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La crisis y sus efectos

Advierten por los peligros de los alimentos “a base de”

Trinidad, una vecina de nuestra ciudad, sufrió una fuerte reacción alérgica tras consumir un “aderezo a base de queso”. “Me broté toda”, comentó todavía indignada.

La crisis económica por la que atraviesa nuestro país tiene aristas de diferentes tipos.

Cuando el bolsillo se achica y todavía queda un largo trecho para llegar al día de cobro, comenzamos a hacer malabarismos para poner un plato de comida en la mesa. Y dentro de esos malabares, se encuentra comprar segundas o terceras marcas que, obviamente, tienen un costo considerablemente menor.

Sucede que las empresas, para poder ofrecer un precio competitivo, también recurren a ciertas artimañas para reducir sus costos de producción. Así han surgido en el mercado los “alimentos a base de”, que no son ni más ni menos que productos baratos “disfrazados” de algo que no son, o lo son en parte. Leche que parece leche, pero que no es leche; queso rallado que parece queso, pero que no es queso; lo mismo con el yogur, la miel, la mayonesa, el aceite de oliva o el café, entre otros.

Trinidad, una vecina de Bahía Blanca, cayó hace poco en esta especie de trampa de las compañías. Aunque su caso tomó repercusión porque la ingesta de un queso rallado le produjo un brote alérgico, por el que tuvo que recurrir a una guardia médica y recibir un inyectable.

“Uno en el apuro y con tal de ahorrar unos pesos, compra sin mirar. En el mercadito que tengo cerca de casa, había un queso rallado de paquete azul a 90 pesos y uno con paquete negro, a 30. Obviamente, compré el de 30”, relató la vecina, en comunicación con el programa Deberías Saberlo de LA BRÚJULA 24.

Lo que Trinidad no observó es que en la parte superior de ese paquete de color negro y con letras blancas muy pequeñas, figuraba la leyenda “aderezo a base de queso procesado con almidón, rallado y deshidratado”.

“La medica me dijo que ese ´aderezo a base de´ puede tener cualquier cosa en su interior. Yo tengo 32 años y sé a qué le tengo alergia, pero esto me tomó por sorpresa”, contó.

Los efectos fueron casi inmediatos. Y el susto, más que importante.

“Terminé de comer y le dije a mi marido, ´me pica un poco la cara’ . Al rato, parecía un morrón. Tenía brotada las piernas, la cara, los ojos, todo. La médica me vio y si bien tenía personas adelante, me atendió primero”, dijo.

A Trinidad le aplicaron un antihistamínico y un corticoides y le dieron un tratamiento por siete días.

“Me comuniqué con la empresa vía mail, pero todavía no obtuve una respuesta. Es realmente preocupante, porque tenes que ser ingeniero en alimentos para comprender qué es lo que tiene cada paquete”, resaltó la vecina.

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