INFORME ESPECIAL
Un baño de sangre en el Día de los Santos Inocentes
Fue uno de los hechos más espeluznantes de la historia policial y judicial bahiense. Un hombre con sus facultades mentales alteradas mató a tiros a un matrimonio y raptó a una sobrina suya el 28 de diciembre de 1987. Una testigo de la masacre recordó el caso al hablar con La Brújula 24.
Por Augusto Meyer / Redacción de La Brújula 24
El 28 de diciembre de 1987, un hombre de 40 años con sus facultades mentales alteradas acribilló a balazos a un matrimonio en un domicilio de calle De Ángelis 317 y raptó a una sobrina suya, de 6 años. El homicida, según se supo después, no quería que la niña se quedara a dormir en la casa de esa familia amiga. “El pelado”, apodo con el que se conocía al criminal, elucubraba que eran “almas diabólicas”.
Tras intensos rastrillajes, el asesino fue detenido y la menor rescatada en la zona de Villarino Viejo. Fueron 36 horas de una frenética búsqueda con la policía bahiense sin dormir. Tenían temor por lo que el individuo, fuera de sí y armado, pudiera hacer con su sobrina.
Traicionó la confianza
El Día de los Santos Inocentes quedó marcado a fuego. “El pelado” ingresó con una carabina y, en presencia de su sobrina y las hijas del matrimonio, de 3 y 8 años, acribilló a Eduardo Traslaviña, de 27 años, y a Lidia del Rosario Schythe, de 26 años.
Valeria Traslaviña Schythe tenía 3 años cuando presenció la masacre. Huérfanas, junto con su hermana fueron criadas por una tía hasta la mayoría de edad. De actuales 39 años, Valeria es madre de dos hijos de 18 y 12 años y trabaja como empleada de comercio.
“Nos quitaron a nuestros padres y nos quitaron todo; la tuvimos que pelear porque no se nos hizo fácil la vida”, dijo a La Brújula 24, al recordar la situación.
“Mi mamá estaba lavando los platos luego de tomar sopa. ‘El pelado’ golpeó el ventiluz del patio trasero; era muy tarde. Mi mamá preguntó quién era y lo dejó pasar, era conocido de la familia. Él preguntó por papá y ella le dijo: ‘está en la pieza acostado mirando tele’. Entró con la escopeta escondida y yo lo seguí. Habló con papá, levantó la escopeta y le tiró a la cabeza. Mamá se acercó, le dijo ‘qué hiciste’, salió corriendo y le disparó por la espalda. El balazo le dio en el corazón. A mí me encontraron saltando de nervios y desesperación”, afirmó.
Rapto de locura homicida
Según se comentó, “El pelado” estaba enojado con el mundo. Aquella noche se alteró cuando le dijeron que su sobrina iba a dormir en casa de una familia amiga y la fue a buscar.
Los peritos notaron inmediatamente que la mente del homicida no funcionaba normalmente. Lo declararon inimputable y sobreseyeron en forma definitiva, y ordenaron su traslado al Hospital Neuropsiquiátrico de Melchor Romero.
En 1992, la justicia le concedió salidas transitorias que le permitieron visitar a sus padres en Bahía. Viajaba con custodia domingos por medio. En 1995 le ampliaron el beneficio a 48 horas, una vez al mes.
Los padres dijeron que “El pelado” enfermó cuando tenía 15 años. Tenía actos de irracionalidad como extraer agua del inodoro para tomar, arrojar a la calle elementos en uso y asegurar que la camioneta de su padre tenía una bomba.
Se desconoce qué fue del homicida luego que a mediados de la década del 90’, se supiera que seguía privado de su libertad.
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