WhatsApp de Publicidad
Seguinos

informe especial

Club Argentino, un palacio centenario que refuerza su historia con un museo

En este emblemático edificio que fue visitado por grandes personalidades del mundo, entre ellas el presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, también celebró su boda Manu Ginóbili el 11 de julio de 2004. Se inaugura una exposición permanente con valiosas reliquias.

Por Cecilia Corradetti / [email protected] / Especial para La Brújula24

Un palacio de 1910 que fue un tesoro de la clase alta de la ciudad; una verdadera joya arquitectónica con decoración lujosa en excelente estado de conservación. Un Monumento Histórico Nacional, de acuerdo con un decreto de 2001.

El Club Argentino de Bahía Blanca, fundado en 1906 y considerado el edificio más emblemático de la ciudad, que supo recibir a grandes personalidades del mundo, como el presidente de los Estados Unidos, Teodoro Roosevelt, además de mandatarios nacionales y figuras políticas, de la ciencia y el deporte, tendrá ahora su propio museo.

Será a instancias del empresario local Horacio Levantesi, quien durante décadas fue presidente de la institución y hoy sigue siendo pieza clave dentro de la comisión directiva, además de histórico colaborador de esta lujosa mole situada en la esquina de Vicente López y Avenida Colón, pleno centro bahiense.

“Después de muchas idas y vueltas estamos en condiciones de anunciar que se hará realidad un viejo sueño, abrir las puertas del majestuoso edificio para que la comunidad pueda conocer sus instalaciones y valiosos elementos que hacen al pasado del club”, contó Levantesi, para agregar que será una suerte de exposición permanente ideada durante el tiempo que duró la cuarentena por el Covid-19.

Con la colaboración de Silvia Corinaldesi, referente de la institución, se reacondicionó una sala inactiva del segundo piso y se dispusieron elementos que casi nadie conoce y que, en el proceso de búsqueda y recopilación, sorprendieron a propios y extraños.

Ricardo Margo y Horacio Levantesi, de la comisión directiva

Es que, más allá de las viejas imágenes de la visita de Roosevelt en 1913, se hallaron otras sorpresas: fotos y testimonios de cenas o almuerzos con la presencia del presidente Marcelo T. de Alvear (1923); el oficial del Ejército de los Estados Unidos John Pershing (1925); el empresario Alfredo Fortabat (1936); el poeta y novelista Ramiro de Maesztu (1929) y el presidente de la República Española Niceto Alcalá Zamora en 1942.

El Premio Nobel de Medicina 1984, el bahiense César Milstein, recorrió parte del club en 1987; también lo hizo el humorista gráfico Carlos Garaycochea en 1998; la esposa de Jorge Luis Borges, María Kodama y el mago René Lavand en 2001 y José Ángel Trelles, músico y compositor, en 2006.

Además de Marcelo T. de Alvear, visitaron sus instalaciones otros presidentes, como Arturo Frondizi (1962); Arturo Illía (1966); Raúl Alfonsín (1992); Eduardo Duhalde (1994) y Carlos Menem (1997).

La inauguración del hipódromo del club contó con la presencia del más importante jinete de la hípica rioplatense del siglo XX, Irineo Leguisamo. Fue el 18 de noviembre de 1984. La celebración reunió a más de 7 mil personas que le dieron la bienvenida al maestro del turf, con casi 13 mil carreras en todo el mundo. Leguisamo falleció un año después de su visita a la ciudad.

Lo cierto es que el club se fundó en base a reglamentos que, a criterio de Levantesi, hoy podrían horrorizar a cualquiera. Su estructura era tan machista que, durante décadas, en las vigilias oficiadas para las fechas patrias, costumbre que hoy se conserva, no eran invitadas mujeres. Era, en definitiva, un club estrictamente para caballeros.

“Era muy estricta la votación para que algún socio se sumara. Los 12 miembros de la comisión directiva lo decidían a través de las urnas con bolillas blancas y negras. Si aparecían estas últimas significaba que se rechazaba al postulante”, relata.

La visita de Roosevelt, presidente de los Estados Unidos. Inolvidable

Lo cierto es que el museo, que se combinará con visitas guiadas que se realizarán junto con la dirección de turismo municipal, contará también con documentos, muebles, trofeos, y hasta el bolillero donde se votaba la incorporación, o no, de nuevos socios. Uno de los sillones de la antigua peluquería, todos traídos de Estados Unidos, también formará parte del inventario junto con un banco de lustrabotas, uno de los servicios por entonces más requeridos.

Otro de los grandes atractivos es el mobiliario, algunos tan singulares como los usados para guardar los tacos de billar, las mesas para el despacho de fichas y las salas donde se practicaba esgrima.

El historiador Mario Minervino recordó que el club es de los más atractivos de la ciudad tanto por su arquitectura de líneas francesas con una fachada plagada de ornamentos, molduras y medallones, como por su interior, sin dudas menos conocido y que dispone de un repertorio de componentes para admirar y disfrutar, desde vitrales, pisos, escaleras de mármol y mobiliario de época.

La entidad fue fundada el 1 de marzo de 1906 a partir de un grupo de socios que costeó, poco después, la imponente edificación sobre la manzana que dio origen a la ciudad de Bahía Blanca.

La construcción incluyó un aristocrático hotel para ser utilizado por los propios benefactores. Más tarde, se formó una Sociedad Anónima que devolvió a cada uno el dinero invertido. “Un gesto de altruismo pocas veces visto”, sostuvo Levantesi.

En 1926, la comisión decidió ampliar su sede sobre los terrenos que poseía en calle Vicente López. La empresa del ingeniero Francisco Marseillán respetó los lineamientos estilísticos del edificio y la obra se adjudicó a Pedro Cabré e Hijos, otro referente de relevancia local.

Así, sus confortables instalaciones permitían al socio disponer de salones para fiestas, reuniones, conversación, lectura, juegos de ingenio, sala de esgrima, gimnasio, cancha de pelota, pileta de natación cubierta, sala de música, biblioteca y servicio de restaurante, peluquería, teléfonos, mensajeros y dormitorios para alojar a los socios.

A estas instalaciones se agregarían un hipódromo para carreras y concursos hípicos, y locales para que los alumnos de las escuelas públicas practicaran deportes. Desde entonces ha venido desarrollando, ininterrumpidamente, una intensa labor social.

Una vieja imagen del club Hípico

El club congregaba a los socios para jugar a las cartas desde el mediodía y hasta la noche. Tomaban café, leían el diario y hablaban por teléfono. Ofrecían clases de esgrima, mesas de billar, se jugaba al póquer y al bridge.

“Muchos de los sectores destinados a esas prácticas están en su estado original, son realmente piezas singulares”, agregó Levantesi.

La visita de Roosevelt

Theodore Roosevelt, vigesimosexto presidente de los Estados Unidos, visitó el club en diciembre de 1913, es decir, hace 110 años.

Minervino relató que la visita fue en el marco de una extensa gira por Sudamérica. Llegó en el tren procedente de Neuquén e inmediatamente se dirigió a la Municipalidad, acompañado por su hijo y por el mayor Shipton. En el palacio comunal fue recibido por el intendente Rufino Rojas, quien lo agasajó con una copa de champagne.

En medio de una intensa actividad, no olvidó su compromiso de “tomar el thé” (sic) en el club Argentino, donde lo recibió Patricio Harrington. La cordial recepción llevó a Roosevelt a señalar “la semejanza que existe entre los Estados Unidos y la Argentina”.

Antes de retirarse de la entidad de la avenida Colón, se le informó que el espacio donde se lo había agasajado pasaba a llamarse desde aquel día “Salón Roosevelt”. Posteriormente viajó a Ingeniero White, desde donde, a bordo del vaporcito “Lydia”, se trasladó al Puerto Militar.

Cuando “Manu” dio el “Sí” y actuaron Los Auténticos Decandentes

Emanuel Ginóbili (por entonces escolta de San Antonio Spurs) y Marianela Oroño eligieron el Club Argentino para celebrar la ceremonia religiosa de su boda y luego la fiesta. Fue el sábado 11 de julio de 2004.

La boda fue bendecida por el sacerdote bahiense Horacio Fuhr y apadrinada por Jorge Ginóbili, Raquel Maccari, Luis y Analía Oroño.

El casamiento movilizó a periodistas y fotógrafos de diversos medios nacionales y del mundo. Entre los más de 150 invitados estuvieron Fabricio Oberto, Gabriel Fernández, “Pepe” Sánchez y Alejandro Montecchia, todos componentes del entonces equipo nacional.

La boda de Manu y Marianella, en 2004

La boda del basquetbolista dio lugar a un fuerte operativo de seguridad que incluyó la prohibición de ingreso al club, desde las 16 del día anterior a socios de la tradicional entidad y de cualquier otra persona ajena a la fiesta.

También fueron instalados en los salones Blanco y Dorado instrumentos lumínicos y de sonido apropiados para el recital que brindó esa madrugada el grupo “Los Auténticos Decadentes”, especialmente contratados para la oportunidad.

Lo más leído