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a tres años

Caso Facundo: el hostigamiento sin fin contra la testigo H

El 30 de abril de 2020, el joven desaparecía y comenzaba un show. Una mujer, la última que lo vio, truncó la hipótesis de desaparición forzada. Aún paga muy caro el precio por su verídico testimonio.

El encarnizamiento contra la testigo H seguirá por siempre. Su cruz terrenal es por un pecado imperdonable: haber dicho la verdad.

“Yo sé que me la tienen jurada”, describe la mujer a la que le cambió la vida aquel 30 de abril de 2020. Esta productora rural de 75 años fue la última persona que estuvo con Facundo. Y ese hecho arruinó el guión de la “desaparición forzada”. Luego vendrían otras verdades que demolerían el montaje, pero el primer golpe de verdad lo aportó la mujer.

Como se ha escrito infinidad de veces en este medio, los dichos de la testigo se acreditaron no solo por el sentido común y verosimilitud de sus palabras (sabía cosas de Facundo que solo podría saber una persona que estuvo en vivo y en directo) sino que, su paso aquella tarde fue registrado por el Fitosanitario. Y todo coincidió exactamente con la hora en que dijo que pasó. Intentaron desacreditarla. La trataron de “loca y discapacitada” pero no pudieron con la contundencia de sus palabras. Y de los hechos.

(PD: en paralelo, y así como el fitosanitario confirmó a H, a quienes nos les trajo suerte la lectora de patentes de la Ruta 3 fue a los testigos de la querella, ya que sus movimientos no coinciden con sus relatos. Embusteros que tarde o temprano deberán ser procesados por haber formado parte ¿gratuitamente? de la farsa. Porque más allá de que las pruebas contradijeron lo que ellos habían declarado, esa sucia jugada fue la puntada inicial para inventar la desaparición forzada. Ellos fueron parte esencial del engranaje). 

Restricción ambulatoria, la venganza

El hostigamiento contra la Testigo H ha sido constante y sistemático. Y aunque vive con miedo no se arrepiente. “Prefiero aguantar esto, que vivir con remordimientos por no haber contado lo que había vivido. Nunca me lo hubiese perdonado”, reflexiona.
Además de la difamación y de otros hechos amenazantes, en las últimas semanas hubo una intentona judicial para coartarle la libertad ambulatoria. La coherencia primó y distintos magistrados frenaron el dislate de quienes dicen representar a la madre de Facundo Astudillo.

En una presentación formal pretendieron que la Testigo H no pueda pasar por la estación de servicio Shell (en Villarino) donde toda la vida cargó combustible. ¿El motivo? La señora Cristina Castro, madre de Facundo, trabaja en ese lugar y, aunque no se la ha cruzado, prefiere que H no se acerque. En el escrito señala que le molestó que la testigo les haya recomendado a sus compañeros de trabajo el libro Operación Facundo, donde se muestran las pruebas del caso. Increíble pero real.

Tanto el juez López Da Silva como la Cámara de Apelaciones se negaron a validar el delirio. “La Sra. Castro Alaníz relató que al menos en tres ocasiones –dos en diciembre del año 2021 y la última vez en diciembre del año 2022– se apersonó la ‘testigo H’ en la estación de servicio donde labora la primera, generando situaciones de incomodidad entre las trabajadoras del lugar. Un cuarto evento, ocurrido el 26 de diciembre del 2022 en el que –según se relata– la ‘testigo H’ volvió a presentarse y al pasar frente a los empleados les dijo: `Acá está la verdad, ignorantes´, mostrándoles el libro escrito por el periodista Germán Sasso”, describió el tribunal de alzada.
 
Luego fundamentó el rechazo al disparate: “la presente se trata de una medida cautelar intrusiva, en tanto limita la libertad ambulatoria de una testigo vinculada a la causa principal desde julio del año 2020, donde prestara declaraciones testimoniales en diversas ocasiones. Una medida restrictiva de la libertad ambulatoria como la que aquí se solicita requiere, al menos, de una mínima corroboración fáctica para sustentar en grado de verosimilitud, el riesgo o peligro que habilitaría su dictado. Máxime el perfil y contexto de la persona que sería objeto de la medida (testigo, mujer, de 75 años). Además, los dichos de la Sra. Castro Alaniz no revisten el carácter de declaración testimonial ni de denuncia y, en tanto estos, fueron relatados a ella por terceras personas”.
 
Por otro lado, y en lo que pareció de un intento de “aleccionamiento”, desde el MPF se pretendió que la Testigo H pueda ser identificada públicamente. Es decir que deje ser protegida y pase a ser identificable. La Cámara también rechazó esa pretensión.
 
Bizarro. En esta triste historia, donde se inventó una “desaparición forzada”, hubo capítulos tragicómicos. Lo de la vidente inimputable, que describía escenas dantescas, o las plantaciones de objetos del delincuente de Marcos Herrero son parte de la novela como se viene publicando. Pero siempre hay más. Esta serie no defrauda.

Veamos. En la mencionada estación de servicio Shell, sucedió una última bizarreada. La señora Castro denunció que le habían tirado una falange humana. Y señaló que se trataba de mensaje mafioso en su contra. Los agitadores intentaron un golpe mediático pero era muy obsceno.

El dedo, por supuesto, era trucho. Era un chasco de goma que los jóvenes empleados del playón de la estación usaban para hacerse bromas entre ellos.

Huelgan los comentarios.

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