Seguinos

Informes Especiales

Cannabis y salud mental: lo que no se dice sobre sus efectos

Estudios indican que el consumo de marihuana, especialmente en jóvenes, puede aumentar el riesgo de esquizofrenia y otros trastornos psicóticos. Expertos analizan el impacto del THC en el cerebro.

Por Juan Tucat, redacción de La Brújula 24 (@JuanTucat)

El consumo de marihuana y su posible relación con la esquizofrenia es un tema complejo que fue objeto de numerosos estudios científicos. Por eso, la banalización del tema puede resultar muy peligroso. Hay que hablar con los que saben, es tan simple como eso.

La evidencia sugiere que el cannabis, especialmente en dosis altas y con alto contenido de THC (tetrahidrocannabinol), puede aumentar el riesgo de desarrollar algunos trastornos psicóticos, en particular en las personas con predisposición genética a la esquizofrenia.

Estudios destacan que el consumo frecuente y temprano está asociado con un mayor riesgo de psicosis. Se observó que el uso en la adolescencia puede alterar el desarrollo cerebral y afectar la conectividad neuronal, lo que podría contribuir a la aparición de síntomas psicóticos en los individuos vulnerables.

Sin embargo, la relación entre cannabis y esquizofrenia no es totalmente causal. Es decir, el cannabis no "crea" esquizofrenia en personas sin predisposición, aunque puede actuar como un desencadenante en individuos genéticamente susceptibles. También hay evidencia de que algunas personas con esquizofrenia tienden a consumirla como una forma de automedicación para aliviar síntomas como ansiedad o anhedonia, aunque su uso podría empeorar el curso de la enfermedad.

Por eso, como se indicó en el inicio de esta nota, es un tema que resulta complejo de analizar.

Cuidado con el mensaje

Diego Sarasola, médico especialista en Neuropsiquiatría (MN 88266), aseguró en el aire de La Brújula 24 que "hoy en día en las redes sociales hay formadores de opinión, gente que puede decir de cualquier cosa sin ningún inconveniente, y el concepto de autoridad en el tema se ha ido diluyendo. Pero además hay varias falacias, como pensar que cualquier cosa por ser natural es buena. La cicuta es natural y no sé si Sócrates opinaría que es buena, no tiene sentido".

"Hoy la ciencia nos da un montón de herramientas para validar cualquier tipo de terapéutica. El cannabis hay que tomarlo desde lo terapéutico de un modo y desde lo recreativo como otro. No hay dudas de que es nocivo desde lo recreativo, pero lo que sí sabemos hace poco es que es muy nocivo en ciertas etapas de la vida y en ciertas cantidades", consideró.

En esa misma línea, Sarasola contó que "no pueden servir como argumentos las comparaciones con otros consumos nocivos. Lo primero es establecer que hace mal fumar. Como la mayoría de las sustancias, son nocivas las dosis dependientes. Si una persona el fin de semana sale con sus amigos y le gusta llegar a su casa y fumarse un cigarrillo de cannabis, nunca vamos a decir que es bueno, pero claramente no es lo nocivo que es para el fumador continuo".

"Lo peligroso es que la trivialización del tema llevó a que se consuma en grandes cantidades y en edades cada vez más tempranas, lo cual asusta en este momento. Porque no es lo mismo un adulto de 45 años que se puede fumar un cigarrillo el fin de semana, con un chico de 16 que lo hace habitualmente".

El vínculo con la esquizofrenia

"Un cuadro psicótico es un cuadro de disociación de la realidad. Un paciente con un episodio psicótico está disociado de la realidad, puede acompañarse de ideas extrañas, alucinaciones, ver cosas que no existen. La discusión que hoy se está resolviendo es que en la gente que ya tenía la predisposición, esto -consumir marihuana- lo desencadena. Y también aumentaría, aunque obviamente en menor medida, el riesgo para la población en general, sobre todo en adolescentes y adultos muy jóvenes", sentenció el especialista.

Y profundizó: "Hay que pensar que el cerebro termina de desarrollarse, en algunas zonas, a los 24/25 años. Y tenemos chicos que empiezan a fumar a los 13/14. Y otro dato a tener en cuenta es lo que se fumaba en otras épocas, cuando el THC era de 0.4%, mientras que hoy, que se sabe tanto de genética de las semillas, ese porcentaje llega al 14%. Entonces, lo que antes se lograba con un cigarrillo, hoy se logra con dos pitadas".

"Se ve una falta de campañas de parte del Estado. Conforme a las tendencias políticas de moda, es una falacia absoluta pensar que esto es territorio de la libertad individual, porque cuando se habla de adicción no se habla de libertad. Es un fenómeno trágico, porque de uno y otro lado se olvidan los datos, la ciencia. En este caso particular, a menor de edad de inicio de consumo, es mucho mayor el daño", aseveró.

Daños irreparables

"Hay niveles de daños, como ocurre con el alcoholismo, que son permanentes. Y en el caso de desencadenamientos de cuadros psicóticos también, porque una cosa es un cuadro leve y otra es el que surge por el consumo crónico, donde el daño cerebral puede ser permanente. Por eso hay que poner hincapié en evitar esta cosa de que no pasa nada si te fumás un porro todos los días", señaló Sarasola.

Y resaltó: "Es más, en los trastornos de ansiedad es interesante lo que sucede, porque el efecto del cannabis produce un primer bajón, que es usado habitualmente como ansiolítico, pero si el uso es prolongado aparece una suerte de rebote donde el paciente quiere calmar consumiendo más cannabis".

La nota completa al doctor Diego Sarasola en el aire de "Nunca es Tarde", por La Brújula 24:

Advertisement
Advertisement
Advertisement
Advertisement

Más Leídas