WhatsApp de Publicidad
Seguinos

Falsa acusación

“Si nos mandaban a la cárcel, nos íbamos a colgar en el buzón de la DDI”

Lo dijo Fernando Pereyra, uno de los músicos que estuvo detenido, acusados de abuso sexual por la consejera escolar local Fiorella Damiani. “Gracias a que filmamos todo, hoy estamos acá”, aseguró.

Fernando Pereyra es uno de los dos acusados falsamente de abuso por una funcionaria local. Y esta mañana pudo contar su verdad, en el aire del programa “Bahía Hoy”, por La Brújula 24.

Tal como informó la sección Bahía Indiscreta, junto a Joaquín Álvarez fueron señalados por la consejera escolar Fiorella Damiani, de La Libertad Avanza, por haberla abusado sexualmente. Se salvaron de pasar muchos años en la cárcel por un video grabado en un celular, que reflejaba que se habría tratado de relaciones consentidas.

Damiani, en tanto, se halla rumbo al juicio oral tras ser imputada de acusaciones falsas.

Al respecto, el joven contó que “yo soy licenciado en enfermería, trabajo en el Hospital Penna, y hoy estoy acá porque en el año 2017 se nos acusó a un amigo y a mí de lo que fue supuestamente un abuso sexual con acceso carnal, lo cual fue totalmente falso”.

“Esa denuncia es todo mentira, pero eso fue lo que le dio la fuerza a la Fiscal para ordenar nuestra detención. Y una serie de pericias que no fueron muy fidedignas. Quedó así demostrado en las pruebas fílmicas que nosotros aportamos después”, recordó.

Y agregó, respecto de la cronología del caso: “Pasaron cuatro años, el hecho fue en el 2017 y nos detienen en noviembre del 2021. Lo puede haber retardado el tema de la pandemia. Las pericias fueron en 2019, pero tampoco fueron muchas, hubo un análisis de sangre y un allanamiento. Fue tan liviano todo que pensamos que había quedado en el olvido, porque era todo mentira”.

Respecto de la noche en cuestión, Pereyra contó que “yo tocaba el bajo y mi amigo la guitarra, hacíamos covers de La Beriso. A esta chica le gustaba mucho la banda y nos iba a ver a todos lados, nos seguía bastante. Era tan así que hasta empezó una relación sentimental con Joaquín, un noviazgo informal. Se había hecho un contacto”.

“Ese miércoles –cuando se produjo el acto– fue el cumpleaños de Joaquín y como había cierta relación, la invitamos a compartir una cena y tomar algo en mi casa. Después de tomar alcohol en un bar de Punta Alta regresamos al departamento. Pero no estábamos inconscientes ni nada, sabíamos muy bien lo que hacíamos. Se conversó antes, nosotros acostumbrábamos a hacer tríos, inclusive a filmar. Desde ya que no lo hacíamos viral ni nada, era para tenerlo nosotros documentado”, argumentó.

Y en esa misma línea, aseguró: “Le preguntábamos si no le molestaba que filmáramos. Hacíamos algunas tomas, fotos y en algunas ocasiones invitamos a alguien para que nos filme exclusivamente. Era algo habitual de nosotros”.

“Ella se enojó después con mi amigo y se fue, yo me quedé dormido porque eran como las 4 de la mañana. Al irse del departamento se llevó mi teléfono celular pensando que se llevaba las pruebas fílmicas. Pero Joaquín se pasó los videos a su celular, entonces quedaron entre los dos. Yo estimo que tenía miedo de que se viralizaran, pero es una apreciación mía. Ella me robó el celular y luego nos enteramos de esta denuncia que nos hizo”, expuso con indignación. “Fue gravísimo, creo que lo hizo porque no se sintió muy bien por la relación previa que tenía con Joaquín”.

Más frases de Fernando Pereyra en el aire del programa “Bahía Hoy”, por La Brújula 24:

“Cuando me detuvieron en 2021 yo estaba viviendo acá en Bahía, en Sarmiento al 300. Previo me habían ido a buscar a mi trabajo. Me llamaron al teléfono para decirme que tenían algo para notificarme y cuando me acerque me anoticiaron de que iba a quedar detenido por esta carátula. En parte me sorprendió por el tiempo que había pasado”.

“En el 2017 Joaquín entregó su teléfono con los videos a la DDI de Punta Alta. Eso fue lo que a nosotros nos dejó tranquilos”.

“Fue un procedimiento como medio exagerado, me rodearon, me esposaron, eran como ocho personas. Pensaban que estaban deteniendo a un violador. Y yo lo único que tenía para defenderme en ese momento era mi palabra, pero es cierto que la mayoría dice lo mismo”.

“Me llevaron a la DDI, yo no entendía mucho el tema, firmé no sé cuántos papeles. Nos encontramos en Fiscalía con mi amigo y con el Defensor Oficial y ahí es donde el doctor –Germán– Kiefl nos dice que con esta carátula teníamos una condena de 8 a 25 años. Le preguntamos por los videos y él no sabía de qué estábamos hablando. Menos mal que mi amigo antes de entregar su celular los subió a una nube y quedaron guardados”.

“Los golpes y el maltrato pasaban a segundo plano, era soportable, pero dejaron marcas”

“Yo en mi vida había pisado una comisaría, no sabía lo que era. Entrar a los calabozos, que están en condiciones paupérrimas, y más uno nuevo cuando entra con esa carátula. Fue una cuestión de supervivencia, entrar y pelearse por la ropa, fueron cosas que nos tocó vivir, aunque quizás en su momento no fue lo más traumático. Que la justicia nos estaba condenando por algo que nosotros sabíamos que no era así”.

“Los golpes y el maltrato pasaban a segundo plano, era soportable, pero dejó muchas marcas. El dolor que atravesábamos era no entender cómo la Justicia nos condenaba por algo que no hicimos”.

“Cuando me hicieron la denuncia le comenté a mi familia lo que había pasado e incluso les mostré los videos. La persona que no sabía era en ese momento mi esposa, porque yo no se lo comenté. Pasó tanto tiempo que pensé que estaba en el olvido. Ella no sabía nada de todo esto y solamente creía en mi palabra, porque en ese momento no le pude mostrar los videos”.

“El doctor Kiefl nos cita a Defensoría en calle Las Heras. Nos lleva la custodia porque estábamos presos, ahí pudimos entrevistarnos con él, donde nos prestó un celular y pudimos descargar esta serie de videos, que eran como 4 o 5, y con eso presentarnos ante el ayudante Fiscal, que estaba sorprendido porque las pruebas son contundentes”.

“Fue un acto consentido, incluso hay participación activa de ella, fue algo planificado entre todos. El doctor Kiefl notó que al haber leído el expediente, no coincidía el relato de la señorita con lo que nosotros les estábamos mostrando”.

Cada minuto que pasábamos ahí era una tortura constante, desde lo emocional y lo físico”

“La doctora –Marina– Lara también, cuando lo vio cambió instantáneamente de opinión porque se dio cuenta de que había sido engañada por esta señorita Damiani en todo momento”.

“Pasaron dos días más, con todo lo que conlleva. Cada minuto que pasábamos ahí adentro era una tortura constante, desde lo emocional y lo físico. En su momento no tomábamos dimensión de eso, hoy en día los recuerdos siguen azotando”.

“Los primeros días, cuando logramos la libertad, fueron muy traumáticos. Era ver a mucha gente de nuevo, no poder dormir de noche. Escuchaba la puerta y me daba miedo, me sentía perseguido a pesar de que somos inocentes”.

“El castigo emocional fue tanto que nos sentíamos acusados por todos. Los medios de comunicación daban a conocer esta noticia, de que habían detenido a dos violadores, entonces el castigo de la sociedad nos pesaba. Al salir no estaba firme el sobreseimiento, es como que había posibilidades de que fuéramos igual a la cárcel. Después, volver al puesto laboral y tener que explicar toda la situación”.

“Está ocupando un cargo muy importante –por Fiorella Damiani-. Cuando vi que era candidata, y después cuando asumió, sentí como cierta decepción del sistema. Una persona con estas características accede a ese lugar, de alguien que debería velar por la educación”.

“Nunca más tuvimos contacto con ella, ella incluso sigue firme con su relato. Está parada en su postura. Le diría que la pasamos muy mal con mi amigo, gracias a los videos hoy estamos acá”.

“Con mi amigo nos habíamos puesto de acuerdo en que si nos condenaban no íbamos a ir a prisión, de hecho me había despedido de mi esposa. Si los videos no eran suficientes ya habíamos intentado colgarnos en un buzón de la DDI. Yo había dicho que a la cárcel no iba a ir porque soy inocente. Así se lo expliqué a mi esposa en una de las cartas. No estoy haciendo apología al suicidio ni mucho menos, pero no podía ir a la cárcel”.

“Yo ya me había despedido de mi esposa en una carta, porque a la cárcel no íbamos a ir”

“Me gustaría que la puedan desafectar del cargo, porque es un lugar muy delicado el que está ocupando. Y luego que la Justicia pueda hacer lo suyo, estableciendo lo que dice el Código Penal”.

“Creo que en su debido tiempo se hará Justicia. Si ella nos pide disculpas, la verdad que fue mucho el daño causado, de hecho todavía sigue doliendo. La salud mental fue muy golpeada, para nosotros y nuestras familias”.

“Desconozco por qué llevó adelante este accionar. Ella tenía una relación informal con Joaquín y quizás se sintió avergonzada, pero no puedo afirmar lo que haya pasado por su cabeza. Capaz no tomó dimensión de lo que estaba haciendo, que sería tan grave”.

Lo más leído