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microorganismos beneficiosos

Estas bacterias no son dañinas y fortalecen la salud

Son útiles para prevenir y tratar infecciones gastrointestinales.

Descubrir cómo sacar partido al consumo de alimentos probióticos puede marcar una gran diferencia en nuestra salud. Estos alimentos albergan millones de microorganismos que no solo son amigables para nuestro organismo, sino que también logran sobrevivir a los procesos industriales y a la acidez del estómago. El crédito de este hallazgo se atribuye al microbiólogo ruso Ilya Ilyich Mechnikov, cuyos estudios demostraron que la ingesta de leche fermentada con ciertos tipos de bacterias mejora la flora intestinal, combate microorganismos dañinos y previene enfermedades.

Los ingredientes estrella para la producción de estos alimentos son los lactobacilos y las bifidobacterias, presentes de forma natural en la leche materna, así como en diversas verduras y frutas. Antes de llegar a nuestras mesas, estos ingredientes pasan por un riguroso proceso científico que garantiza su seguridad y eficacia.

Los probióticos no solo son útiles para prevenir y tratar infecciones gastrointestinales y urogenitales, sino que también ofrecen alivio en casos de dolencias digestivas y ciertos tipos de alergias. Los especialistas los recomiendan para controlar la diarrea, mejorar el tránsito intestinal en casos de estreñimiento y reducir el riesgo de alergias alimentarias. Además, demuestran ser beneficiosos en el manejo de enfermedades inflamatorias intestinales e incluso en algunos casos de síndrome del intestino irritable.

Por otro lado, los probióticos contribuyen a una mejor digestión en general, facilitan la absorción de nutrientes y minerales, ayudan en la digestión de la lactosa, fortalecen el sistema inmunológico y promueven la salud del colon.

Es importante destacar que, a pesar de contener bacterias, los alimentos probióticos son seguros para el consumo humano. Sin embargo, aquellas personas que hayan recibido trasplantes o que padezcan el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) deben consumirlos bajo la supervisión de un profesional en nutrición.

Al adquirir alimentos probióticos, es crucial revisar detenidamente las etiquetas. Por ejemplo, en el caso del yogur, existen versiones con y sin probióticos. Otros productos populares incluyen el kéfir, similar al yogur, pero con una concentración aún mayor de probióticos, así como diversos encurtidos como pepinillos y aceitunas.

Además, hay tres alimentos de origen oriental que merecen atención: el kombucha, el miso y el tempeh. El kombucha, un té con propiedades depurativas y antioxidantes; el miso, un condimento japonés fermentado con un sabor único que oscila entre lo salado y lo amargo; y el tempeh indonesio, elaborado a partir de granos de soja fermentados y presentado en forma de turrón.

Integrar estos alimentos probióticos en nuestra dieta diaria puede ser una estrategia poderosa para mejorar nuestra salud digestiva y fortalecer nuestro sistema inmunológico.

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