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INFORME ESPECIAL

Sexo en tiempos de pandemia: entre amor, erotismo y coronavirus

Especialistas explican en La Brújula 24 cómo afrontar miedos, angustia y falta de deseo. Los efectos del encierro y la importancia de las fantasías.

Por Juan Tucat, redacción La Brújula 24
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Mediados de junio del 2021. Sí, pasaron más de 14 meses desde que la pandemia comenzó a hacerse sentir con fuerza en la Argentina, a cobrarse vidas, a cambiarlo todo. Y todavía falta.

Lo cierto es que en este tiempo, la salud mental de las personas se vio alterada desde todo punto de vista. El coronavirus representa una cruel amenaza también para la economía doméstica, las restricciones asociadas a evitar la circulación generan inseguridad laboral, posible reducción de ingresos y endeudamiento, crisis. Un combo tremendo.

Y esa incertidumbre económica demostró estar asociada con síntomas de ansiedad y depresión. Un tema central para intentar definir el impacto que el bendito virus ha tenido en la vida sexual de la gente. Ni más, ni menos que eso.

Como es habitual en estos informes de La Brújula 24, contamos con la palabra de especialistas. Una de ellas es la licenciada Silvia Scheider -MP70632-, especialista en familias y parejas, quien considera que hay “mucho mito” en torno a esta cuestión, aunque reconoce al temor como factor determinante.

“Yo creo que hay mucho mito en torno a esto, porque los amores en pandemia no son demasiado diferentes a los amores por fuera de la pandemia, pero es cierto que hubo mucha gente asustada por el tema de los contagios, como sucede en todos los ámbitos. El deseo sexual es muy difícil de ponerlo en una cajita, son situaciones muy diversas. No es lo mismo una persona que tiene una pareja estable, que convive y se lleva bien, o la gente que no tenía pareja”, explicó.

En cuanto al primer caso, la profesional señaló que “en un principio la gente estaba más asustada, pero sin embargo las páginas de citas siguen existiendo y las personas se siguen encontrando”.

Cómo repercute en las parejas

“Esto depende siempre del tipo de relación, porque la sexualidad humana no está separada de las relaciones. Si la pareja tiene una buena vida en común en general, se gustan, se quieren, la sexualidad ha seguido vigente. Sin embargo, no podemos olvidarnos de las situaciones laborales, del deterioro, que genera estrés y depresión. Esto yo creo que lo genera la pandemia, ni siquiera la cuarentena. La pandemia a nivel global detuvo la economía, sobre todo en los países pobres como el nuestro”, aseveró Scheider. Y contó que “alguien que está atravesando un duelo, como puede ser perder un trabajo o cerrar un negocio, claramente va a tener la libido disminuida”.

“Por otra parte, en los momentos de mayor confinamiento, se incrementó la violencia de género e intrafamiliar, había gente que no podía pensar en separarse y se registraron todo tipo de estos eventos, como violaciones, que también ocurren en esos niveles”, explicó.

Tips. “Siempre son los mismos, tratar de mantener la mejor relación posible. Si no hay ternura, si no se brinda cariño, es difícil que después haya un desenfreno de pasión. Y por supuesto que hay cosas para hacer, como mejorar la comunicación, ir a caminar juntos en las cercanías de su casa. Si cada uno está en la suya, esto genera un deterioro”.

Era imposible que la pandemia no alterara nuestra vida sexual, aunque eso no quiere decir que necesariamente sea para peor”

Carolina Luciana Salguero es licenciada en Psicología y Sexóloga Clínica -MP 1109-, y también se refirió a los efectos negativos en la sexualidad causados por el coronavirus. Tal como recordó, “en un principio pudo observarse un disfrute del tiempo juntos, la gente se vio en la necesidad de frenar y existió un repunte de encuentros. Una especie de luna de miel, lo cual fue rescatable como algo constructivo. Pero con el paso de los meses la pandemia fue perjudicando el sexo de la pareja”.

Y detalló: “El estrés afecta directamente a la búsqueda del placer. El cortisol, que es la hormona responsable del estrés, está en aumento y eso hace que se suprima las funciones de las hormonas sexuales. Es decir, si hay una amenaza inmensa afuera, esto envía un mensaje al cerebro que nos dice que probablemente no sea un buen momento para tener relaciones. De todos modos, en este escenario es completamente normal no tener ganas y mientras no genere malestar, eso no se considera un trastorno”.

“El encierro ha generado incertidumbre y la gente experimenta muchísima ansiedad”

“En cuanto al impacto en la salud sexual, lo que se observó es una disminución en el deseo y diferentes disfunciones que vienen asociadas por la prolongación en el malestar de la gente, primando la disfunción eréctil y la eyaculación precoz. De hecho hay encuestas que muestran que los hombres son los más afectados”, aseveró Salguero.

Menos infidelidad, más divorcios

En su relato, la profesional comentó que se notó una merma en las infidelidades, motivada por el miedo a un eventual contagio. “Es una conducta que practican hasta el 40% de quienes sostienen una relación estable. Esto fue a raíz del miedo a enfermarse o contagiar a la familia. También se vio un incremento en las separaciones, aunque lo más rescatable es que la cuarentena hizo que la gente se planteara la sexualidad como una problemática real, fundamental para la calidad de vida, muchos empezaron a consultar porque vieron que no tenían una buena vida sexual”.

“Lo que pasó con la mayor parte de las parejas es que el aumento en el tiempo de convivencia hizo mermar seriamente la excitación sexual”, aseveró. Y apuntó que “uno de los secretos para mantener una relación a largo plazo es conservar cierta sensación de misterio sobre la pareja, pero al verse todo el tiempo eso desaparece. La clave está en poder engañar al cerebro, porque la habituación aburre”.

“Hay que llevar al máximo la incertidumbre. El amor y erotismo en la pareja plantean cierta paradoja, porque la frecuencia en los encuentros disminuye y esto tiene que ver porque el amor involucra cuestiones más íntimas, estabilidad, compañerismo, mientras que el erotismo va por el lado de la aventura, lo nuevo. Entonces lo ideal es trabajar la individualidad y la pasión, llevando esta incertidumbre al máximo”.

Inteligencia erótica

“Se habla de inteligencia erótica, que consta en generar cierto espacio con el otro para que luego ese espacio cobre vida. Desde ya que depende de la capacidad de cada uno para soportarlo. Y lo ideal para ello es probar cosas nuevas, posturas diferentes o lugares de la casa distintos, poner en práctica la fantasía. La base está en poder relajarse y a partir de ahí buscar el disfrute”, contó.

La sexualidad tiene que ser vivida pura y exclusivamente como algo placentero, dejando de lado lo que genere presión”.

En este punto en particular, Salguero manifestó que “tenemos que entrar en una relación sexual con la finalidad de encontrar nuestro lado sensual, activar nuestras zonas que generan placer y no necesariamente tiene que ver con los genitales. Prestar atención a nuestra respiración, por ejemplo. Por otro lado, también es ideal elegir un buen momento del día, yo siempre digo que la noche no es nuestra aliada en ese sentido porque uno llega cansado, es el momento más libre pero no el mejor.

Fantasías. “Todo radica en el cerebro, las fantasías son fundamentales para motivar el deseo. Son representaciones mentales que no existen, pero son útiles para generar excitación. No son espontáneas. También otorgan placer, bienestar. A veces generan vergüenza, o cierta sensación de vulnerabilidad y el tema es que hay que abrir la mente para visualizarlas. Estas nos permiten liberarnos de sentimientos que interfieren justamente en la excitación sexual. Por eso, previo al encuentro hay que imaginarlo, planearlo y llevarlo adelante. Esto ayuda a relajarnos y salirnos del estado de alerta que hace que no fluya la sangre de la mejor manera”.

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