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siempre un ejemplo

El adiós a Paulo, un guerrero bahiense que sufría ELA y se definía como una persona feliz

Su vida se apagó en La Plata, donde residía. Fue el creador de un lema: “TF” (Todo Felicidad). Su grandeza y optimismo lo caracterizaron hasta el momento de su despedida.

Cecilia Corradetti, para La Brújula 24 ([email protected])

La sonrisa eterna, la actitud de buen tipo, ejemplo de fortaleza y dignidad. Tantos calificativos, todos buenos, son los que hoy, más que nunca, afloran entre quienes conocieron a Paulo Bigliardi, de 53 años, un bahiense que sufría Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), enfermedad poco frecuente que se hizo más visible desde que se dio a conocer la lucha de Esteban Bullrich.

Paulo se despidió de este mundo con la grandeza que lo caracterizó mientras vivió: feliz, positivo, optimista. Fue alrededor de las 8 en un hospital de La Plata, donde residía junto a su familia. Una semana atrás había sido intervenido y no pudo salir del cuadro irreversible por el que atravesaba.

“Fui este año dos veces a visitarlo y nunca bajó los brazos. Su lema era ‘Todo felicidad’ y así, realmente, transitó sus últimos años de vida”, dijo Atilio Giannoni, compañero de la primaria en la Escuela Nº 3 de calle Terrada al 400.

“Cuanta tristeza…. tremendo. Su alegría contagiaba. Me siento triste”, expresó, por su parte, Francisco Cattaldo, también del mismo grupo de la infancia y con quien solía jugar al básquet en el club Argentino.

“Siempre digo que estamos de paso y lo único que nos llevamos son los lindos momentos. Con vos, primo, compartimos miles. Básquet, fútbol, ping-pong, música y salir de vacaciones con los abuelos”, escribió Gastón Perl.

En 2022, durante una extensa y conmovedora charla con La Brújula 24, confesó: “Cada día un poco más lento, más dependiente y, sin embargo, feliz”.

En 2018 le diagnosticaron ELA, pero su condición no lo amedrentó. El primer impacto lo angustió, pero siguió adelante con actitud y un lema que desde entonces –y hasta hoy– repetía sin cesar: “TF” (Todo Felicidad).

Su enfermedad afecta el sistema nervioso, debilita músculos e impacta en las funciones físicas. Las células nerviosas se degradan, hecho que reduce la funcionalidad de los músculos con los que se conectan. Las causas aún se desconocen. “La vida es hoy. Y soy feliz”, repetía.

Nacido en Bahía Blanca el 30 de octubre de 1970, Paulo fue al Jardín de Infantes N° 1 de calle Juan Molina y cumplió la primaria en la Escuela N 3. Más tarde cursó el secundario en la ENET N° 1, de donde egresó como técnico electricista.

En 1990 partió a La Plata para estudiar Administración de Empresas, carrera que no se dictaba en su ciudad. Sin embargo, sobre la marcha se cambió a Contador Público. Se recibió en 1996.

“Me fui quedando en La Plata por ofertas laborales, aunque siempre con el deseo de regresar a Bahía”, relataba. Claro que en 2000 conoció a Ana Claudia Vera, la madre de sus hijos, y el plan cambió. Se casaron un año después y decidieron formar su familia en la Ciudad de las Diagonales. Con ella tuvieron dos hermosos hijos, a quienes contagió su pasión por River Plate.

“En noviembre de 2018 empecé a sentir que me temblaba el bíceps izquierdo, pero coincidía con un momento que vivía con mucha tensión: soy hincha de River Plate y se venía la final de la Copa Libertadores contra Boca. Todo eso me hacía suponer que se trataba de un cuadro de estrés. De todos modos, le insistí a mi médico para realizarme algunos estudios. A partir de allí comenzamos, hasta que en agosto de 2019 me diagnosticaron. Fue triste, aunque era una enfermedad que no registraba. La consulta había sido en Buenos Aires, mi mujer estaba de viaje y fue difícil. Me encontré con una enfermedad absolutamente nueva que en principio me permitió vivir una vida normal. De verdad, más allá de aquel día del diagnóstico, tuve la suerte de jamás sentirme bajoneado”, relató.

Aquella entrevista finalizó de esta manera: “Sin lugar a dudas todos queremos vivir. Por eso el deseo común es encontrar una cura”.

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