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INFORME ESPECIAL

Los Centros de Formación Profesional y la inserción en el mercado laboral

La crisis no está exenta de oportunidades y muchos bahienses las encuentran en cursos que se dictan para aprender un oficio. La recorrida por algunos establecimientos para conocer sus realidades.

Leandro Grecco / [email protected]
Instagram: @leandro.grecco – Twitter: @leandrogrecco

Los Centros de Formación Profesional son instituciones educativas que ofrecen cursos para fomentar el empleo, en general de corto plazo, a través de dinámicas y modelos de desarrollo Institucional no escolarizados. Abarca diferentes rangos de edades, aunque están más asociados al aprendizaje de adultos que buscan en un oficio una salida laboral acorde a las necesidades del mercado.

Las propuestas acreditan saberes, desarrollando capacidades que permitan al estudiante la inserción en el trabajo, o bien fortalecer y actualizar sus conocimientos para mejorar su nivel de desempeño y la remuneración. También apuntan a que los alumnos puedan generar sus propios proyectos productivos ya sea de manera individual o asociativa.

En Bahía Blanca coexisten distintos establecimientos con una gama de alternativas muy variada y profesores idóneos que ponen a disposición todos sus conocimientos, los cuales fueron preestablecidos por entes superiores que rigen su funcionamiento. En LA BRÚJULA 24, proponemos una recorrida por algunos de los CFP, para conocer la actualidad de cada uno de ellos, en una era marcada por la pandemia y las restricciones.

“Las clases presenciales son irremplazables”

Marcela Palmucci es regente del Centro de Formación Profesional Nº 401 que tiene su sede en Ingeniero White y en diálogo con la redacción de este diario digital explicó que “los centros cuentan con una planificación anual que se realiza en virtud de la demanda de la comunidad. Cada uno tiene asignado un paquete de horas y estas se convierten en propuestas educativas. En nuestro caso son 490 horas, con las cuales se dictan alrededor de 30 cursos por cuatrimestre”.

“La oferta es variada, va desde gastronomía, metalmecánica, textil, mecánica de motos, informática, estética, área agropecuaria, electricidad, calzado, ventas, entre otras, siendo los más solicitados los primeros mencionados, aunque pueda ir variando año a año dicha predilección”, precisó, con relación a las diferentes alternativas con las que cuentan los interesados.

Sobre la intempestiva llegada del coronavirus y su impacto, admitió: “La matricula se vio notoriamente disminuida como consecuencia de la pandemia. En primer lugar porque nuestros alumnos tenían muchos problemas de conectividad; eso hizo que cueste mucho adaptarnos a la virtualidad, al tratarse de cursos que tienen un gran componente práctico. Cuando se levantaron las restricciones, a los estudiantes les costo volver y se fue logrando un incremento paulatino de los mismos a las clases”.

“Las problemáticas sociales impactan fuertemente en el alumno adulto, que se queda sin trabajo, tiene dificultades para pagar transporte o los insumos. Muchos, además, han preferido esperar a reincorporarse por miedo a los contagios y las distintas olas que hemos venido atravesando en relación al Covid”, mencionó Palmucci, durante otro segmento de la charla.

Con relación a la virtualidad, evidenció sus reparos: “Las clases presenciales son irremplazables. Necesitamos practicar con herramientas específicas que los alumnos no suelen tener en sus domicilios. Hay cursos que son más fácilmente adaptables a la virtualidad, sin en embargo, en otros es prácticamente imposible. La experiencia demostró que el vínculo del instructor con el alumno forjado en el día a día es insustituible. Eso, sumado al valor que tienen los encuentros grupales en el aprendizaje de oficios”.

El CPF Nº 403 se prepara para un año lleno de objetivos a cumplir

Otro de los que forma parte del abanico de la ciudad es el CPF Nº 403. Su máxima autoridad, Mónica Spigardi, respondió a una serie de preguntas para hacer una suerte de radiografía de la institución, donde cientos de bahienses apuestan a cultivar su saber para lograr un mejor pasar y un futuro en el cual sus competencias estén a la altura de lo que la sociedad está demandando.

“Los requisitos para el ingreso de un alumno dependen pura y exclusivamente del curso al que se quiera acceder. En nuestro caso particular, para varias de las propuestas se necesita tener los estudios primarios completos. En otros, en tanto, haber cursado hasta el tercer año del secundario, o bien haber egresado en dicho nivel”, afirmó Spigardi, con relación al funcionamiento del establecimiento que tiene a su cargo.

Sobre la duración de cada encuentro, explicó que “la carga horaria promedio, también según el oficio elegido para estudiar, es de tres horas y 20, repartidas en clases que se dictan tres veces a la semana. Tenemos la facilidad de ofrecer clases en el turno mañana y en el turno tarde, con distintas sedes, siendo la que más alberga la ubicada en Araucanos al 900”.

“Entre tantos, se pueden detallar: Maquillador Profesional, Pastelero, Soldador, Auxiliar Administrativo de Pymes, Gasista Domiciliario, Peluquero, Especialización Profesional en Gestión de Emprendimientos Productivos, Albañil, Técnicas de Diseño Gráfico en Sistemas Informáticos Niveles I y II, solo por citar algunos”, agregó.

El aspecto económico no es un dato menor: “Para financiar los insumos, herramientas, maquinarias, entre otros elementos contamos con el Plan Mejoras, el denominado programa 39 y la Cooperadora, que para nosotros  es fundamental, Además, debemos solventar gastos como el servicio de vigilancia que lo pagamos entre todos los docentes del Centro”.

“Nuestro staff está compuesto de 30 instructores, en su mayoría todos titulares. Al momento de la planificación de cada ciclo lectivo, desde la Dirección de Formación Profesional nos envían un catálogo dónde constan todos los cursos, cada uno con sus contenidos y que en algunos casos se amplían”, finalizó Spigardi.

Actualidad del CFP de la UOM y el de la cárcel de Floresta

El último de los testimonios recolectados es el de Andrés Contreras, director del Centro de Formación Laboral Nº 408 dependiente de la Unión Obrera Metalúrgica y, al mismo tiempo, del que funciona en el interior de la Unidad Penal Nº 4 de Villa Floresta, donde los internos encuentran un espacio para buscar la tan mentada resocialización luego de cumplir una sentencia.

“En lo que respecta al Centro de Formación Nº 408, al ser una institución que funciona a partir del convenio con un sector productivo especifico, existe un vínculo directo con las empresas ante la demanda de mano de obra calificada. No obstante para enfrentar un escenario laboral complejo, los nuevos diseños curriculares de los cursos de oficios contemplan una formación complementaria que permite que el egresado desarrolle herramientas tanto para ingresar a un empleo en relación de dependencia, como para trabajar por cuenta propia”, declaró Contreras, en un contacto telefónico con este medio.

Sobre cómo se realiza esa articulación, mencionó que “las instituciones tienen sectores de referencia sobre los cuales analizan las demandas y que luego son potenciales dadores de empleo. En el caso de capacitaciones muy específicas las empresas cuentan con un dispositivo que se denomina” Matricula indirecta” mediante el cual la Dirección de Formación Profesional brinda respuestas en alianza con el sector privado”.

“El Anexo de Formación Profesional que funciona intramuros en la UP Nº 4 se orienta aún más al desarrollo de habilidades emprendedoras o hacia el asociativismo como forma de ingreso al mercado laboral. Si bien hay experiencias de empresas que toman nuestros egresados, son proyectos puntuales y no institucionalizados”, sostuvo, con una clara alusión a marcar diferencias respecto del resto de los existentes.

Y fue aún más allá: “Dentro de los muros se desarrollan capacitaciones de calidad educativa, con recurso humano calificado y entornos educativos adecuados y actualizados, pero aún falta generar redes de inclusión social y laboral que puedan promover el trabajo pos penitenciario. Ante un desempleo que con sus más y sus menos se ha transformado en estructural en Bahía y la región, los egresados de la unidad penitenciaria se encuentran en desventaja al momento de acceder a un cargo”.

“En este punto, el proyecto institucional del anexo es promotor de generación de redes con actores públicos, privados y del tercer sector para la articulación de políticas públicas (que existen) que tienden a dar una oportunidad a las personas privadas de su libertad dentro de ese gran ordenador social que es el trabajo digno”, consideró Contreras, con una mirada de sensibilidad tan digna como notoria.

En el segmento final, retomó el inicio de la conversación: “En el caso de la Formación Profesional también trabajamos con jóvenes, a partir de 16 años, pero al no ser un nivel obligatorio de educación, las personas que se acercan están muy motivadas e interesadas en el oficio que eligieron aprender. Hay un compromiso más explícito a la hora de la clase y una participación más activa”.

“Los ambientes dentro de las aulas taller tienen más la dinámica de un grupo de trabajo de taller o de obra que la del aula tradicional de enseñanza. Ahí se genera un ámbito de colaboración y de construcción de saberes a mi parecer más efectivo. En ese aprender haciendo y con otro que tiene los mismos intereses se generan grupos humanos muy valiosos en los cuales, al aprendizaje del oficio, se suma la adquisición de habilidades sociales y de trabajo que son de mucha utilidad a la hora de enfrentar las experiencias de trabajo concretas al egresar del curso”, aseveró.

Por último, Contreras manifestó sin titubear que “en formación profesional trabajamos con matrículas muy heterogéneas que ponen en juego la capacidad del instructor para poder evaluar los saberes previos que trae cada alumno, y poner en valor la trayectoria educativa de cada uno para complementar los conocimientos que requiere el trayecto”.

Los índices de desempleo son irrefutables, la ausencia de mano de obra calificada es una constante en relación con las quejas que desde el empresariado se esgrimen al momento de argumentar la razón por la cual no amplían su inversión. Los Centros de Formación Profesional vienen a satisfacer una necesidad imperiosa, solo es cuestión de difundir la labor que llevan a cabo desde hace décadas.

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