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RELATO EN PRIMERA PERSONA

Agónica denuncia por un caso de violencia de género: “No entiendo por qué vino a matarme”

Cuando llegó la Policía, el agresor le estaba por pegar con un martillo en la cabeza. Sin embargo el atacante nunca estuvo detenido.

En diálogo con La Brújula 24, Gladys relató en primera persona un caso de violencia de género.

Ante la sucesión de hechos de esta índole que lamentablemente terminan con la muerte de las víctimas, el testimonio de esta mujer no puede menos que levantarse como un inequívoco pedido de auxilio.

Su vida y la de su hijo, de solo 9 años, ya saben del terror de estar ante un victimario violento y fuera de control, y merecen recibir la protección de los estamentos oficiales y de la sociedad misma, mientras intentan salir del estupor por una experiencia que será imborrable de por vida.

“Yo estoy en cama, en reposo, por los golpes que me dio el que era mi novio desde hace un año el domingo pasado a las 5 de la madrugada. Saltó la medianera de la vecina y entró en mi casa forzando la puerta. Me pegó y rompió todo. Mi hijo vio todo, está tremendamente asustado, no quiere ir a la escuela, no quiere ni salir y tiene miedo que esta persona vuelva. Nos amenazó con regresar a matarnos y a prender fuego la casa, el auto y demás”, expresó.

Gladys dijo que el atacante estaba drogado y/o alcoholizado y que buena parte de los golpes ella los recibió en la cabeza, con el peligro que implica para ella el hecho de ser paciente epiléptica.

“Me dio tantos golpes en la cabeza que me desmayó, me dio patadas en la panza con los borcegos de trabajo que tienen punta de acero. No doy más de los dolores en las costillas, las piernas”, indicó.

Testimonió que “cuando se cansó de pegarme y de romper todo, me sacó a un patio y me dijo ‘te voy a matar hija de re mil puta…’”.

“No entiendo por qué vino a matarme”, manifestó en la charla con el programa “Nunca es tarde”.

Gladys señaló que la madre y la hermana del agresor, que nunca fue aprehendido por los policías que estuvieron en el lugar, llegaron para increparla, insultarla y tratarla de loca.

Actualmente, dijo la mujer, no puede ingerir alimentos por las secuelas de los golpes.

A juzgar por lo dicho por la víctima, el arribo del móvil policial -convocado por una vecina que llamó al 911- permitió que ella esté con vida y pueda contar esta dura experiencia.

“En ese momento me estaba por pegar con un martillo en la cabeza”, indicó, para agregar que “si mi hijo hubiera bajado (residen en un dúplex), lo mata”.

En un hecho anterior, precisó la entrevistada, su hijo fue mucho más que un mero testigo presencial.

“Le pegó, lo bañó, le tiró la comida encima. Nos insultó, lo eché y volvió”, advirtió.

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