Fue un adicto compulsivo a la cocaína y sobrevivió: “Se puede salir”

“Consumidor final” no es un libro más. La historia de un niño solitario y dueño de una herencia frondosa producto del suicidio de su madre y del asesinato de su padre. Un niño que, cuando creció, se convirtió en un enamorado y en un esclavo de la cocaína.

Pablo Vela creció sin padres: a él lo mataron, ella se suicidó. Empezó a consumir cocaína de manera recreativa pero terminó encarnando, durante 13 años.

“La primera vez que consumí tenía 21 años y estaba en un casamiento. Se me dio por probar y ahí arrancó el asunto”, relató en LA BRÚJULA 24.

“Sabía que no era lo mismo que la marihuana pero la gente con la que estaba eran consumidores sociales y nunca los vi mal. Luego pasaron 13 años y hubo un quiebre fue dejar de hacer deporte. Para mi esa fue una contención importante, porque eso me obligaba a un compromiso”, agregó.

“El paso previo a todo es el alcohol y el cigarrillo. Es la primer cosa que marca una adicción, y hay grandes diferencias con la marihuana. Nadie se muere por la marihuana pero si por el alcohol y el cigarrillo”, sostuvo en El Mejor Resumen de la Semana.

“Yo me di cuenta recién en los últimos cuatro o cinco años de la adicción. Mi vida era el consumo. No tenía la vida que tendría cualquier persona. Un día eran seis o siete días. Me levantaba un martes y me acostaba un domingo, no me acostaba a dormir”.

Finalmente contó que dejó de consumir porque “fue una decisión personal. Ya no daba para más. Hasta me había traído a vivir un dealer conmigo porque lo llamaba demasiado seguido y es una persona que yo quería mucho y después no lo vi más. Pero en el fondo estábamos en la misma”.

Por último, sostuvo que a la gente que está internada “les digo que tengan un objetivo. Ser algo, cumplir una profesión, formar una familia. Tener un objetivo en el tratamiento, que a mí me costó muchísimo. Y les digo que se recontra puede salir”.