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habló en La Brújula 24

Víctima del “Clan Benítez” rogó que no liberen a uno de sus captores

“Vivo con ataques de pánico y ansiedad”, contó Aldana, luego de que trascendiera el pedido de arresto domiciliario que hizo uno de los integrantes de la siniestra familia que la mantuvo secuestrada.

La historia del “Clan Benítez” marcó un antes y un después en la historia judicial de la ciudad. Se trata de la macabra familia imputada por el calvario que vivieron al menos dos mujeres en el interior de una vivienda ubicada en Güemes al 3700, donde residían.

En julio del 2022, el Tribunal de Casación Penal de la Provincia confirmó la sentencia dictada en primera instancia para Fernando Rubén Benítez por privación ilegítima de la libertad agravada; homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género en grado de tentativa y abuso sexual con acceso carnal reiterado, en concurso real, a la pena de 48 años de prisión.

En esa sentencia también se condenó a su madre, Nélida Ester Llanos, y su hermano, Gonzalo Leonardo Benítez, como partícipes necesarios de la privación ilegítima de la libertad agravada, a 13 años de cárcel. En el caso de la mujer, está libre porque dicha sentencia fue apelada.

Los integrantes del “Clan” Benítez. (Foto de archivo)

Y ahora, se suma un nuevo capítulo en la historia. Gonzalo, el menor de los hermanos, quiere abandonar del penal de Saavedra, donde se halla detenido. Pide el beneficio de arresto domiciliario porque, asegura, quiere cuidar a su papá, supuestamente afectado por un cuadro delicado de salud.

Aldana, una de las víctimas, junto a su mamá Paola, pasaron por La Brújula 24. “Ahora tengo ataques de pánico y ansiedad, ataques de llanto, pero tengo que salir adelante”, aseveró entre lágrimas, recordando los tormentos a los que fue sometida.

Y contó que le ha pasado de cruzarse a Nélida Llanos en la calle. “Se me queda mirando y no me dice nada, me dan ataques de pánico”.

“Me cuesta muchísimo dormir con la luz apagada y desconfío de todos. Capaz que me están jodiendo o mueven una mano y pienso que me van a pegar. Me acuerdo de todo, patente. Me rompió el hueso que está atrás del ojo, y ahora ya me empezó a latir y veo borroso. Me pegaba con la mano, o la parte de atrás del destornillador”, añadió la joven que recientemente pudo retomar sus estudios secundarios, mientras visita de manera periódica a profesionales de la salud mental para intentar salir adelante.

“Trato de buscar una estabilidad y cada tanto, como esto ahora de Gonzalo, pasa algo y vuelo a caer. Es como que no puedo terminar de estar bien, he buscado trabajos como niñera y no me los han dado por haber sido víctima de este clan”, refirió.

Aldana y Paola en el estudio de La Brújula 24.

“Fue mi primer novio, me enamoró de alguna manera. Me llevó a la casa a conocer a su mamá y no me dejó salir más. Cumplí mis 18 años secuestrada. Nos habíamos conocido por Facebook. Habrán pasado dos semanas de que había terminado la escuela, y ahí me pegó por primera vez, se puso celoso de un hombre que había en mi casa”.

Paola, por su parte, dijo que “él pidió salir para cuidar al papá que le agarró un ACV y tiene diabetes, porque dice que es el único que está a cargo. Aparte, adjudica que hace siete años vivió con su papá, pero nunca acreditó domicilio, tiene distintas direcciones y nunca estuvo a cargo del papá. Me da miedo por ella, así no puede seguir. Ellos hasta el día de hoy acusan a las chicas de que inventaron todo”.

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