informe especial
Ruth, una beba prematura y su enorme gratitud hacia NACER y la “Neo” del Penna
Ruth Dable es dorreguense, cumplió 4 años y es una niña sana y hermosa. Su mamá repasa el día en que ingresó al servicio de Neonatología de Láinez y Necochea con menos de un kilogramo de peso. Su historia.
Por Cecilia Corradetti / [email protected] / Especial para La Brújula24
Ruth Ameli Dable tiene 4 años y una sonrisa que ilumina. Difícil imaginarla con menos de un kilogramo de peso en una incubadora, llena de cables y sondas, en el servicio de Neonatología del Hospital Penna.
Era el 11 de mayo de 2019 cuando llegó al mundo de manera prematura mediante una cesárea de urgencia. Su mamá, Elisa, sufrió una apendicitis gangrenosa y la única salida era una cirugía de alto riesgo cuando cursaba el sexto mes de embarazo.
Lo que sucedió de allí en más fueron meses de angustia, temor e incertidumbre. Una verdadera pesadilla para la familia, que vive en Coronel Dorrego. Sin embargo, Ruth y Elisa hoy pueden contarlo y también manifestar su profunda gratitud hacia la “Neo” del Penna y, especialmente a NACER, Asociación de Ayuda al Prematuro, el “motor” que permite que, desde 1991, miles de bebés prematuros de una importante zona de influencia, incluso de varios puntos del país, puedan sobrevivir gracias a equipamiento de última generación.
Una asociación que este jueves 18 realizará un té a beneficio y que en pocas horas logró vender todas las entradas gracias a la generosidad de la comunidad.
Elisa Castaño, empleada y mamá de otros cuatro hijos, no se cansa de agradecer: “La contención y el amor que hemos recibido en esos 90 días resultó inolvidable y de muchísima ayuda en un momento de gran desesperación”.
“Cada vez que podemos, visitamos al personal médico, enfermeros, administrativos y hasta las voluntarias denominadas ‘Las Lilas’ que nos dieron tanto amor, además de la Casa Ronald Mc Donald’s, donde también estuve alojada”, repasa Elisa.
“Al ver a mi hija recién nacida me morí de miedo, no sabía qué hacer o decir, solo recuerdo que la enfermera me dio tranquilidad. Me ahogué en un llanto profundo al salir de allí. Llegué a culparme, ya que mis otros hijos habían llegado al mundo por parto natural y sin complicaciones…”.
Así, la pequeña Ruth fue sorteando batallas. “Aprendimos el valor de un gramo y que cada día había que transitarlo así, despacito, a su ritmo, a pasos de caracol, como nos decía su doctora. Recuerdo que las enfermeras la intervenían lo menos posible para no molestarla y tuve que esperar días para poder tocarla”, evoca.
Cuando llegó el día en que por fin pudo tenerla en sus brazos, sintió “flotar en el aire”. Todos los sentimientos la invadieron, miedo, felicidad….
“El tiempo pasaba y deseaba irnos a casa, pero ella tenía otros planes ya que cada vez que intentaban que dejara el oxígeno, no podía. Sufría una inflamación en su garganta y aumentaba el riesgo de colocarle una traqueotomía. Mi mundo se derrumbaba”, rememora.
Cuando el personal del servicio casi se había convertido en familia, Ruth fue derivada al Hospital Sor María Ludovica, en La Plata.
“Me negaba entregar a mi hija a personas desconocidas. Confiaba en el Penna. Finalmente nos fuimos a La Plata y, casi milagrosamente, logró quitarse ella sola el tubo de oxígeno. Ese día se prendió al pecho y a la mamadera. La enfermera me decía que ya podía sostenerla. Fue un momento único, tanto que quise esperar a que llorara antes de abrazarla: nunca antes la había escuchado llorar”, rememora.
La familia regresó al Penna con una sonrisa de oreja a oreja. Dice Elisa que los esperaban con los brazos abiertos.
“Llegó la despedida que nunca fue definitiva porque es el día de hoy que seguimos visitando al personal y llevando donaciones”, repasa.
Ruth, diminuta pero saludable, partió a su casa con todos los recaudos y más de 3 meses de vida.
“Nos llevamos miles de besos y abrazos. Me llevaba a casa a mi pequeña hijita y recuerdo que crucé el pasillo con una felicidad difícil de describir. Mi corazón no cabía en mi pecho”, reflexiona.
Y concluye: “En nombre de Ruth solo quiero decir un ‘gracias’ inmenso a la Neo; a NACER, que posibilita una atención magnífica del bebé prematuro y al personal que tanto nos contuvo”.
NACER: entradas agotadas y la solidaridad de siempre
Nuevamente, el té a beneficio de NACER, organizado por su comisión directiva, agotó sus entradas. Será este jueves 18 a las 16.30 en Colón 67 (Club Argentino).
Desde 1991, la Asociación de Ayuda al Prematuro (NACER), colabora en cubrir las necesidades de la sala de Neonatología del Hospital Interzonal Dr. José Penna, para que los bebés prematuros y con distintas patologías sean asistidos con la mejor tecnología y que favorezca a la capacitación permanente de los médicos y enfermeras de ese servicio público: un orgullo de la ciudad de Bahía Blanca y la zona.
Con los numerosos eventos que se han realizado a lo largo del tiempo no solo se modernizó el equipamiento sino que se remodeló el consultorio de internación conjunta madre/hijo del Hospital Penna.
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