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informe especial

“Ema” y “Jazmín”, dos libros para hablarle a los niños sobre la muerte

En una charla abierta que tendrá lugar el próximo viernes 5 de agosto en la Biblioteca Rivadavia, se intentará buscar respuestas sobre un interrogante complejo que requiere respuestas sensatas.

Por Cecilia Corradetti, para La Brújula 24 [email protected]

“¿Cómo hablar con los niños sobre la muerte?” Ese interrogante –nada sencillo–, intentará explicarse el próximo viernes 5 de agosto, a las 18, en la sala Juvenil de la Biblioteca Rivadavia.

Será con entrada libre y gratuita y en el marco de la presentación de dos libros: “Ema”, de los autores Gabriel Cortina y Alejandra Parrotta, y “Jazmín”, que el propio Cortina creó durante la pandemia. Participará, además, la licenciada en Psicología Natalia Novaro, especializada en duelo perinatal y directora de “Con la Luna como cuna”.

“Es una pregunta que, entre todos, intentaremos responder en esta charla abierta donde el punto de partida será nuestra experiencia personal y su derivación en la literatura infantil como medio para trabajar el duelo en la infancia”, advirtió Cortina, papá de mellizos prematuros y quien atravesó un largo proceso de angustia en el servicio de Neonatología. Gabriel, además, es autor de decenas de libros infantiles, entre ellos “Neo” (2019).

“Sabíamos que, a pesar de no ser un tema de interés masivo, el libro se abriría camino por su particular enfoque en forma de aventura. Al poco tiempo se convirtió en un bálsamo para familias que vivencian una internación neonatológica y en un recurso para los profesionales de la salud; primero en Argentina, y luego en países de habla hispana”, relató a La Brújula 24.

— Gabriel ¿Cómo se abre esta temática del duelo?

— Me llegaban numerosos mensajes a través de las redes sociales de mamás y papás que me escribían con amor desde hospitales de diferentes lugares, algunos muy felices, otros muy tristes. Una noche, recibí uno de Alejandra. Me preguntaba si cuando escribí “Neo” pensé en otro final, uno no tan feliz. Le contesté que cada día pensaba en ese final, porque el miedo a la muerte es profundo y subyacente. Alejandra había atravesado una experiencia de duelo perinatal; me contó que había escrito un cuento y me lo envió para ver si me interesaba ilustrarlo. El texto me encantó y nos pusimos a trabajar juntos.

— ¿Así nació “Ema”?

— Dos años y medio después nació “Ema”, un libro de cuentos que narra el duelo perinatal desde la vivencia de un hermanito. Entre “Neo” y “Ema”, al comienzo de la pandemia, hice a “Jazmín”, que aborda la muerte, el duelo de los padres y la trascendencia del ser. “Jazmín” nacía desde mi necesidad de sanar ese miedo a la muerte y a la vez, experimentar un cambio de perspectiva sobre el tema, sobre la comprensión de lo que somos y el significado de la vida misma.

— En dos años elaboraste dos libros sobre el duelo y la muerte…

— No sé si fue casualidad o causalidad, lo importante es que hablemos del tema urgente y sin miedos, los grandes y los chicos. Después de todo, temer a la muerte es temerle a la vida misma. Por eso ambos significan un intento de trascender mis miedos más profundos mediante el arte, la ilustración y la escritura. Comenzó como una necesidad de canalizar emociones, pero luego comprendí que tenían un “por qué” y un “para qué”.

–¿Estos libros surgen de tu propio temor a la muerte?

— En el caso de “Jazmín”, sí, fue desde mi propio temor a la muerte, pero la clave fue observar cómo funciona el sufrimiento, un sentimiento en el cual muchas personas se sumergen y es tan difícil salir sin la ayuda adecuada. Estudio mucho sobre la muerte, desde libros escritos por reconocidos profesionales de la salud, hasta diferentes filosofías, sabidurías ancestrales del oriente, religión, teosofía y todo cuanto cae en mis manos; pero veo que no hay libros infantiles que hablen del tema porque no es negocio; porque son tristes o porque los niños no lo entenderían. Y la realidad es que ellos comprenden más que nosotros.

En el caso de “Ema”, Alejandra escribió el cuento inspirada en su propia experiencia por haber atravesado un duelo perinatal. Observó, junto a otras familias que vivenciaron la misma experiencia, que es un tema poco visibilizado, socialmente silenciado y que se transita en soledad. Le tocó vivir la falta de empatía de algunos protocolos hospitalarios que profundizan el dolor de la pérdida y vivir momentos de desamparo.

— ¿Nadie quiere hablar de muerte?

— Claro, es tabú y a la vez es la única certeza que tenemos desde el día en que nacemos. Es preciso amigarnos con ella; porque no hay muertes que duelan más o menos, todas duelen sin importar si se trata de una vida intrauterina, de un bebé, de un niño o adulto y, sobre todo, porque las personas que vivencian un duelo necesitan ser escuchadas, recibir contención, amor.

— ¿A quién va dirigido?

— Si bien “Ema” es un cuento infantil, la familia está necesariamente vinculada a la lectura de este libro. Los niños se identifican con el personaje de Pedro, a quien le toca transitar el duelo de su hermanita bebé internada en neonatología. “Jazmín” habla sobre el duelo solitario de una madre y de una hija que nunca murió, que se empeña en sacar a su mamá de una tristeza inconmensurable a través de las sutiles señales de la vida. Es un libro álbum ilustrado para niños y niñas de 0 a 100 años, es una invitación a leer sin prejuicios, con los ojos del alma. En una escuela, la maestra no se animaba a leérselo a los chicos y me pidió que lo hiciera yo. Los chicos lo comprendieron, lo disfrutaron y conversamos largo rato sobre sus pérdidas. Fue genial porque ninguno estaba triste.

La mirada profesional: “La muerte es parte de la vida”

La licenciada Natalia Novaro, especializada en duelo gestacional y perinatal, sostuvo que la temática está “invisibilizada” y es de abordaje poco frecuente.

“Es disruptivo encontrar la muerte en el inicio de la vida. Y nos cuesta no solo alojar la idea de que un bebé puede morir. No solemos hablar de que los niños mueren y nos resulta complejo hablar con ellos sobre la muerte en general”, sostuvo.

Agregó: “Como concepto resulta espinoso abordar la muerte en sí misma. Los adultos no encontramos palabras ante las preguntas de los más pequeños porque tampoco las tenemos para nosotros”.

Para la especialista “son nuestros propios temores y ansiedades las que se ponen en juego. Y la idea de que tenemos que dar una respuesta acabada y completa”.

Para el abordaje de estos temas, continuó, es recomendado encontrar una verdad que sea sostenible dentro de las creencias familiares y que la trasmisión se ajuste a lo que el niño, según su edad cronológica, pueda entender.

“Y que nos animemos a expresar nuestras emociones, ya que los niños hacen el registro de que manifestar dolor también es adecuado cuando estamos tristes”, opinó.

La muerte de alguien a quien amamos es un momento triste más allá de que luego se vuelva a enlazar con la vida.

“En este sentido, los libros son una gran recurso. ‘Emma’ y ‘Jazmín’ son un bellísimo aporte a la literatura infantil y una gran posibilidad de abordar desde un lugar lúdico esta idea de que la muerte no es lo opuesto a la vida, sino una parte de ella”, concluyó.

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