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habló con La Brújula 24

Recibió una descarga de un cable de alta tensión y se salvó: “Volví a nacer”

Agustín Etcheto sufrió el accidente mientras se encontraba realizando tareas rurales.

Agustín Etcheto se encontraba desarrollando el miércoles pasado tareas rurales en el establecimiento Don Bonde, cuando padeció una fuerte descarga eléctrica. El lugar es propiedad de su madre Mirna Hansen, está ubicado a unos 15 kilómetros de Orense, sobre la ruta 72, y en una zona cercana también a San Francisco de Bellocq. El hecho sucedió aproximadamente a las 10.50.

Esta tarde, en diálogo con La Brújula 24 durante el programa “Nunca es tarde”, Etcheto hizo un resumen de la situación que experimentó, ratificando lo dicho a medios tresarroyenses en el sentido del “milagro” de vivir para contarlo. Recibió una descarga de 13.000 voltios. “Ayer me cargaban. Me decían que me estaba convirtiendo en Flash…”, señaló entre risas.

“Acá ando, recuperándome. Ni yo puedo creer lo que pasé. Fue un infierno”, expresó.

“Yo estaba haciendo la tarea normal con un fumigador de arrastre que va enganchado detrás de un tractor. Yo había terminado y, después de cara tarea, hay que lavar la máquina. Cargué el agua, estacioné el tractor con el fumigador y empecé a levantar las alas. Como el hidráulico es viejo y no tiene mucha fuerza, hay que bajarse y ayudar a abrir las alas. En la parte izquierda bajó lo más bien y me fui para la parte derecha para darle el último toque y la levanté”, describió.

“En el momento que me voy a agarrar de atrás siento la primera descarga, que es la que me arrodilló. Me entró por el dedo del medio de la mano izquierda y salió por el dedo chiquito de la pierna derecha. Eso me derritió la zapatilla y me pegó la media; ahí caí de rodillas. Yo no entendía nada qué es lo que había pasado. Me empecé a endurecer, caí para un costado. Estuve consciente en todo momento pero no podía moverme. Llegó un momento que la parte de la cabeza para abajo no sentía nada y pensé que de ahí no salía. No sé cómo hice pero giré para el costado y pude zafar. El buzo del brazo en contacto con una parte de la máquina me lo derritió. Intenté llamar a mi tío pero él no tenía señal”, mencionó.

“Me arrastré como pude, me empecé a levantar y caminaba porque caminaba. A los 200 metros me di vuelta a mirar porque no entendía lo que había pasado y vi que estaba tocando el cable de alta tensión. No lo podía creer y me fui más asustado a la casa de mi tío, que son unos 500 metros. Cruce dos alambrados que no sé cómo hice y llegué todo quemado; le dije a mi tío que me estaba muriendo porque era un ardor impresionante que tenía en todo el cuerpo”, indicó.

Le dijo a su tío que llamara a la usina eléctrica y que pidiera que corten la corriente.

“Él no sabía si yo se lo decía en serio. Empezó a oler el aroma a quemado que tenía y me llevó. Yo me preocupaba por si alguno iba y tocaba la máquina. Una vez que llegué a la salita de Orense me relajé pero ahí me surgió una arritmia que hacía que me subieran las pulsaciones a 180 o que me bajaran a 80. Parecía que se me salía el corazón del pecho”, indicó.

“Me hicieron una exportación de aorta a los 20 días del nacimiento y pensé que no llegaba a Tres Arroyos. Estuve dos días internado que no podían hasta que en el tercer día quedé estable. El médico me dijo que era increíble la rápida recuperación que tuve. Me dijeron que mi caso es uno en un millón”, señaló.

“Casi siempre uso alpargatas o botines con punta de acero y ese día justo me fui de zapatillas con suela de goma. Los doctores me dijeron que tanto con alpargatas como con los botines con punta de acero, me hubiera quedado ‘seco’ al instante. Hoy me río pero no sé si de los nervios o de la felicidad de ser consciente de que hoy estoy acá”, precisó.

Un cardiólogo en Tres Arroyos le indicó que pida un turno de urgencia para hacer un estudio profundo y completo, por lo cual debe comunicarse con un instituto cardiológico de Buenos Aires. 

Volvió a nacer: “Alguien estuvo ahí, ayudándome”

Consultado por este medio en quién pensaba en ese momento crítico, respondió: “En mi hija y en mi señora. No pueden quedar sin un padre…pensaba en ellas y es lo que me dio las fuerzas para levantarme”.

“Yo creo que alguien estuvo ahí ayudándome. Más que nada cuando estuve tocando el fierro y haciendo descarga en el pie. El pantalón me lo dejó como un colador”, concluyó.

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