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Cómo los cambios bruscos de clima afectan nuestra salud

No solo alteran el entorno en general, también desencadenan alergias, agravan enfermedades respiratorias y afectan el bienestar general. Cuál es el impacto y qué medidas tomar.

Por Juan Tucat, redacción de La Brújula 24 (@JuanTucat)

Los cambios repentinos de clima no solo nos obligan a modificar la ropa que usamos a diario, también generan efectos en el cuerpo, especialmente en el sistema respiratorio, provocando o intensificando síntomas alérgicos. Estornudos, ojos llorosos, congestión nasal y tos son apenas algunas de las señales que muchas personas experimentan cada vez que la temperatura sube o baja bruscamente.

Durante la primavera y el otoño -como ahora por estas latitudes- estaciones marcadas por la inestabilidad climática, los cuadros alérgicos se multiplican. El aumento de la humedad, los vientos fuertes y la mayor concentración de polen en el aire hacen que quienes padecen rinitis alérgica o asma sufran una notable exacerbación de sus síntomas. Los especialistas explican que el organismo reacciona de manera exagerada ante sustancias normalmente inofensivas, como el polvo, los ácaros o el polen de plantas.

Pero no solo el polen es responsable de estas molestias. El aire frío y seco del invierno puede irritar las vías respiratorias y hacer que se inflamen, provocando congestión nasal, estornudos y dificultad al respirar. El sistema inmunológico también puede debilitarse, haciendo aún más vulnerable al cuerpo frente a infecciones respiratorias. Y aquellas personas con antecedentes alérgicos son más sensibles a estos cambios, pero cualquiera puede presentar síntomas si hay exposición prolongada.

Tiempo atrás, el equipo de La Brújula 24 habló al respecto con Andrea Irene Mariño, médica especialista en Alergia e Inmunología Infantil, quien además se desempeña como Jefa de la Unidad de Alergia e Inmunología del Hospital Municipal. "Si hablamos de las alergias a pólenes de primavera, hay que decir es que estamos hablando de grupo. Pero también hay gente que tiene alergias por pólenes de invierno o por árboles. Cada época tiene sus pólenes que afectan al individuo", indicó.

Y agregó, entre varios conceptos: "Después están los síntomas de rinitis, cuando chorrea por la nariz una rinorrea acuosa, una secreción transparente que parece agua, con la famosa crisis de estornudos", ejemplificó la profesional. "La persona a veces empieza a roncar, o a tener más sed por respirar con la boca abierta".

"Lo más común es la alergia a los ácaros del polvo doméstico, que uno los tiene todo el año y tiene contacto siempre. Dependerá de la duración de los síntomas, más allá del tratamiento", consideró la especialista.

Por otra parte, la presión atmosférica y los niveles de humedad también juegan un papel clave.

Cuando estos factores varían rápidamente, pueden afectar a las mucosas nasales y oculares, generando inflamación, picazón y lagrimeo. Los especialistas recomiendan ventilar bien los ambientes, evitar la acumulación de polvo, y en los días de alta concentración de polen, limitar salidas al aire libre durante la mañana y la tarde, que son momentos de mayor carga en el aire.

La alergia estacional, además de los síntomas físicos, puede generar fatiga, irritabilidad y dificultades para concentrarse. Estas manifestaciones afectan nuestra calidad de vida y el rendimiento cotidiano, sobre todo cuando se prolongan en el tiempo. Por eso, es clave consultar con un profesional para identificar los alérgenos responsables y seguir un tratamiento adecuado, que puede incluir desde antihistamínicos hasta inmunoterapia.

En definitiva, el cuerpo humano reacciona ante los cambios climáticos de múltiples maneras, pero el sistema respiratorio es uno de los más afectados. Aprender a reconocer los síntomas, tomar medidas preventivas y consultar a tiempo puede marcar la diferencia, especialmente para quienes sufren alergias de forma recurrente.

“Lo estamos padeciendo y no nos damos cuenta”

El doctor Jorge Draghi, columnista especializado de La Brújula 24, lanzó una advertencia clara sobre las consecuencias del cambio climático, subrayando que sus efectos van mucho más allá de los fenómenos naturales que solemos ver en los medios. "No cabe la menor duda de que el cambio climático afecta no solamente a lo que vemos por televisión habitualmente, a los témpanos, a los glaciares, a las sequías, sino también tiene un impacto directo sobre la salud del ser humano", afirmó el especialista.

Según Draghi, este fenómeno global está favoreciendo el avance de múltiples enfermedades que ya están empezando a afectar la calidad de vida en distintas regiones. En ese sentido, detalló que existen patologías asociadas a vectores como el zika, la chikungunya, el dengue y la malaria, todas vinculadas con el aumento de temperaturas y los cambios en los patrones de humedad. Además, mencionó que también se agravan enfermedades respiratorias como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, al igual que los cuadros gastrointestinales como las diarreas.

El médico subrayó que el cambio en las condiciones climáticas —el aumento de las olas de calor, los períodos de frío intenso y la humedad persistente— incide directamente en la salud. “Hemos visto el cambio de clima en cuanto a las temperaturas, el golpe de calor por un lado, mucho frío, humedad, hace que enfermedades reumáticas, enfermedades respiratorias tengan una declinación en sí misma”, explicó, remarcando que los efectos no se limitan a molestias pasajeras sino a afecciones crónicas y potencialmente graves.

El doctor Jorge Draghi, especialista en Neumonología y columnista del programa "Bahía Hoy"

En su análisis, Draghi insistió en que el cambio climático no es un concepto lejano, sino una realidad que ya está alterando la vida cotidiana de las personas. Las consecuencias de estas variaciones en el clima se sienten en hospitales, en centros de atención primaria y en las familias que deben lidiar con enfermedades antes poco frecuentes en ciertas zonas geográficas. Para el especialista, esta situación exige una respuesta urgente por parte de la sociedad.

Por último, lanzó un llamado a la reflexión y a la acción: “Por eso no queda otra que tratar de cuidar a nuestro planeta, porque lo estamos padeciendo y parece que no nos damos cuenta”. Con esas palabras, instó a tomar conciencia sobre el vínculo estrecho entre el ambiente y la salud pública, y a comprometerse con hábitos y políticas que permitan frenar el deterioro ambiental.

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