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relato de una pesadilla

“Se les caía la cocaína de la nariz y uno de los ladrones abusó de mí”

Vanina explicó el calvario vivido en el asalto en La Pinta al 700. “Si mi hijo no escapaba para pedir ayuda, me quemaban la cara con aceite”, contó.

Vanina relató el calvario vivido durante un grave hecho de inseguridad ocurrido anoche, minutos antes de las 21, en el interior de la vivienda en la que reside junto a sus tres hijos ubicada en La Pinta al 700, hecho por el cual fueron detenidos dos delincuentes que le hicieron pasar una verdadera pesadilla.

En diálogo con LA BRÚJULA 24, visiblemente afectada por la situación (física y psicológicamente) recapituló, haciendo una crónica del macabro episodio que pudo ser esclarecido por el rápido accionar de uniformados y el arrojo de uno de sus hijos.

“Me estaba tatuando en casa. Estaba con dos amigas y mis tres hijos. Miré para la ventana del living y veo que entran dos pibes flaquitos con las pistolas en la mano. Me agarraron del pelo, me empezaron a pegar fierrazos y me pedían la plata. Yo les decía que no tenía más dinero que el que había arriba de la mesa. Estaban re drogados, la cocaína se les caía de la nariz”, destacó la mujer, en el inicio de su charla con el periodista Germán Sasso.

Y agregó: “Les pedía que se tranquilicen, que revisen todo que lo único que tengo de valor son dos televisores y la computadora de mis hijos. Uno me llevó arrastrándome hasta la pieza y el otro me decía que me iban a quemar la cara con aceite. Me puse dura y me empezó a toquetear los pechos y por abajo del pantalón. Apareció el otro y le decía ‘qué hacés, violín’, y me empezó a pegar”, rememoró, describiendo que el piso quedó lleno de sangre.

“Cuando vi la luz de los patrulleros, vi que mi hermano entró con la Policía pateando la puerta y uno de los ladrones les disparó a la altura de la cara. Me quería usar de escudo hasta que un efectivo le dio un culatazo en la cabeza, logrando que me suelte. Cuando mi hijo de 13 años escuchó todo, saltó por la ventana para avisar. Fue a la casa de mi hermano y ahí llamaron al 911. Si no llegaba la Policía, me iban a quemar la cara con aceite. Estaban dados vuelta, gritaban como locos, querían plata”, sostuvo una de las víctimas en otro segmento del testimonio radial.

Imágenes sensibles.

Vanina consideró que los asaltantes tenían un dato erróneo: “Somos personas humildes. Al tatuador le rompieron la cabeza. Tengo toda la cabeza rajada. Gracias a Dios el nene pudo salir, porque sino esto no iba a terminar bien. Tengo una casa de dos pisos que estoy construyendo hace 15 años, la estoy haciendo de a poco. Mi marido está detenido, vivo sola con mis hijos. Acá vivimos al día y comemos lo que tenemos. Quizás tenían un dato equivocado. Sé quiénes son los delincuentes, aunque no los conocía de cara. La Policía me dijo que uno de ellos es tuerto y que son de Noroeste. El otro fue el que me abusó”.

“Me llevaron a la comisaría pero no quise ir al hospital para no dejar la casa y los nenes. No quería poner rejas, pero ahora no voy a tener opción, en especial por mis hijos”, concluyó, recordando que hace casi un año había sido baleada en la espalda cuando circulaba en un auto: “Nunca supe qué pasó en aquella ocasión, quizás era un tiroteo entre dos bandos y yo quedé en el medio”.

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