Gabriela Arias Uriburu: un camino de transformación para sanar heridas

“Todo lo que sucede no es ni bueno ni malo, sino necesario”. Ella, conoce cada letra de ese abecedario que conforma la historia de su vida; vivencias de una Mujer que conmovieron a la sociedad argentina para luego disolver las fronteras geográficas del mundo con un mensaje nacido en el corazón de una madre incansable.

En la biografía de Gabriela Arias Uriburu, embajadora de Paz y ejemplo de resiliencia y transformación, existe un capítulo determinante: se casó en Guatemala en 1991 con Imad Shaban, jordano; de ese vínculo nacieron tres hijos: Karim, Zahira y Sharif. Seis años después, en 1997, Gabriela decide divorciarse obteniendo la tenencia de sus hijos… pero el 10 de diciembre de ese mismo año, Shaban, se lleva de manera ilegal a Karim, Zahira y Sharif a Jordania. A partir de ese momento, el dolor de Gabriela por recuperar a sus hijos y volver a verlos fue de todos.

La encrucijada planteaba, según sus propias palabras, “sucumbir ante lo impuesto, dejándose morir, enloqueciendo e intentar un contrasecuestro con riesgo de vida para sus hijos, o transformar la agresión en salud y un futuro para sus hijos, para ella y toda la familia”. Gabriela eligió este último camino y triunfó. Desde el año 2010, sin necesidad de accionar legalmente, la fundadora de Niños Unidos para el Mundo está en constante vínculo con sus hijos, viajando a su lugar de residencia.

No obstante, el camino recorrido es lo que transformó la vida de Gabriela y desde esa evolución transmite su mensaje. En ese tránsito guiado por la perseverancia y el corazón, conoció a nuestra eterna Natty Petrosino con quien colaboró intensamente y a quien define como “nuestra Madre Teresa Argentina”.

Hoy, desde las 19.20 horas, en el Instagram Live de La Brújula 24 -@labrujula24ok-, Gabriela Arias Uriburu, compartirá las distintas etapas en su camino de sanación, cómo fue y es el vínculo profundo que la une a Natty Petrosino y los objetivos de su permanente tarea para que los derechos del niño se conviertan en una cuestión de Estado.