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VUELTA ARGENTINA

El bahiense de 70 años que recorre con su moto el país de punta a punta

Adalberto Iseppi maneja una “gaucha” de 150cc en lo que sería el último periplo de su vida de motero. Hará cerca de 15.000 km. Al promediar la travesía, habló con La Brújula 24.

Fotos gentileza Adalberto Iseppi

Por Augusto Meyer / Redacción de La Brújula 24

En la moto de moda entre los delibery, un bahiense de 70 años hace el último periplo de su vida, que ha denominado “Vuelta Argentina”. Adalberto Iseppi, un motero de alma, recorrerá 15.000 kilómetros de norte a sur y de este a oeste por el perímetro del vasto territorio nacional.

“Me preguntan por qué viajo en moto y solo, y respondo que ‘gracias a la moto se logran estos encuentros’ con una familia completa dedicada a  plantar tabaco. La foto la tomé en la Ruta Nacional 14, km 1086, Misiones, muy cerca de frontera con Brasil”, describió Iseppi en uno de los epígrafes de la foto que publicó en su Facebook.

La familia completa que se dedica al cultivo de tabaco en Misiones en un encuentro emotivo con el motero bahiense Adalberto Iseppi.

Según definió, Zapala (Neuquén) fue el punto de salida y será el de regreso de la “Vuelta Argentina”. En el camino, La Quiaca por Ruta 40, Puerto Iguazú y la costa atlántica, desde La Plata al extremo sur de la Argentina. La Honda GLH 150cc., conocida entre los moteros como “gaucha” y muy codiciada por los motomandados porteños, es fiel compañera de este bahiense que atendió el llamado de la redacción de La Brújula 24 desde Andresito, “el pueblo más Este del territorio”. “De acá bajo a Zárate-Brazo Largo, cruzo a La Plata, bajo al mar, sigo por la costa hasta la Ruta 3 y por ella hasta Ushuaia. Vuelvo hasta Río Gallegos y tomo la Ruta 40 para completar la vuelta. Llevo 6.000 kilómetros y tengo previsto hacer unos 14.800”, indicó.

Zapala, punto de partida y de encuentro de la “Vuelta Argentina”.

Iseppi aseguró que, con este viaje, cumple un sueño. “Me siento bien y con ganas de hacer este viaje. Por más bien que esté, no fume y me cuide, lo tomé como un gran desafío. No basta con saber manejar; hay que tener conducta, usar espejos y ser ordenado. La Ruta 40 es antigua, los pueblos crecieron, la carretera quedó en el medio y las motitos se cruzan y no usan casco. Llegar sano y salvo ya tiene un mérito”, manifestó entre risas.

Este bahiense siente especial devoción por el Refugio del Motociclista situado en Argerich. “Tengo contacto con gente que viaja de Ushuaia a Alaska, con moteros franceses y de otros países que han dado tres vueltas al mundo”, acotó.

El refugio del motoviajero en Argerich.

Vivir en armonía con la naturaleza

Que Adalberto Iseppi viaje en una moto mediana no es casual. Eligió un vehículo de esas características para este que sería el último extenso viaje en moto de su vida.

“Si salís en camioneta y vas a cargar combustible, te limpian el parabrisas buscando propina. Cuando parás en una estación de servicio con la moto, seguro tenés alguno que se arrima y te dice ‘loco, de dónde venís…’ Saben que detrás del casco hay una persona de una sensibilidad distinta. Ojalá otros puedan hacer un viaje como este”, expresó.

“No es necesario tener una moto grande. Hay que ser consciente de lo que uno puede tener y andar  despacio. Mi precaución es cambiar el aceite cada 2.500 o 3.000 kilómetros. Yo quise salir en esta moto que no muestra billetera, para que la gente se arrime a charlar”, afirmó.

Iseppi valoró conocer comunidades que viven en la sencillez más absoluta, alejadas de los lujos urbanos. “La Ruta 40 tiene 5.352 kilómetros desde Cabo Vírgenes a La Quiaca y pasa por 14 provincias. En el trayecto probás comidas típicas y conocés a gente que vive en armonía con la naturaleza. Eso me hace muy feliz. Nadie me obliga a esto y mi familia me acompaña plenamente”, concluyó.

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