido en el año 2012, cuando una mala maniobra con su vehículo terminó con cinco muertos en el choque frontal entre un auto y un micro.

Pero hoy su realidad es otra. Como la de tantos hombres y mujeres privados de su libertad que buscan darle una vuelta de rosca a su historia a través de la educación. Cuando salga de la cárcel, Avots lo hará siendo profesional. Y tendrá oportunidades.

En este informe especial, el equipo de La Brújula 24 conversó con referentes de la escuela que funciona dentro Unidad Penitenciaria N° 4 de Villa Floresta, en Bahía, donde decenas de presos buscan finalizar sus estudios, tanto a nivel primaria como secundaria.

Irene Orozco, Directora de la Escuela de Educación Primaria para Adultos (EEPA) 701, por su parte, recordó que dicho establecimiento cuenta hoy con aproximadamente 140 alumnos, aunque reconoce que “el número de inscriptos ha crecido”.

Y explicó que “el ingreso y egreso diario toma características especiales por el ámbito donde se desarrolla, pero el trabajo en el aula no es diferente a otra escuela de adultos. Tratamos de estimular y fortalecer las trayectorias educativas de los alumnos con miras en la continuidad de sus estudios”. En ese sentido, Orozco comentó que los estudios son articulados con la escuela secundaria del mismo penal, para que los reclusos continúen sus estudios.

“La educación en contextos de encierro es compleja porque requiere el trabajo conjunto de dos ministerios”, sostuvo la docente, y mencionó que en la cárcel bahiense “logramos cumplir con los acuerdos interministeriales favoreciendo así la tarea educativa”.

Además, consideró que “es un desafío porque la educación de jóvenes, adultos y adultos mayores en sí lo es, nuestros alumnos suelen contar con historias de abandono escolar y repitencias que generan una imagen sobre la escuela y la educación poco positiva y es ese un aspecto muy importante para abordar”.

“Personalmente no sé si hay forma de trasmitir la alegría que se comparte en un salón cuando un adulto aprende a leer o escribir, o cuando se percata que ya puede hacerlo de forma independiente, cuando participan en la selección de contenidos o en su propia evaluación. Se abren nuevas dimensiones de sus trayectorias e indudablemente reciben de la escuela estímulos que les permiten replantearse su vínculo con la educación”, dijo.

Y a modo de análisis, Orozco pidió que “no nos engañamos”, porque “la exclusión deja huellas en las personas y la educación es sólo una herramienta que esperamos permita a los alumnos redefinir su proyecto de vida con una inclusión plena en la comunidad y su desempeño como ciudadanos activos”.

Patricia Bertacco, por su parte, es la directora del nivel secundario, que hoy funciona como CENS 463 (el año pasado tuvo récord de egresados) y pertenece a la educación de adultos. Y su punto de vista también es fundamental para comprender de qué se trata la educación en contexto de encierro.

“Nosotros tratamos de rehabilitar a la persona para que pueda reinsertarse en la sociedad, y la manera más efectiva de hacerlo es a través de la educación. En este momento, en el sistema penitenciario está la primaria y la secundaria, es decir que pueden realizar todos los ciclos, completarlos y salir con un título. Me parece muy importante que lo puedan hacer, porque eso significa aprovechar el tiempo para una futura reinserción”, aseveró la profesional, que hace 25 años trabaja en la UP N°4.

Respecto del comportamiento de los estudiantes que se encuentran privados de su libertad, consideró que “la escuela funciona como cualquier otra, tenemos nuestros horarios, los alumnos tienen sus aulas, pizarrones, bancos, recreos. Lo hacemos de la misma manera que cualquier escuela de adultos que funciona afuera, entonces cuando un alumno que hizo primer año con nosotros, sale, puede continuar en cualquier CENS de la calle, como dicen ellos”. 

En cuanto a los docentes, Bertacco señaló que “dan clases también en otras escuelas, ya sea de adultos o no, y además ahora se ingresa por acto público. Cualquier docente que quiera lo puede hacer, pero se necesita cierto puntaje. Hoy hay una especialización en educación en contexto de encierro y aquel docente que lo haga tiene más posibilidades de hacerlo”.

Y contó: “En general, la diferencia que notamos –con otras escuelas– es el gran interés que tiene el alumno por estudiar y por aprender. Creo que tiene que ver con distintas motivaciones, y una puede ser tener su vida ocupada por así decirlo. La escuela es un espacio de libertad, ellos pueden hablar y circular libremente en ese lugar. Y también porque saben que en algún momento será una herramienta para conseguir un trabajo o comenzar un emprendimiento”.

“La educación alimenta la confianza, la confianza alimenta la esperanza, la esperanza alimenta la paz”

 Confucio (551 – 479 a. C.)

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