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por rafael emilio santiago

La computadora, una creación mágica y en peligro de extinción

Luego de un breve repaso por los hechos más salientes que por estas horas rodean al fútbol, más precisamente sobre el avance de la Champions League europea, con la reciente eliminación del equipo que dirige el “Cholo” Simeone, y el inminente duelo entre el poderoso Bayern Munich y el Barcelona de Messi, el gran Rafael Emilio Santiago desarrolló su habitual columna en el programa “Bahía Hoy”, por LA BRÚJULA 24. Y como siempre, es para grabarla.

El tema central, claro, la pandemia. “Ahora aparece una luz con el tema de la vacuna. Yo creo que somos bastante especiales los argentinos, felicitamos a los rusos y se la compramos a los ingleses. Habrá que ver cómo funciona, pero al menos es una esperanza. No es una certeza, aunque ya hablaron de fechas y eso supone el alivio. Para la gente grande como yo, unos meses significan años de antes. Se vuelven ‘rápidos y furiosos’, como la película”.

“Esta noticia minimizó lo demás y nos va a permitir, cuando todo pase, hacer una reflexión exacta que debería incluir entre los medios que nos socorrieron en serio, a la computadora. Es una creación todavía muy joven, que acaba de cumplir 39 años, y los entendidos en la materia ya la consideran en peligro de extinción por el avance de los celulares”, reflexionó.

A modo de análisis de la historia, Santiago recordó que “recién el año pasado los fabricantes tuvieron un respiro porque se comercializaron un 2.7% más que el anterior, en su mayoría portátiles”. Y añadió: “La computadora entró a los mostradores el 12 de agosto de 1981 en Florida, Estados Unidos, con una publicidad modesta, pero a un precio poco modesto. Se cotizaba hasta 6500 dólares, era un chiche costoso”.

“El plan original era vender un cuarto de millón de máquinas en 5 años y barrieron con todo, llegaron a esa cifra en apenas un mes, cuando EEUU era el gigante económico que todos presumíamos. En 6 años colocaron 3 millones de ordenadores en un monto que si miramos para atrás hoy, es como si fuera la edad media”, indicó con ironía.

También, hizo un paralelismo con lo que se veía en la Argentina ni bien entrada la década del 80. “Acá teníamos un teléfono fijo en cada casa y conseguirlo era una proeza, había que anotarse para poder tenerlo. Cuando la computadora llegó a los mostradores veíamos las películas en el cine o VHS, escuchábamos música en cassette o discos de vinilo, hablar por teléfono al extranjero era caro, no había internet ni ningún otro encanto cotidiano que para mi nieto, por ejemplo, son normales”.

“Nos miran como si fuéramos momias, es la verdad. Las fotos, con suerte una semana para revelar e imprimir, y después de las vacaciones eso se duplicaba. Igual en los medios se trabajaba, con otro ritmo, otros enfoques, era diferente. Había más tiempo o simplemente se lo se medía distinto. Lo cierto es que en este presente tan veloz, una creación casi mágica que no tiene 40 años, ya está quedando rezagada, ya es un adulto mayor”, cerró.

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