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POR KEVIN KALISTER

El Dorado: el bar “clandestino” que deleita con su coctelería y comida gourmet

Ubicado en Casanova 552, nació como un “speakeasy bar” (a puertas cerradas) y con su estética propia logró consolidarse en la ciudad.

Por Kevin Kalister / Redacción de La Brújula 24

El Dorado es el lugar que toda persona de buen tomar debería conocer. Ubicado en calle Casanova 552, nació como un “speakeasy bar” (bar a puertas cerradas) allá por el 2014 y hoy en día logró consolidarse, también, como un restaurante.

Posee una interesante propuesta de coctelería, con tragos clásicos y de autor, y un menú de comida gourmet. La dinámica del bar se desenvuelve bajo un ambiente tranquilo y con poca iluminación. El mismo se encuentra abierto de martes a domingo, desde las 19 horas, y el espacio resulta ideal para ir en pareja.

Luego de tomar asiento, inmediatamente sirvieron en mi mesa un estupendo pan tierno y fresco y un dip de remolacha (este último no me resultó agradable, pero porque no me gusta dicha verdura). Es importante destacar que no cobran servicio de mesa.

Los bocados, que son entradas individuales -por su pequeño tamaño-, estuvieron bien en general.

La milanesa de entraña ($700) fue la que menos me gustó, debido a que se le despegaba el pan y tenía muchos nervios propios del corte. Sí hay que resaltar que las papas que la acompañaban estaban bien sequitas y crujientes.

Los tomates cherrys asados al romero ($580) me encantaron, aunque ustedes podrán pensar ¿no son solo unos tomates?, tal vez suene muy simple, pero bien ejecutados logran un rico plato como este. Los mismos venían acompañados de un cremoso hummus de arvejas y garbanzos que potenciaba aún mas los sabores.

Finalmente, probé unos de los platos que se transformó en mi preferido: carpaccio de lomo con vinagreta de mostaza ($650). Básicamente era carne cruda con pickles caseros, rúcula y queso parmesano. Al probarlo, piensen que están comiendo un fiambre de muy alta calidad, sin aditivos ni conservantes.

El carpaccio es muy rico y sobre todo tierno, no solamente por el magro corte en sí (lomo), sino también por cómo se sirve la carne, en laminas bien finitas, casi transparentes.

La ternera braseada lentamente con panceta grillada y puré de batatas ($1350) como principal es obligatorio pedirlo. La carne estaba muy tierna, aún así, poseía su silueta gracias al envoltorio de panceta que la contenía. El puré de batatas estaba muy cremoso y dulce, y la crema sutil de mostaza y romero redondeaban la experiencia.

El curry rojo de pollo, tomates asados y papa ($1200) también estuvo a la altura, además es un plato innovador y muy poco visto en el menú de los restaurantes.

Se trata de un guiso tailandés, con la particularidad de que lleva un mix de especias picantes que le otorga su característico color, y se utiliza leche de coco y/o yogur para aportar cremosidad y sabor.

Como apreciación, la porción de los platos no es para nada abundante, diría que es justa para una persona promedio, por lo que recomiendo pedir alguna entrada y/o postre para terminar satisfecho.

La carta de bebidas es extensa y en ella podrás encontrar tragos clásicos, como el aperol o el negroni ($500 – $600), y de autor, como el que elegí degustar: apple flower. Además de vinos y embotellados (para llevar).

El Dorado me resulta una opción totalmente diferente al resto, ya que no solo podés disfrutar de una rica comida, sino también de unos deliciosos cocteles en un ambiente tranquilo y a la luz de las velas.

(Kevin Kalister, bloguero e instagramer. Creador de @bahiablancafood)

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