Romina, Sara, Verónica y Josefina tienen algo en común. Si bien se conocieron esta mañana en los estudios de LA BRÚJULA 24 FM 93.1, las cuatro valientemente relataron su experiencia con el odontólogo Guillermo Bianciotti, investigado por la Justicia a raíz de las denuncias de abuso que son coincidentes y comprometen al profesional.
En el programa "Bahía Hoy", todas ellas expusieron al aire el episodio que les tocó atravesar en el consultorio ubicado en Caronti al 300.
El testimonio de Romina: "La esposa del odontólogo le dijo que no volvía a poner las manos en el fuego por él"
El lunes llegué al consultorio con mi hermana, me acuesto en la camilla y me hace lo mismo. En un momento entra su secretaria y él saca el brazo, es ahí cuando me doy cuenta. Las puertas del consultorio siempre están cerradas.
Cuando nos estábamos retirando, hace acostarse a mi hermanita y yo, dejando que esto ocurra, me muestra con su espejo la boca de ella. Miré a este hombre que con su otra mano le hace lo mismo y la manosea. Cuando él se incorpora, salimos.
El turno lo había sacado para grabarlo. Él quedó en libertad porque tiene plata. Que sea excelente en su trabajo no lo exime de ser alguien asqueroso. En mi familia ya pasó un caso de abuso y, lamentablemente, quien lo cometió está afuera por no tener pruebas, por eso saqué el turno.
Anteriormente una vez me había tocado la vagina con el codo pero esta vez no lo aguanté y llamé a toda mi familia para que le rompa la cabeza a este hijo de puta. No tengo miedo que tome represalias. Hoy, mi hermanita está muy mal. Y si me animé a contarlo es porque no quiero que nadie viva lo mismo que nosotras.
Delante de mi cuñado, la esposa le dijo en el consultorio 'yo no vuelvo a poner las manos en el fuego por vos'. Eso me da la pauta de que sabía cómo se comportaba su marido.
Lo que vivió Sara: "Estoy convencida de que no lo hizo sin querer"
A mi me pasó lo mismo que a Romina. Fui a extraerme una raíz y, después que me puso la anestesia bajó el codo hasta mi panza. Tuve el reflejo de acurrucarme. Me bajó el codo hasta la vagina y pensé que lo había hecho sin querer. Inmediatamente después me apoyó la mano.
Me sentí muy culpable por no denunciarlo y sólo lo hablé con mi entorno que me decía que lleve el caso a la Justicia. Como no tenía pruebas no me animé. Incluso retó a la secretaria porque entró cuando me estaba atendiendo sin golpear la puerta.
Esto ocurrió en marzo o abril de este año. Llegué a él por intermedio de la obra social. Cuando supe que no me lo había hecho a mi sola, me di cuenta que no había sido sin querer.
El valiente relato de Verónica, que lo había denunciado en octubre y su causa fue archivada en enero
Llegué con un dolor muy fuerte de muela. Me acostó en la camilla, me revisó la muela y me pedía que le marcara cuál era la que me dolía. Cuando me mete el dedo en la boca me pregunta si me dolía. Luego me hizo agarrar el espejo e inclinarme para atrás. Es ahí donde baja un dedo a mi vagina.
Allí es cuando ingresó la esposa y nos quedamos mirando fijamente. Yo mentalmente le decía 'sacame de acá'. Ella no vio que me estaba tocando pero sí notó lo que estaba pasando. Sabía que lo que estaba haciendo él no era sin querer.
Yo era paciente de él hace diez años y nunca se había comportado así. Cuando se fue la mujer volvió a tocarme la vagina con dos dedos, como si nada. Me preguntaba si me dolía la muela y yo no podía concentrarme porque me estaba manoseando.
'No me duele más' le grité. Como si nada me dijo que me iba a dar una panorámica y una pastillita para que se me pase el dolor. Me dijo que en 15 días me veía, me saludó con un beso y me fui. Ahí fue cuando decidí denunciarlo, luego de charlarlo con mi marido.
La secretaria me llamó por teléfono sospechosamente después de ser atendida por Bianciotti en aquella ocasión. Es mínimamente encubridora, si no es víctima.
Tuve que dejar de trabajar porque cada auto que veía en la calle me hacía acordar a él. Yo trabajaba en el barrio Patagonia, donde él vive, y me daba mucho temor cruzármelo. Muchas noches no pude dormir.
Josefina: "Estoy convencida que él estudiaba a sus víctimas, es muy perverso"
Yo también era paciente desde 2009, nunca había tenido problemas. Confiaba en él como profesional. El trato siempre fue muy ameno. Lo que me ocurrió ese día fue inesperado, me estaba haciendo un tratamiento de conducto.
Me tocó con el codo y me sorprendió, imaginate que entre la anestesia y lo que estaba viviendo hace que uno deba estar ahí para saber cómo reaccionar.
La superioridad de poder y dominación es muy fuerte. Todas somos bajitas de estatura y él es muy grandote. Yo estoy convencida que él estudiaba a sus víctimas. Es muy perverso.
Una vez que esto avance, más allá de la Justicia, tenemos que desmitificar socialmente que por el status social alguien sea inocente.
Hoy, las cuatro víctimas admitieron que están pensando en buscar una odontóloga mujer. Incluso algunas de ellas admiten que nunca más pudieron ingresar a un consultorio de ningún tipo.
Ver comentarios (0)