Cómo atraparon a la peligrosa banda que asaltó el frigorífico Incob

La policía detuvo el pasado fin de semana, en calle Fitz Roy al 1100, a cinco hombres y una mujer que estaban implicados en el millonario robo al frigorífico Incob de la Ruta 3, ocurrido durante la madrugada del sábado.

El Jefe Departamental de la Policía, el comisario Gonzalo Bezos, contó en La Brújula 24 los detalles del caso. “Fue alrededor de las 3 am, cuando estos 5 sujetos ingresaron al frigorífico Incob, sobre el kilómetro 694 de la Ruta 3”.

“Reducen a uno de los serenos en el portón de ingreso, después se van a las oficinas y reducen al otro. Empiezan a operar en las instalaciones con amoladora, cortando dos cajas fuertes y sustrayendo dinero efectivo, cheques y documentación. También le llevan una de las camperas a un sereno, en la que tenía un teléfono celular”, recordó el uniformado.

Y agregó: “Cuando se van los delincuentes, los empleados dan aviso a las autoridades. Ahí surge un dato clave, que tiene que ver con la ubicación del celular que robaron. Agentes de –Comisaría– Quinta van a ese lugar y empiezan a trabajar en ese sector”.

En ese contexto, explicó Bezos, se determinó cuál era la vivienda en la que podía estar ese teléfono y, por ende, los malvivientes. “La Fiscalía se presentó en el sector, escuchó lo que se había trabajado hasta ese momento y dispuso un allanamiento de urgencia. Se pudo dar con los 5 sujetos más la mujer de uno de ellos y se incautaron cuatro armas de fuego, un 1 millón 200 mil pesos, algo de droga, estaba la campera y documentación del sereno, además de varios elementos que nos hacen indicar que eran los autores del hecho”.

Uno de los detenidos tenía tobillera electrónica

“Gustavo Aguilar es el dueño de la casa, de 42 años, y tenía una tobillera porque cumplía arresto domiciliario por un robo con armas en la zona de Río Negro. Es conocido en el ámbito policial, con varios antecedentes. Estaba también su hijo”.

Testimonio de Olga, una exvecina de Aguilar

“Viví un año y medio en esa casa, alquilé, pero me fui de ahí porque el dueño de la casa era el señor Oreja Barragán. Yo alquilé sin saber quien era; muy violento, por ahí se metía en la casa de prepo. De ahí me fui a la esquina, alquilé en otro lugar, pero fue un calvario porque llegó esta gente a vivir. Eran bocinas de taxis todos los días, un delivery todo el tiempo”.

“Fui al buzón antinarco a denunciar, también llamaba a la comisaría todo el tiempo por ruidos molestos, estaban con la música hasta las 8/9 de la mañana todos los días. Se colgaban de la luz y además tenían tres chiquitos que siempre estaban en la calle, uno con discapacidad, solitos cruzando la calle. Tenía terror de que se lastimaran”.