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abel basti en la brújula 24

“Los nazis llegaron a la Argentina por un acuerdo entre Alemania y EEUU”

El investigador, autor de más de 10 libros, compartió detalles sobre cómo llegaron a varios países los líderes del nazismo, entre ellos el mismo Hitler.

El mundo tras la Segunda Guerra Mundial se configuró gracias a un acuerdo de Estados Unidos con Alemania para combatir a la Unión Soviética, que incluyó la protección de para jerarcas, generales, científicos e ideólogos, que terminaron repartidos en varios países, entre ellos la Argentina, afirmó Abel Basti, autor de varios libros de investigación sobre el tema.

“El tema de la persona de Hitler es fuerte, pero es un tema menor en relación al revisionismo histórico de época. Cuando terminó la Segunda Guerra los nazis y los Estados Unidos pasaron a ser socios y los que eran socios (EEUU y la URSS) pasaron a ser enemigos. Esto significa comenzar la Guerra Fría donde los nazis socios genuinos de los EEUU para luchar contra el comunismo (…) Ese fue el nuevo orden mundial, donde todas las piezas se recambiaron, donde nos hicieron creer una cosa, pero la verdad era otra”, aseguró el experto en el programa Nunca es Tarde, que se transmite por La Brújula 24.

Basti, quien se encuentra de paso por Bahía Blanca como parte de sus investigaciones, señaló que su trabajo es “revisionismo histórico: poner pieza sobre pieza y armar una realidad que a lo mejor era conocida pero nos fue contada distinta”.

“Argentina no podía recibir ningún nazi si no hubiese un acuerdo entre Estados Unidos y Alemania. Estamos hablando de miles, general grandes, jerarcas, ideólogos, empresarios esparcidos por el mundo”, aseguró durante la charla en el estudio.

El investigador con más de 10 libros publicados sobre el tema, apuntó que “Hitler llega acá (a Argentina) con 56 años sin ningún problema. Cuando uno ve las filmaciones de los últimos días en Berlín, las fotos, etc. es un tipo que está en perfectas condiciones y es lo que cuentan los testigos en Argentina”.

Sobre el genocida alemán agrega que existen “nuevos testimonios, nuevas pruebas de determinadas relaciones empresarias” y considera que “hay que humanizarlo” en el sentido de verlo como persona para comprender “los movimientos, el rastro y qué estaba haciendo un tipo que se escapó”.

“No hay fotos de un Hitler muerto, no hay filmación, no hay cuerpo, no hay pericia criminalística, ninguna evidencia que un juez pueda usar al punto de que el estado alemán no lo declaró muerto por falta de evidencia. Hitler en 1945 es una persona viva, persona sin proceso en su contra, sin condena, sin orden de captura. Ese es el estatus legal y cuando vemos los documentos desclasificados hablan de un Hitler vivo en el exilio, pero bajo la mira (de lo servicios de inteligencia estadounidenses)”, señaló.

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