WhatsApp de Publicidad
Seguinos

inolvidable experiencia

Dos jóvenes “jugaron” con ballenas en Monte: “Esto que vivimos fue un éxtasis”

“En un momento unimos las tablas, nos acostamos, miramos al costado y estaban todas ahí, al lado nuestro”, indicó Valentín Villalba, uno de los protagonistas de la vivencia.

Textos, fotos y video gentileza Julián Mozo

“Nos aceptaron y jugaron con nosotros. No tuvimos nunca miedo, ni cuando una me tiró de la tabla con un aletazo”, contó Valentín Villalba, a quien le perdura la emoción por la experiencia única con ballenas que vivió durante este finde largo cerca de las playas de Monte Hermoso. Días pasados La Brújula 24 dio cuenta de la presencia de estos cetáceos cerca de las costas montehermoseñas cuando fueron captados por un drone.

En el balneario ubicado a 630 kilómetros de Buenos Aires, donde vive y trabaja, este dorreguense de 45 años se metió al mar junto a su amigo, Diego Schulz (46), para hacer el deporte que ama, el SUP, y terminaron disfrutando una aventura que los marcará por siempre.

Que las ballenas pasen por Monte Hermoso es algo habitual. Van camino al Sur, para reproducirse y alimentar a sus ballenatos, pero rara vez se las ve tan cerca de la costa y lo más llamativo es la interacción con las personas.

“Bueno, tal vez sea porque nadie se acercó como nosotros”, opinó Valentín. Junto con Diego, como tantos otros en Monte, lo primero que hacen cuando se levantan es mirar el mar y ver cuál es la condición. Les gusta el SUP pero también el kitesurf. Este era un día con sol, sin viento, lo que invitaba a meterse a remar con la tabla. Más cuando la temperatura del agua no es tan fría pese a ser agosto, en especial en este balneario que se caracteriza por tener el mar más cálido de la costa atlántica.

“Encima nos llamó un amigo pescador del Sauce Grande -mini balneario que pertenece a Monte- que había visto una aleta cerca de la playa. Hacia allá fuimos, porque además es la zona que podemos bajar con los vehículos a la playa”, contó, refiriéndose a una zona de 32 kilómetros de playa virgen que tiene esta balneario que, en otras particularidades, por estar en una bahía, cuenta con la belleza natural de que el sol sale y se pone en el mar.

Cuando se metieron, se dieron cuenta que la ballena que estaba cerca -350 metros de la costa- había desaparecido, entonces decidieron ir para adentro (1000 metros), a ver si la encontraban.

“Llevamos años haciendo esto, el mar estaba muy tranqui. Además, teníamos alguien afuera, por las dudas”, aclaró Valen. De repente, no solo encontraron a un ejemplar de este gigante del mar.

“Contamos 12, todas en grupo, primero tirando agua hacia arriba y luego ya estando panza arriba, como descansando. Yo creo que esta zona, que es una bahía, la usan para descansar en su viaje hacia el Sur. No es la primera vez que las vemos así. Pero en este caso no fue con binoculares, sino en persona”, explicó, sonriente.

De repente, Villalba y Schulz se vieron rodeados. “En un momento llegaron a ser cuatro alrededor nuestro, sacando la cabeza al lado como se ve en el video y girando por debajo. Fue el único momento, porque en realidad estaban todas y se iban acercando a nosotros de a una, como organizándose para jugar con nosotros”, detalló, aun impactando por el encuentro, quien es el dueño de un hotel frente al mar.

“Es difícil enumerar todo lo que sentimos, pero fueron muchas sensaciones en un mismo momento. En mi caso fue algo que nunca experimenté. Nervios hay, tranquilo no estás, mi reloj me marcó 126 pulsaciones por minuto en toda la hora que estuvimos con ellas. Estás alterado, pero en el buen sentido, viendo qué hacen…imaginate que giran abajo tuyo, la tabla se mueve, por momentos salían con la cabeza a un metro. Yo describiría al momento como de disfrute total. Pero miedo seguro que no”, amplió.

Villalba aseguró que “te dabas cuenta que ellas también tenían sus cuidados, más allá del aletazo de una que me tiró”.

“Una se acercó, me salió al lado y abrió grande un ojo para mirarme. La tenía arriba, me hizo sombra…Nunca tuve miedo, aunque si veía sus callosidades y pensaba ‘tienen un filo bárbaro, si me roza, me abre todo’. Pero sabía que no iba a pasar. La energía que había en el lugar era muy distinta, te invitaba a tener certezas de que sería un encuentro muy amigable. Nos caímos varias veces de las tablas y en todo momento sentimos que nada pasaría. Además, eran muy precisas en cada movimiento, milimétricas. El aletazo no fue de torpe, quería jugar”, detalló.

Para el final dejó una reflexión de un momento que los marcará de por vida.

“En un momento unimos las tablas, nos acostamos, miramos al costado y estaban todas ahí, al lado nuestro. Fue hermoso. Yo no soy de las personas más sensibles del mundo, pero esto que vivimos fue un éxtasis”, cerró Villalba.

Lo más leído