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RELATOR DE LA REALIDAD

El inolvidable Tato Bores hubiera cumplido hoy 95 años

La corrupción, los impuestos, la devaluación y el poder, fueron algunos tópicos recurrentes en el repertorio del humorista.

Un día como hoy, pero de 1927, nació en Buenos Aires el actor y humorista Tato Bores (Mauricio Borensztein), famoso por sus monólogos políticos en programas de televisión. Bores actuó en 22 películas, en una exitosa carrera artística de más de 50 años que también lo tuvo en las carteleras del teatro de revistas de Buenos Aires.

Murió el 11 de enero de 1996.

A través del humor, Tato dijo lo que nadie podía o quería decir. La sagacidad de sus comentarios, la crítica sutil que evitaba la censura cautivó a los televidentes. Renovó absolutamente el lenguaje del humor político. Asistido por los mejores guionistas de cada época, transformó el estilo de los monólogos de Pepe Arias en un torrente frenético y surrealista de escenas imaginarias entre los personajes del momento.

Bores cumpliría hoy 95 años. Y aunque no esté presente físicamente desde aquel verano de 1996, su voz, su mirada y su siempre lúcida descripción de la realidad argentina forman parte del ADN nacional.

Hijo de una familia judía de bajos recursos que vivía en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Borensztein fue el hermano del medio que dejó la escuela antes de terminar la secundaria y que de inmediato conectó con el mundo del espectáculo.

Comenzó a través de los oficios más rasos. Fue acomodador en el Teatro Nacional Cervantes y plomo -como se le llama al técnico que carga los instrumentos- en la orquesta de Luis Rolero y René Cóspito. Su habilidad para contar chistes fue advertida a tiempo por dos personas que serían fundamentales para su vida: el guionista Julio Porter (el creador del mote “Tato”) y el cómico Pepe Iglesias, también conocido como “El Zorro”, que en 1945 lo contrató como su partenaire en Radio Splendid.

A finales de los 50, Tato Bores comenzó a convertirse en ese icónico personaje de frac, habano y lentes gruesos que analizaba la coyuntura con humor, pero sin contemplaciones. Empezó a ganar premios por sus programas y trasladó todo ese éxito a varios espectáculos de revista en el Teatro Maipo. Rompió récords de audiencia en momentos clave de la historia argentina y registró a través de sus recordados monólogos la mayoría de los procesos políticos de las últimas décadas.

Si algo se destaca en la mirada de Tato Bores sobre la vida social, política y económica de la Argentina es la vigencia. La sorprendente sensación de actualidad que tienen, en la voz del humorista, los problemas de siempre en cada una de las décadas. También los nombres y apellidos de algunos políticos, dirigentes, empresarios, jueces: nadie está a salvo en sus monólogos.

Fuente: Página 12 y La Voz

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