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INFORME ESPECIAL

Podología, una especialidad que gana terreno en la salud de los bahienses

El cuidado de los pies, un aspecto clave para mejorar la calidad de vida. Consejos para entender la sintomatología, más allá de la estética. La opinión de una especialista. Y testimonios de pacientes, en primera persona.

Por Leandro Grecco
[email protected] – Instagram: @leandro.grecco – Twitter: @leandrogrecco

Los pies son una pieza fundamental para mantener un buen estado de salud general pues en ellos se sustenta todo el cuerpo. Una lesión, aún sin ser grave, puede alterar la forma de caminar y terminar provocando sobrecargas musculares, dolores de rodilla o problemas de espalda, entre otros.

No son pocos los que dicen que normalmente nos olvidamos de los pies porque los tenemos muy lejos de la vista. Sea por la razón que fuere, la realidad es que no les prestamos toda la atención y cuidados que necesitan. Incluso, la sintomatología de diversas enfermedades se manifiesta en el extremo de los miembros inferiores, ocasionando problemas que pueden tornarse muy dolorosos, hasta irreversibles.

Bahía Blanca no escapa a las generalidades de lo que ocurre en otros distritos del país. La necesidad de generar conciencia sobre el cuidado de la base del esqueleto aparece como una impostergable medida cultural que se puede arraigar, incluso entre las generaciones más jóvenes, más permeables a partir de la educación. En La Brújula 24, una especialista desglosó la temática y el testimonio de dos familiares de pacientes que ayudan a comprender que no se trata de un tema menor.

La importancia en la elección del calzado adecuado

María Beatriz Rosviar es Técnica Podóloga UGR graduada en la Universidad de Buenos Aires (Matrícula Nacional Nº 3917 – Matrícula Provincial Nº 2458) aportó su conocimiento en La Brújula 24, desde su consultorio ubicado en Lamadrid al 500, especializado en la atención integral del pie. 

“Las patologías por la que concurren a la consulta los pacientes en su gran mayoría corresponde a lesiones por onicocriptosis (uña encarnada), heloma (callos), papilomas (verrugas), hiperqueratosis (durezas en metatarso o talón), úlceras (mal perforante plantar) y una gran diversidad de dolores que afectan la marcha o carrera”, indicó Rosviar, ante la primera requisitoria de este diario digital.

A continuación, refirió que “cuando el paciente concurre se le realiza una historia clínica con sus antecedentes de salud, medicación que utiliza y calzado en uso. Se realizan valoraciones vasculares y sensitivas sobre todo si posee alguna enfermedad sistémica. La atención se centra en dos puntos básicos: la observación y la palpación”.

“La primera nos va a permitir notar las presencia de algunos factores de riesgo como la sequedad en la piel, la falta de bellos, la sudoración excesiva, la coloración, forma y grosor de las uñas, la textura de la piel, la temperatura de ambos pies y la presencia de lesiones o solución de continuidad presente en alguno de ellos. La palpación nos enfoca en la estructura músculo-esquelética del pie, teniendo en cuenta sus deformaciones y rangos de movimiento de las articulaciones”, expresó la profesional, respondiendo al cuestionario que pretende aclarar dudas en la población.

No obstante, manifestó que “la evaluación completa nos orientará hacia un diagnóstico presuntivo que podrá ser atendida o no por el podólogo, pero seguramente surgirá de ello la derivación a otro profesional para su tratamiento. Por esto es tan importante el trabajo en equipo multidisciplinario”.

“La pedicuría es la madre de la podología y esta actividad tuvo un desarrollo importante en la atención primaria de los pies, con una base empírica en sus comienzos. Hoy en día ha evolucionado hacia la podología, como rama auxiliar de la medicina. Su estudio es una carrera de grado, con base puramente científica”, diferenció Rosviar.

Por ello, recalcó que “en consecuencia, el podólogo es el único profesional formado académicamente y habilitado para tratar las enfermedades del pie. Cuenta con una matrícula habilitante del Ministerio de Salud Nacional y Provincial. Desarrolla sus capacidades en forma individual o en equipos transdisciplinarios como la dermatología, traumatología, endocrinología, clínica médica y kinesiología”.

“El uso de calzado adecuado para cada actividad que se realice es uno de los pilares fundamentales en la salud del pie. Las plantillas son soportes ortésicos que colaboran en la estabilidad ósea y balance muscular para evitar la fatiga y colaborar como medio de propiocepción cuando está afectada la marcha”, destacó, sobre el segmento final de sus apreciaciones.

Asimismo, aclaró que “también activan la BIAS o red venosa de Lejars mejorando la circulación de retorno. Evitan zonas de sobrecarga causantes de lesiones graves como el mal perforante plantar en pacientes con Diabetes como así también amortigua los impactos en deportes donde se requiere gran necesidad de actividad muscular del miembro inferior”.

“Para la realización de plantillas se necesita el uso de tecnología que nos brinde información del paciente en estática, dinámica, equilibrio y estabilidad. Niños, adolescentes, adultos y gerontes son tratados en función de la prevención de lesiones que afecten su calidad de vida a futuro”, finalizó la profesional.

Testimonios de bahienses en primera persona

  • “Mi hermana se llama María, tiene 60 años, es diabética y padece vasculitis, por esta contingencia que le presenta la vida, algunos de sus dedos debieron ser amputados, por lo tanto su marcha se ve afectada y es necesaria la atención de una podóloga que controle sus pies de posibles heridas que compliquen aún más su enfermedad.
    En este sentido quiero destacar que la profesional que la atiende es muy humana y su calidez ayuda para que el proceso sea afrontado del mejor modo posible. El tratamiento comenzó hace unos cinco años, implica cuidados diarios, controlar cualquier tipo de cambio que se pueda observar en sus dedos, ya sea a partir de la aparición de ampollas o heridas sin un origen aparente.
    Debo decir que ella nunca se sintió discriminada, aunque al tener que movilizarse sobre una silla de ruedas, se le dificulta desplazarse por las veredas de la ciudad, que son un verdadero desastre y no están pensadas para personas con movilidad reducida”.

“Mi hija (Julieta) de 11 años nació con una patología en las uñas de manos y pies llamada paquioniquia congénita hereditaria, la cual también padece su papá. En un principio le cortaba las uñas, hasta que un día hablando, con mi mamá, llegamos a contactar a una especialista. Desde hace más de cinco años que inició su tratamiento y la vida de Julieta cambió ostensiblemente.
Su podóloga atiende no solo sus pies, sino también las manos, donde sufre del mismo diagnóstico. Una vez al año acude a la dermatóloga, quien la revisa y suministra cremas para que no sienta el dolor, en especial en las uñas de las manos donde se manifiestan los principales síntomas. Al principio aparece una infección y luego se le caen.
En la guardia de los hospitales le han suministrado medicación para bajar la inflamación de sus dedos, pero era solo algo paliativo. Luego de varios años, hoy puedo decir que ya no se manifiesta la infección y, si bien las uñas se le siguen cayendo, luego vuelven a crecer. Incluso, minimizamos la posibilidad de que Julieta pierda la visión o audición por esta misma condición que arrastra desde hace tanto tiempo
Gracias al tratamiento, sus uñas mejoraron ostensiblemente. Ella se siente mucho mejor, ya no sufre como antes. Si bien se trata de una enfermedad con la que deberá convivir durante el resto de su vida, cuando cumpla la mayoría de edad podrá por sí sola realizar las tareas de cuidado, o bien continuar yendo a la profesional podóloga que hoy la atiende y le permitió tener una cotidianidad como la del resto de los chicos de su edad”.

La evolución de un tratamiento, en la parte superior el resultado tras tres años de atención.

Una práctica milenaria y un llamado a la reflexión

El tratamiento de los pies se remonta al Antiguo Egipto, con el faraón Amenofis IV, que contaba con diversos servidores o asistentes, entre ellos los que se dedicaban a la atención de sus pies. En las excavaciones realizadas se puede observar representaciones pictóricas de una operación en el primer dedo. Así en algunas momias encontradas hay ausencia de callosidades y coloración de las uñas con una sustancia denominada heme.

Entendiendo la podología como una ciencia auxiliar de la medicina que tiene por objeto el estudio, diagnóstico y tratamientos de las enfermedades y alteraciones que afectan al pie y su zona de influencia, resulta indispensable entender que no se trata de un aspecto para nada menor. En definitiva, son los pies la herramienta para lograr lo que muy pocas especies pueden ostentar: su condición para mantenerse erguido. Y no es poca cosa.

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