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La venganza será terrible

Un sector del radicalismo ya activó la persecución contra aquellos que desarmaron la operación en el Caso Facundo. Los detalles del escandaloso y grave entramado que busca disciplinar a los que no compraron la ficción del “desaparecido en democracia”.


La persecución radical

Hace años, desde este diario, se viene informando sobre la Causa Facundo. Casi en soledad, se han expuesto -y denunciado- los intereses espurios que motivaron la instalación de una mentira perversa y atroz: la desaparición forzada.

A cuatro años de la muerte del joven Astudillo Castro son pocos los que se animan públicamente a sostener la teoría del secuestro y asesinato. Es que hace rato que las pruebas -de todo tipo y color- demostraron que no hubo ni desaparición, ni crimen ni nada de lo que contó la “historia oficial”. En paralelo, esas mismas pruebas también sirvieron para dejar expuestos los hilos de quienes realizaron las maniobras para instalar y sostener tamaña falsedad.

Es que más allá de los “repetidores de fakes news” (algunos ingenuos y otros pagos), los intereses y la conveniencia política marcaron el tiempo del caso y jugaron su propio partido. Sin duda, los más perversos fueron aquellos que, a sabiendas de la verdad de los hechos, insistieron en sostener un delito imaginario y, peor aún, inventar culpables de algo que nunca sucedió.

A medida que pasa el tiempo, queda cada vez más claro que todo tuvo un trasfondo estrictamente político: un sector del radicalismo aparece nítidamente involucrado en la operación.

A semanas de la muerte de Facundo, la diseminación de falacias en los medios masivos de comunicación fue una “bola de nieve” gigantesca. Básicamente se trataba de un ataque político y directo al Gobernador de la Provincia. Se podía leer y escuchar que “Axel Kicillof tenía su Caso Maldonado” y que “los K tenían a su primer desaparecido en democracia”.

La diputada nacional Karina Banfi tuvo un rol clave. Mientras reconocía no conocer nada del expediente judicial, no dudó en asegurar que se trataba de “un caso de violencia institucional”. Llegó a pedir la renuncia de funcionarios provinciales y aseguró que quién pisaba territorio bonaerense “terminaba desaparecido”.

Según reveló el libro Operación Facundo, en un zoom interno del radicalismo bonaerense, llegaron a confesar la utilización política que estaban haciendo del caso y hasta celebraron haberlo agitado en los medios más importantes del país. Huelgan los comentarios.

En ese libro de investigación, también queda expuesta la relación del legislador radical -de la Sexta Sección- Emiliano Balbín con el dirigente Luciano Peretto, uno de los abogados de la querella.

Peretto no es otro que el responsable de haberle dado inicio al caso. Lo hizo tras la presentación de tres “testigos clave”. El trío -todos integrantes de una misma familia vinculada a un conocido delincuente que robaba para la policía- declararon haber visto como “chupaban” a Facundo y lo secuestraban en un patrullero. El hecho -declarado bajo juramento- nunca sucedió. Hay decenas de pruebas que desmienten ese y otros episodios relatados por los “testigos”. Los mentirosos aún gozan de impunidad.

Peretto fue presidente del Concejo Deliberante de Villarino -distrito donde sucedió el caso- y, según cuentan correligionarios, su intención era aprovechar el caso para desbancar al intendente massista Carlos Bevilacqua. La versión adquiere seriedad si se tiene en cuenta que, también con falsedades varias, acusaron al jefe comunal de “encubrir la desaparición forzada”.

Pero pese a los esfuerzos, y algunas colaboraciones judiciales-mediáticas, la verdad se impuso. Es que tarde o temprano los hechos hablan por sí solos.

El aporte de la ciencia y la tecnología fueron clave para la averiguación de la verdad. El Equipo Argentino de Antropología y el Conicet dieron su veredicto sobre la muerte de Facundo en la ría de Bahía Blanca. Murió ahogado en ese mismo lugar sin la participación de terceras personas. Nadie lo mató, ni lo secuestró, ni lo torturó, ni desmembró, ni manipuló, ni plantó su cadáver, como tantas veces se había repetido en la prensa.

Todas las versiones que se inventaron quedaron en ridículo con la palabra de los profesionales. Incluso, con sólo aplicar la observación objetiva, la lógica y el sentido común los hechos se explicaban sin más esfuerzo. Desinflada la “desaparición forzada”, los grandes medios pasaron de página. No interesaba contar los últimos capítulos. En muchos, quedó instalada la mentira.

Idiota útil

En toda esta historia hay un personaje central. Un “idiota útil”, que fue clave para sostener la mentira y, más que nada, generar el estrépito público.

Se trata del sembrador serial de pruebas Marcos Herrero. “El Peritrucho”, como se lo ha bautizado acertadamente en este diario, trabajó esforzadamente para “descubrir” las “evidencias” que le dieran impacto mediático al caso. Sus fraudes consistieron en “encontrar” amuletos, sangre y olores de la supuesta víctima. Todo ficción y de la peor calidad.

Pese a que todo era muy bizarro, la gran mayoría de los medios “compraban” y luego, “vendían” a la platea las hazañas y los “fantásticos hallazgos” de este superesclarecedor.

Desde aquel momento, en estas páginas se vino denunciando el accionar irregular del perito de parte; sin embargo, la protección era tan fuerte que siguió floreándose impunemente.

Y no sólo eso: utilizó el Caso Facundo para facturar en otras causas “famosas”, en donde cometió nuevos delitos sembrando pruebas para seguir engañando y mintiendo.

Recientemente, la Corte mendocina le confirmó una condena por haber plantado una cabeza humana, intentando hacerle creer a la Justicia que pertenecía a una mujer desaparecida y así culpar a un inocente.

En otro expediente del Gran Buenos Aires se acerca a la imputación por haber mandado inocentes a la cárcel al declarar que sus perros olían a la víctima en el baúl del auto de un mecánico.

Herrero, de profesión policía, llegó a tener un esqueleto en su casa de los que extraía huesos cada vez que lo convocaban para participar de algún caso. Un día, cercado por la investigación del fiscal Gustavo Pirello, mientras ingresaban a detenerlo revoleó los huesos al vecino para evitar aparecer como lo que verdaderamente siempre fue: un coleccionista de huesos.

La venganza

En los últimos días parece haberse dado comienzo a una nueva etapa de la Operación Facundo: la venganza. Da la impresión de ser una vendetta hacia quiénes no compraron el relato propuesto y desmantelaron el montaje.

Así como periodistas de este medio fueron amenazados y difamados por no se someterse a repetir mentiras. O la testigo H, que fue quien llevó a Facundo por la Ruta 3 (más adelante del lugar en la que afirmaban había sido secuestrado), tuvo soportar presiones estatales imperdonables; ahora Gabriela Marrón, la primera jueza del caso, está recibiendo la devolución de gentilezas por no haber “comprado” la desaparición forzada.

Otra vez, la UCR

Hace dos semanas, el senador radical e integrante del Consejo de la Magistratura Eduardo “Peteco” Vischi se convirtió en punta de la lanza para hacerle sentir el rigor a la magistrada bahiense.

En los pasillos legislativos cuentan que, enterados de que Marrón aparece en una terna para cubrir el cargo de camarista en la ciudad de La Plata, las alarmas se activaron. “Esta mina no pasa ni en pedo”, se escuchó decir. El “modo venganza” estaba activado.

Vischi pidió la citación de la jueza ante la comisión de disciplina por el Caso Facundo. En la sesión del 16 de abril, señaló que “hay que llamarla para que nos explique algunas posiciones que ha tenido en esta causa”.

El senador correntino, que no debe conocer el expediente ni de carambola, habría recibido sugerencias de dos colegas correligionarias para “ir para adelante”.

La denuncia contra Marrón estaba “planchada” hace tres años. Y se reactivó mágicamente. Incluso, y técnicamente hablando, el proceso estaría prescripto para cuando tenga que hacer el descargo el próximo 8 de mayo. No existen las casualidades. La intencionalidad es manifiesta.

El expediente se había iniciado tras una presentación de la Comisión Provincial de la Memoria, que se constituyó como querellante en la Causa Facundo.

Lo más ridículo -y grave- es que Marrón es cuestionada por no haber avalado las pruebas truchas aportadas por Herrero, por no haber comprado pescado podrido. Dicho de otra forma: la persiguen por hacer su trabajo correctamente y haber descartado evidencia falsa.

Es el mundo del revés, pues si la magistrada hubiese convalidado el accionar fraudulento del peritrucho no tendría cuestionamientos y su carrera judicial -probablemente- estuviese corriendo sobre rieles. Otros, indignos, se sometieron y lograron premios.

A confesión de parte.

En la denuncia de la Comisión por la Memoria se puede leer:

Con las pruebas que existen en la causa Facundo Astudillo Castro, la hipótesis más robusta sigue siendo la desaparición forzada seguida de muerte. Esta valoración es compartida por la querella familiar, la Comisión Provincial por la Memoria y los fiscales Andrés Heim y Horacio Azzolín. En la arbitrariedad de sus decisiones, tendientes a concluir la investigación sin llegar a la verdad, se pronuncia extensamente para desacreditar el perito de parte, el adiestrador canino Marcos Herrero.

Huelgan los comentarios.

Mientras se ejecuta la venganza contra Marrón, Herrero sigue acumulando causas por sus delitos. En el Caso Facundo está con procesamiento firme -dictado por el juez Walter Da Silva y confirmado por Cámara- por haber cometido casi una decena de hechos tendientes a desviar la investigación judicial.

Nada es gratis.

En escuchas telefónicas, realizadas por la Justicia mendocina, Herrero revela una serie de circunstancias muy comprometedoras. Se mofa de quienes hacían colectas en su favor y llama “feminazis” a grupo de mujeres que confiaban en que él iba a esclarecer casos de mujeres desaparecidas.

En una conversación, confiesa que le habían ofrecido “varias cosas”, entre ellas un puesto en algún organismo en agradecimiento de haber complicado a Berni y Kicillof en la Causa Facundo. Nefasto.

Por otro lado, no resulta menos inquietante que, a la iniciativa radical de citar a la jueza por motivos fraguados, se le sumaran Héctor y Mariano Recalde.

En la magistratura, según reflexionó alguien que conversó con esta sección, los expedientes que llevan la firma de la Comisión por la Memoria son incuestionables. Y aunque no tengan la rigurosidad mínima, son aceptados por estrictas razones ideológicas. “Si trae una firma de Pérez Esquivel, no hay nada que discutir”, señala la fuente consultada.

Otros, en cambio, sostienen que los Recalde podrían estar “aprovechando la volada” para saldar cuitas en la interna kirchnerista y así “mojarle la oreja” al gobernador Kicillof.

La frutilla del postre

Pero hay más. Demostrada las falsedades de Banfi y la campaña sucia desplegada por un sector de la UCR bonaerense, hay otro dato más escandaloso aún y que involucra a otra correligionaria. Se trata de la diputada santacruceña Roxana Reyes.

Reyes fue mencionada por el mismísimo peritrucho Herrero por haber colaborado con uno de sus grandes hallazgos. Ese caso también tuvo una enorme repercusión mediática porque involucraba a la familia Kirchner.

La mandíbula y los termosellados

En la fría tarde del 22 de mayo de 2021, Marcela López Frey salió caminando de su casa de Río Gallegos y desapareció.

Envalentonado por los “éxitos arrolladores” del Caso Facundo, el peritrucho aseguró que descubriría lo sucedido con López. La Justicia sospechaba de un suicidio, pero el círculo íntimo de la mujer sospechaba de un crimen.

Hábil para olfatear lo que quería la tribuna, Herrero decidió viajar al sur y desplegar su show. Llegaría para “esclarecer” lo que la “Justicia inútil o cómplice” no lograba.

Entre sus petates, antes de partir de su casa de Río Negro, el hombre cargó en su bolso una mandíbula humana. 

Era 11 de julio y Herrero ya tenía un sospechoso antes de poner a “trabajar” sus perros: José Luis Balado, el exmarido de la mujer buscada.

Primero aparecieron “anónimos”, otra de sus especialidades, pero más tarde en una propiedad de Balado llegaría el primer trofeo.

Entre chapas oxidadas, Herrero pronosticaba su victoria: “Acá me parece que hay algo, acá hay un positivo señores. Llamen a la policía. Aquí hay una mandíbula humana y tiene esencia de Marcela. No hay ninguna duda”. El asombro se apoderaba de todos.

Sin embargo, la patraña le duraría pocos días. El 23 de julio, el Cuerpo Médico Forense de Santa Cruz emitió un dictamen y concluyó que el maxilar examinado no correspondía a Marcela López. Poco le había durado el primer show.

Ni siquiera había tenido la delicadeza de plantar un hueso perteneciente a una mujer. Era de un hombre muy mayor, que había fallecido hacía años.

Desbaratado el primer bolazo. y alentado por algunos “amigos”, el peritrucho escapó hacia adelante. Pensó en una función aún más espectacular. Tenía que ser un golpe de efecto que lograse una repercusión fuerte a nivel nacional.

Como en Gallegos los chimentos señalaban que Balado -el dueño de la propiedad que Herrero había “inspeccionado”- era “cercano a los Kirchner”, se le ocurrió -o le soplaron- una gran historia.

El encargado de dar la noticia fue el abogado querellante Jorge Trévotich, que reveló que Herrero aquella tarde en el galponcito de Balado (sí, en el mismo lugar donde había plantado la mandíbula), se había descubierto un botín millonario.

“Eran pilas y pilas de dólares termosellados. Estaban guardados en cajas y bolsas. Todo estaba en ese galponcito que revisé”, repetía el peritrucho ante sus allegados que lo miraban boquiabiertos.

La información explotó en los medios porteños.

El guion no podía ser más atractivo: en pleno auge de la causa “la ruta del dinero K”, que un tipo vinculado a la familia de los expresidentes tuviera millones y millones de dólares escondidos en el patio garantizaba grandes títulos periodísticos.

Y así fue. El relato calzaba perfecto para sectores opositores a los K.

En los medios se publicaba que la estimación “a ojo” que hacía Herrero de lo que había visto rondaba los 75 millones de dólares. El cálculo surgía por la manera en la que estaban apilados y acomodados los fajos termosellados. El delirio era mayúsculo.

En su presentación judicial, el letrado Trévotich lo describiría de la siguiente manera: “Herrero, amén de dar con un maxilar humano, localizó en una edificación al fondo del predio unas cajas y bolsas amontonadas con fajos de billetes de dólares”.

“La ruta del dinero K. Marcela López, desaparecida en el caso de los 75 millones de dólares relacionados con los Kirchner”, se podía leer en los titulares de los diarios más importantes.

“Dólares termosellados en Santa Cruz: amplían una denuncia por la búsqueda de dinero que vinculan a corrupción”, mencionaban portales digitales, junto a los comentarios de “periodistas serios” que daban crédito a las mentiras de Herrero.

De más está decir, que ninguna de las personas que estaban cerca de Herrero aquella noche vio los dólares. Ni hubo fotos ni filmación de la “bóveda”.

El Estanciero

Los dólares, por supuesto no existían, y sólo se halló una caja con billetes del juego de mesa El Estanciero.

Más allá del show y la sucesión de truchadas de Herrero, hay una curiosidad que viene a cuento y que también podría explicar porque tanto ahínco para salvar a Herrero y atacar a quiénes lo desenmascararon.

El galponcito de los “dólares” es lindante a un terreno perteneciente a la diputada radical Roxana Reyes. Y el propio Herrero se ufanó, delante de testigos, de haber tenido el permiso para acceder por ese lugar mientras investigaba y antes de que sucedieran sus “hallazgos”.

La radical Reyes conforma el Consejo de la Magistratura en donde pretenden castigar a Marrón y salvarle “el honor” al delincuente de Marcos Herrero. Reyes, llegado el caso al plenario, será una de las que tenga que votar.

Argentina, el mundo del revés.


Cena libertaria

El pasado miércoles por la noche se realizó en Parque Norte la tradicional cena anual de la Fundación Libertad, en la que participaron el presidente de la Nación, Javier Milei, el de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y el exmandatario de España, José María Aznar, además del expresidente Mauricio Macri, funcionarios, empresarios y dirigentes de diversos ámbitos.

Por supuesto, los libertarios bahienses no faltaron a la cita. El excandidato a intendente Oscar Liberman participó de la gala junto a los concejales Mauro Reyes y Vanina Linzuain y los dirigentes Mariela Vitale, Fernando “Nano” Perazzo y Luciano Cagiao. En su mesa estuvo el armador bonaerense del espacio, Sebastián Pareja, y luego se acercaron los periodistas Rubén Rabanal y Bernardo Vázquez.

“Hacía años que no iba. Yo trabajé con ellos en los 90’s, en la Red Fundar. Milei dio una charla de una hora, que por ahí lo que trascendió a la prensa la parte que él hacía como un stand up, pero en la parte técnica fue genial. Nunca pensé en mi vida que iba a escuchar a un presidente hablar así, con ese nivel de profundidad y precisión. Al final lo fui a saludar. Al principio no me había reconocido, pero después me gritó ‘qué hacés, atorrante’ y me abrazó. Ahí todos se dieron cuenta que me conoce en profundidad. Eso para los que todavía lo ponen en duda”, resumió Liberman.

También dijo presente el otro bando de los libertarios bahienses, el liderado por la presidenta del Concejo Deliberante María Teresa Gonard.

Hay que recordar que, a poco del recambio electoral, el espació estalló por los aires y se conformaron dos espacios que, lejos de reconciliarse, parecen cada vez más antagónicos y beligerantes.

Gonard estuvo a acompañada de su hijo y el exconsejero escolar, Felipe Ferrández. Junto a ellos se vio también a la concejal “espercita”, Valeria Rodríguez.

La presidenta del HCD comentó que tuvo la oportunidad de saludar al expresidente Macri y a su esposa Juliana Aguada, y de reunirse con los ministros Guillermo Francos, Luis Petri, Patricia Bullrich, y con el vocero Manuel Adorni.

“A algunos ya los conocía, por mi rol en el Concejo. Por ejemplo, con Petri ya habíamos hablado cunado vino a Bahía tras el temporal. Todos me preguntaron por la ciudad. Fueron charlas muy constructivas e importantes”, explicó la presidente del legislativo.

“La exposición del presidente Milei fue excelente. Explicó algo de lo que viene hablando hace tiempo, que el esfuerzo que está haciendo la Nación por el déficit cero debe ser acompañado por las provincias y los municipios. Luego pude saludarlo a él, a Karina Milei, y también al diputado José Luis Espert. Y tuve la oportunidad de charlar un rato con Benegas Lynch, quien me explicó sobre la polémica frase acerca de si la educación debía ser obligatoria, y me aseguró que lo sacaron de contexto”.


Manotazo y a volar

Miguel Aolita, máximo dirigente local de los Mercantiles, vivió un mal momento el martes de la semana pasada, cuando se dirigía a la movilización por la universidad pública, que se realizó en Plaza de Mayo.

“Eran las cuatro de la tarde. Iba de acompañante en la camioneta por Avenida Corrientes, pero a paso de hombre, porque el tráfico no nos dejaba avanzar. Yo iba hablando por teléfono, pero con la mano izquierda, o sea, con el celular alejado de la ventanilla. Pero en un momento, uno vino, se abalanzó, me corrió la cara, me manoteó el teléfono y salió corriendo. Nos bajamos, lo seguimos, pero no pudimos alcanzarlo”, explicó el sindicalista.


Otro medio que se cae

En esta misma sección ya hemos comentado la situación económica que sufren los medios de comunicación. La recesión hace que las empresas recorten la publicidad, que es básicamente de lo que se sustentan. Algunos, están muy complicados, y otros, tristemente, deben bajar la cortina, ya sea de forma momentánea o definitiva. Este es el caso del diario Nuevo Día, de Coronel Suárez.

Su director, Eduardo Minich, publicó una nota titulada “Un adiós… o un hasta pronto”. En ella explica que el medio dejará de publicarse en papel, pero también cuenta que no se subirán más notas en su formato digital. Las razones son, como dijimos, económicas.

Esta sección dialogó con Minich, quien indicó que “de momento dimos vacaciones anticipadas al personal. Respecto a las deudas atrasadas del Gobierno nacional, creen comenzar a pagarlas durante mayo. Totalmente licuadas. Las de CABA, al perder (las elecciones) Horacio Rodríguez Larreta, se desentendió, y según nos anticiparon, no las pagarían nunca”.

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