WhatsApp de Publicidad
Seguinos

Por Carlos Rossi

Retazos de una infancia sin Wi-Fi

Días atrás, vino a mi memoria un personaje de historieta, de los menos conocidos, incluso por aquellos que tenemos unos cuantos abriles y otros meses sobre el lomo.

Por Carlos Rossi, locutor y periodista (*)

Poncho Negro” y los disquitos de colores:

Días atrás, vino a mi memoria un personaje de historieta, de los menos conocidos, incluso por aquellos que tenemos unos cuantos abriles y otros meses sobre el lomo.

¿Cuándo apareció de entre los recuerdos este héroe, un justiciero enmascarado? Cuando estaba desempolvando una de las repisas donde guardo sin orden específico un montón de discos de vinilo.

Allí, en el lugar donde se enfilan los “simples” (los de tamaño pequeño), me tropecé con unos “disquitos” de colores, de plástico irrompible, que me trasladaron hasta el combinado (tocadiscos + radio) Ranser de mi casa, donde los escuchaba en mi más tierna infancia.

En un par de estos “disquitos” de 78 rpm, de un sello llamado Calesita, contenidos en sobres de papel, estaban contadas las aventuras de este personaje, que rápidamente me llevaron casi 60 años atrás. 

Ese personaje era “Poncho Negro”.

Al toque, y a pesar de los años transcurridos, recordé una estrofa de su canción…”Aquí llega Poncho Negro, el jinete más valiente y más audaz/ Con Calunga el compañero, al galope acompasado de Satán”, y  terminaba con el grito “Arriba Satán!!!”

Poncho Negro era un justiciero, creado por Antonio Ortiz Noguera.

Vestido de negro, con antifaz también negro, llevaba un poncho al cuello, del mismo color, que lo caracterizaba y daba nombre.

Su ladero, su compañero, era Calunga, un indígena, de quién no se determinaba su origen ni su tribu.

Su caballo, negro azabache, capaz de realizar proezas increíbles, llamado Satán, emprendía su carrera a galope tendido a la voz de “Arriba Satán!”.

Socorrer a una mujer o a un niño en peligro, evitar el asalto a un tren o a un banco, detener los atropellos de los más poderosos, luchar con indígenas rebeldes, rescatar de las llamas a familias enteras, todos trabajos dignos de un héroe, eran los ejes en los que giraba esta historieta.

Poncho Negro era argentino. Inciertos e imprecisos eran los lugares donde ocurrían sus aventuras. Los relatos gozaban de una vaguedad geográfica total en ese sentido. Podían desarrollarse en la llanura pampeana, en una selva impenetrable, en montañas de gran altura o en algún lugar sagrado o templo de una civilización precolombina. 

Recuerdo el disfrute de escuchar esos relatos grabados del enmascarado en los “disquitos”, y nunca me detuve a pensar en la similitud que tenía este personaje argentino, con The Lone Ranger (El Llanero Solitario), que años más tarde veríamos en la tele blanco y negro.

El Llanero no vestía de negro, pero usaba antifaz; su compañero indio se llamaba Tonto (nombre original), aquí conocido como Toro. Y su fiel e inteligente corcel blanco era Silver (Plata), que respondía al grito de ¡Hi-yo, Silver, away!” (“¡Arre, Plata, adelante!”).

Por otro lado, “Poncho Negro” tenía, también, coincidencias de inspiración con el personaje “O Vingador” (“El vengador enmascarado”), originariamente un radioteatro que se emitía en Brasil en la década del 40, auspiciado por “Colgate Palmolive”.  “El Vengador” era un cowboy acompañado de un indio de nombre “Kalunga”.

Solo detalles. No importaban. 

Las aventuras teatralizadas en los “disquitos” con las voces de A. Tobares, J.C. Galván, A. de la Vega, H. Borga, F. Dudan y G. Cadeiras, entre otros (según consta en el sobre), se repetían una y otra y otra vez, “gastando” la púa del Ranser.

Poncho Negro comenzó sus aventuras en una revista en 1953. Más tarde pasó a la radio.

La etapa de las revistas y la radio, por lo menos en mi caso, no la viví por estos pagos.

De algo podemos estar seguros. Éste Poncho Negro, no era un dulce de leche!!!

Además de las aventuras del justiciero argento, en otros disquitos del mismo sello Calesita, o de Organito o Pulgarcito, también encontrados por casualidad, se escuchaban canciones y cuentos infantiles, algunos narrados por actores como el español Alberto Closas.

Los disquitos de colores me transportaron a la infancia ya muy lejana, sin tele ni WiFi, con recuerdos irrompibles, como el plástico de los “disquitos de colores.

(*) Podes escuchar a Carlos Rossi en su programa Hora de Radio, que se emite de lunes a viernes a las 19 en La Brújula 24, FM 93.1

Lo más leído