WhatsApp de Publicidad
Seguinos

por José Valle

Carlos Di Sarli, “El señor del tango”

La última actuación de Carlos Di Sarli fue el domingo 9 de marzo de 1959 en el Club Podestá de Lanús.

Por José Valle, productor artístico e historiador del tango.

Cuando siendo muy joven comencé a adentrarme en la historia del tango, leyendo, investigando, escuchando todo material discográfico que encontraba y entrevistando a cantores, cancionistas, músicos, poetas, difusores y coleccionistas, quedé totalmente atrapado por el bello y elegante sonido de la orquesta del maestro Carlos Di Sarli quien, desde el piano, con su mágica zurda le brindaba un fraseo único, fascinante e irrepetible a cada una de sus magníficas interpretaciones. Adorado tanto por los milongueros como por los amantes del tango de tesitura romántica y a la vez cadenciosa, melodiosa y armonizada para ser prolijamente “caminada”.

La vida y mi actividad dentro del género me fueron acercando cada vez más a la vida y la obra del gran maestro bahiense, con el tiempo fui autor, junto al recordado Eduardo Giorlandini y Gabriela Biondo (Gaby “la voz sensual del tango”), del libro biográfico “Carlos Di Sarli, el señor con alma de niño”, productor junto a Néstor Bacega del documental que dirigió el cineasta Alberto Freinquel “El Señor del Tango”, creador y director del festival nacional de tango de la ciudad natal de Don Carlos que lleva su nombre. Tuve el inmenso placer de producir el espectáculo “Homenaje a Carlos Di Sarli” el 27 de agosto de 2011 en la colmada sala del “Teatro de la Ribera” sito en Pedro de Mendoza 1821, en el barrio de La Boca, dentro de las actividades del Festival y Mundial de Tango de la ciudad de Buenos Aires. El mismo fue protagonizado por la cantante Gaby, secundada por el maestro Norberto Vogel, los bailarines Natalia Gastaminza y Gustavo Rodríguez y el historiador y abogado Eduardo Giorlandini que hizo una reseña sobre la vida y obra del pianista bahiense. Se distinguió a tres periodistas y difusores incansables de su obra, Ricardo García Blaya, Anselmo Marini y Luis Tarantino, a su compañera de vida Amelia Gómez de Di Sarli y el cantor Alberto Podestá. Estuvieron presentes las hijas del maestro, Dora y María Cristina.

Cayetano Di Sarli nació un 7 de enero de 1903 en la bella ciudad de los vientos, Bahía Blanca, su padre fue Miguel, oriundo del sur de Italia, y su madre Serafina Russomano.

La familia tenía una armería en la calle San Martín 44 y vivían en una casa de la calle Buenos Aires N° 511 (hoy Yrigoyen). El pequeño Cayetano cursó sus estudios iniciales en el colegio Don Bosco y piano en el conservatorio Williams. En 1915 ya tocaba el piano en lo cines acompañando películas mudas y en una confitería de la ciudad de Santa Rosa, provincia de La Pampa, ambas propiedad de Mario Manara, connacional y amigo de su padre, lo que hizo durante unos dos años.

En 1919 regresó a Bahía Blanca y formó su primera orquesta con la que actuó en Bahía Blanca en el Café Express, ubicado en la esquina de Zelarrayán y Buenos Aires y en el Café Moka, de O´Higgins 50. También hicieron giras por La Pampa, Córdoba, Mendoza, San Juan y Salta. Finalmente, en 1923 se trasladó con su hermano Roque a vivir a Buenos Aires, en esta ciudad cambió su nombre en el registro Civil y pasa a ser Carlos. Antes de constituir su primera agrupación trabajó con el violinista Juan Pedro Castillo, con el trío de Alejandro Scarpino y tuvo un paso fugaz por la orquesta de su admirado Osvaldo Fresedo. Juan “Pacho” Maglio y José María Rizzutti graban su primera composición “Meditación” (que escribió en 1919).

Muy amigo de Enrique Santos Discépolo, lo ayudó a componer la música de algunas de sus letras. “Soy un arlequín” lo estrena Tania en el Folies Bergere y el invitado de gala es Di Sarli en homenaje y agradecimiento por el asesoramiento brindado a su amigo. Entre 1927 y 1928 constituye su primer sexteto. Los cantores Santiago Devin, Ernesto Famá y Fernando Díaz acompañaron a esta formación en grabaciones y actuaciones radiales. Entre el 26 de noviembre de 1928 y el 14 de agosto de 1931 registró 48 temas, que incluían los tangos “T.B.C.” de Edgardo Donato, “Maldita” de Antonio Rodio y Celedonio Flores, “La guitarrita” y “Una noche de garufa” ambos de Eduardo Arolas. En 1932 se incorpora el cantor Antonio Rodríguez Lesende, el célebre Gallego. En 1934 Di Sarli se radicó en Rosario, provincia de Santa Fe, donde integró un pequeño conjunto con el conocido bandoneonista Juan Cambareri, el violinista Alberto Saikievich y el cantor Roberto Pieri.

A fines de 1938 Di Sarli comienza a gestar su gran orquesta que el 1 de enero de 1939 debutó en Radio El Mundo. La integraban los violinistas Roberto Guisado, Ángel Goicoechea y Adolfo Pérez; los bandoneonistas Roberto Gianitelli, Domingo Sánchez y Alberto Mititieri, el contrabajista Domingo Capurro y el cantor Ignacio Murillo, luego reemplazado por Roberto Rufino que en ese momento tenía 16 años. Con esta formación, el 11 de diciembre de 1939 graba para Víctor los tangos “Corazón” (de su autoría, con letra de Héctor Marcó) cantado por Roberto Rufino y “Retirao” de Carlos Posadas.

Los cantores de la orquesta fueron el ya mencionado Roberto Rufino, Antonio Rodríguez Lesende, Agustín Volpe, Carlos Acuña, Alberto Podestá, Osvaldo Cabrera, Jorge Durán, Raúl Rosales, Osvaldo Cordó, Oscar Serpa, Mario Pomar, Argentino Ledesma, Rodolfo Galé, Roberto Florio y Horacio Casares.

De su obra se destacan sin duda, “Milonguero viejo” (dedicado a Fresedo), “Bahía Blanca”, “Nido gaucho”, “Porteño y bailarín”, “Verdemar”, “De qué podemos hablar” y “Otra vez carnaval”, auténticas joyas del género.

Di Sarli fue amigo del gran Juan Carlos Cobián, con quien compartía recíproca admiración. Tuve la oportunidad de tratar y trabajar con muchísima gente que conoció y trabajó con el maestro, como Roberto Rufino, Alberto Podestá, Argentino Ledesma, Horacio Casares, Leopoldo Federico, Federico Scorticati, José Libertella, Julián Plaza, Roberto Chocho Florio, Carlos Acuña, Tania, Enrique Cadícamo y todos, ademas de destacar sus cualidades como músico, resaltaban la calidad humana, de gente de bien del maestro; un verdadero hombre de honor.

En una ocasión, Antonio Carrizo me relató en el restaurant “La Cátedra” que era propiedad de su hijo -Cerviño 4699, Palermo- que cuando tenía apenas 22 años, presenta a la orquesta de Carlos Di Sarli en LR1 Radio El Mundo desde el estudio “A” del edificio de Maipú 555 (hoy Radio Nacional) con capacidad para quinientas personas. Al terminar el espectáculo, cuando Carrizo se retiraba, el portero -apodado el “gallego” Giménez- lo llama y le da un sobre con 200 pesos que le había dejado el maestro Di sarli (era un buen dinero en esa época) y una nota que decía “Para que le compre algo a su nena”.

Aníbal Troilo sentía gran admiración y afecto por Carlos Di Sarli, es más, describe el sonido de la orquesta de Di Sarli y “esas cosas distintas que hacía con sus manos mágicas en el piano” como: “Una especie de campanitas melodiosas que te iluminan. Te dan ganas de bailar”, e iba con Zita al Marabú para caminar la pista.

El maestro Alberto Podestá en muchas oportunidades me dijo: “Por algo a Di Sarli lo llamaban El señor del tango, era un caballero, un gran maestro en todo sentido. Me enseñó muchísimo. Era muy severo, me insistía por ejemplo que no gritara, que fuera cuidadoso con el tratamiento de mi voz. Me decía: Cantá con el interés. El maestro me puso mi nombre artístico, Alberto Podestá, reemplazando al que utilizaba hasta ese entonces, Juan Carlos Morel. La gente lo amaba. En los carnavales llenaba que daba calambre”.

Cuando siendo muy joven comencé a adentrarme en la historia del tango, leyendo, investigando, escuchando todo material discográfico que encontraba y entrevistando a cantores, cancionistas, músicos, poetas, difusores y coleccionistas, quedé totalmente atrapado por el bello y elegante sonido de la orquesta del maestro Carlos Di Sarli quien, desde el piano, con su mágica zurda le brindaba un fraseo único, fascinante e irrepetible a cada una de sus magníficas interpretaciones. Adorado tanto por los milongueros como por los amantes del tango de tesitura romántica y a la vez cadenciosa, melodiosa y armonizada para ser prolijamente “caminada”.

La vida y mi actividad dentro del género me fueron acercando cada vez más a la vida y la obra del gran maestro bahiense, con el tiempo fui autor, junto al recordado Eduardo Giorlandini y Gabriela Biondo (Gaby “la voz sensual del tango”), del libro biográfico “Carlos Di Sarli, el señor con alma de niño”, productor junto a Néstor Bacega del documental que dirigió el cineasta Alberto Freinquel “El Señor del Tango”, creador y director del festival nacional de tango de la ciudad natal de Don Carlos que lleva su nombre. Tuve el inmenso placer de producir el espectáculo “Homenaje a Carlos Di Sarli” el 27 de agosto de 2011 en la colmada sala del “Teatro de la Ribera” sito en Pedro de Mendoza 1821, en el barrio de La Boca, dentro de las actividades del Festival y Mundial de Tango de la ciudad de Buenos Aires. El mismo fue protagonizado por la cantante Gaby, secundada por el maestro Norberto Vogel, los bailarines Natalia Gastaminza y Gustavo Rodríguez y el historiador y abogado Eduardo Giorlandini que hizo una reseña sobre la vida y obra del pianista bahiense. Se distinguió a tres periodistas y difusores incansables de su obra, Ricardo García Blaya, Anselmo Marini y Luis Tarantino, a su compañera de vida Amelia Gómez de Di Sarli y el cantor Alberto Podestá. Estuvieron presentes las hijas del maestro, Dora y María Cristina.

Cayetano Di Sarli nació un 7 de enero de 1903 en la bella ciudad de los vientos, Bahía Blanca, su padre fue Miguel, oriundo del sur de Italia, y su madre Serafina Russomano.

La familia tenía una armería en la calle San Martín 44 y vivían en una casa de la calle Buenos Aires N° 511 (hoy Yrigoyen). El pequeño Cayetano cursó sus estudios iniciales en el colegio Don Bosco y piano en el conservatorio Williams. En 1915 ya tocaba el piano en lo cines acompañando películas mudas y en una confitería de la ciudad de Santa Rosa, provincia de La Pampa, ambas propiedad de Mario Manara, connacional y amigo de su padre, lo que hizo durante unos dos años.

En 1919 regresó a Bahía Blanca y formó su primera orquesta con la que actuó en Bahía Blanca en el Café Express, ubicado en la esquina de Zelarrayán y Buenos Aires y en el Café Moka, de O´Higgins 50. También hicieron giras por La Pampa, Córdoba, Mendoza, San Juan y Salta. Finalmente, en 1923 se trasladó con su hermano Roque a vivir a Buenos Aires, en esta ciudad cambió su nombre en el registro Civil y pasa a ser Carlos. Antes de constituir su primera agrupación trabajó con el violinista Juan Pedro Castillo, con el trío de Alejandro Scarpino y tuvo un paso fugaz por la orquesta de su admirado Osvaldo Fresedo. Juan “Pacho” Maglio y José María Rizzutti graban su primera composición “Meditación” (que escribió en 1919).

Muy amigo de Enrique Santos Discépolo, lo ayudó a componer la música de algunas de sus letras. “Soy un arlequín” lo estrena Tania en el Folies Bergere y el invitado de gala es Di Sarli en homenaje y agradecimiento por el asesoramiento brindado a su amigo. Entre 1927 y 1928 constituye su primer sexteto. Los cantores Santiago Devin, Ernesto Famá y Fernando Díaz acompañaron a esta formación en grabaciones y actuaciones radiales. Entre el 26 de noviembre de 1928 y el 14 de agosto de 1931 registró 48 temas, que incluían los tangos “T.B.C.” de Edgardo Donato, “Maldita” de Antonio Rodio y Celedonio Flores, “La guitarrita” y “Una noche de garufa” ambos de Eduardo Arolas. En 1932 se incorpora el cantor Antonio Rodríguez Lesende, el célebre Gallego. En 1934 Di Sarli se radicó en Rosario, provincia de Santa Fe, donde integró un pequeño conjunto con el conocido bandoneonista Juan Cambareri, el violinista Alberto Saikievich y el cantor Roberto Pieri.

A fines de 1938 Di Sarli comienza a gestar su gran orquesta que el 1 de enero de 1939 debutó en Radio El Mundo. La integraban los violinistas Roberto Guisado, Ángel Goicoechea y Adolfo Pérez; los bandoneonistas Roberto Gianitelli, Domingo Sánchez y Alberto Mititieri, el contrabajista Domingo Capurro y el cantor Ignacio Murillo, luego reemplazado por Roberto Rufino que en ese momento tenía 16 años. Con esta formación, el 11 de diciembre de 1939 graba para Víctor los tangos “Corazón” (de su autoría, con letra de Héctor Marcó) cantado por Roberto Rufino y “Retirao” de Carlos Posadas.

Los cantores de la orquesta fueron el ya mencionado Roberto Rufino, Antonio Rodríguez Lesende, Agustín Volpe, Carlos Acuña, Alberto Podestá, Osvaldo Cabrera, Jorge Durán, Raúl Rosales, Osvaldo Cordó, Oscar Serpa, Mario Pomar, Argentino Ledesma, Rodolfo Galé, Roberto Florio y Horacio Casares.

De su obra se destacan sin duda, “Milonguero viejo” (dedicado a Fresedo), “Bahía Blanca”, “Nido gaucho”, “Porteño y bailarín”, “Verdemar”, “De qué podemos hablar” y “Otra vez carnaval”, auténticas joyas del género.

Di Sarli fue amigo del gran Juan Carlos Cobián, con quien compartía recíproca admiración. Tuve la oportunidad de tratar y trabajar con muchísima gente que conoció y trabajó con el maestro, como Roberto Rufino, Alberto Podestá, Argentino Ledesma, Horacio Casares, Leopoldo Federico, Federico Scorticati, José Libertella, Julián Plaza, Roberto Chocho Florio, Carlos Acuña, Tania, Enrique Cadícamo y todos, ademas de destacar sus cualidades como músico, resaltaban la calidad humana, de gente de bien del maestro; un verdadero hombre de honor.

En una ocasión, Antonio Carrizo me relató en el restaurant “La Cátedra” que era propiedad de su hijo -Cerviño 4699, Palermo- que cuando tenía apenas 22 años, presenta a la orquesta de Carlos Di Sarli en LR1 Radio El Mundo desde el estudio “A” del edificio de Maipú 555 (hoy Radio Nacional) con capacidad para quinientas personas. Al terminar el espectáculo, cuando Carrizo se retiraba, el portero -apodado el “gallego” Giménez- lo llama y le da un sobre con 200 pesos que le había dejado el maestro Di sarli (era un buen dinero en esa época) y una nota que decía “Para que le compre algo a su nena”.

Aníbal Troilo sentía gran admiración y afecto por Carlos Di Sarli, es más, describe el sonido de la orquesta de Di Sarli y “esas cosas distintas que hacía con sus manos mágicas en el piano” como: “Una especie de campanitas melodiosas que te iluminan. Te dan ganas de bailar”, e iba con Zita al Marabú para caminar la pista.

El maestro Alberto Podestá en muchas oportunidades me dijo: “Por algo a Di Sarli lo llamaban El señor del tango, era un caballero, un gran maestro en todo sentido. Me enseñó muchísimo. Era muy severo, me insistía por ejemplo que no gritara, que fuera cuidadoso con el tratamiento de mi voz. Me decía: Cantá con el interés. El maestro me puso mi nombre artístico, Alberto Podestá, reemplazando al que utilizaba hasta ese entonces, Juan Carlos Morel. La gente lo amaba. En los carnavales llenaba que daba calambre”.

La última actuación de Carlos Di Sarli fue el domingo 9 de marzo de 1959 en el Club Podestá de Lanús.

Se fue a los 57 años un 12 de enero de 1960 en Olivos (Pcia. de Bs. As.). Si se conjuga tango con talento, personalidad, ritmo, armonía y caballerosidad hay un nombre que puede vislumbrarse con gran claridad, y si a estas características agregamos “Bahía Blanca” sin duda es Carlos Di Sarli el único que puede corresponderse con tan acertadas y halagadoras características.

Se fue a los 57 años un 12 de enero de 1960 en Olivos (Pcia. de Bs. As.). Si se conjuga tango con talento, personalidad, ritmo, armonía y caballerosidad hay un nombre que puede vislumbrarse con gran claridad, y si a estas características agregamos “Bahía Blanca” sin duda es Carlos Di Sarli el único que puede corresponderse con tan acertadas y halagadoras características.

Lo más leído