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El autotransporte de cargas asume el desafío que plantea una nueva era

El presente del rubro que motoriza a la economía. Qué variables afectan la rentabilidad. Y la óptica de un empresario local: “Más de un 40% del costo para transportar mercadería, está formado por impuestos”.

Por Leandro Grecco
Facebook: Leandro Carlos Grecco /Instagram: @leandro.grecco/Twitter: @leandrogrecco

Una de las áreas funcionales más importantes de la ciencia logística general, directamente relacionada con la organización y gestión de los flujos de materiales, es la del transporte.

En las condiciones modernas del mercado, la logística del transporte desempeña un papel muy importante en la interacción de cualquier empresa con el entorno exterior. En el proceso de esta interacción, es necesario garantizar el movimiento físico de las mercancías en el espacio a lo largo de la ruta óptima al menor coste. 

La logística del transporte es una rama de la logística que se ocupa de la organización de la entrega, es decir, del transporte de cualquier objeto material (productos, sustancias) de un punto a otro a lo largo de una ruta óptima.

En Bahía Blanca, el sector del autotransporte de cargas ocupa un rol relevante como engranaje de la economía nacional. Leandro Alarcón, titular de una histórica firma familiar dedicada al rubro, explicó que “es un servicio que comunica partes interesadas, a saber: productor o industria, con comerciante o consumidor final”. 

“Muchas veces el vendedor es un particular que ofrece su mercadería a otro particular, y que una vez cerrada la operación, se torna necesario hacerle llegar el producto a destino. En estos casos, el arribo definitivo del e commerce a nuestras vidas, ha acentuado aún más la necesidad del servicio comunicativo de mercadería”, manifestó Alarcón, en su charla con la redacción de este diario digital.

Siguiendo las últimas  estadísticas de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas, el 90% de la mercadería del país se traslada por camión. El resto, principalmente cereal, por medio de ferrocarril.

Este servicio de autotransporte de cargas, es abarcativo de infinidad de rubros (alimentos, materiales de construcción, combustibles, tecnología, medicamentos, mobiliarios, neumáticos, elementos personales, entre otras variables). En materia de alimentos, el transporte garantiza el abastecimiento, permitiendo que el proceso productivo logre complementarse, desde la materia prima a la góndola.

Por su parte, el transporte como traslado de mercadería de un punto a otro, muchas veces requiere de su complemento logístico: “Ese aspecto distintivo es el agregado en mano de obra, que prepara a una carga/mercadería para poder ser entregada en condiciones óptimas en destino”, aseveró el empresario local.

Y planteó un ejemplo: “Muchas cargas que se reciben a granel en la empresa de transporte, se separan de otras cargas pesadas o cortantes en el depósito, se colocan en pallets, se envuelven en film/streech para ordenarla, y permitir su correcto acopio por el cliente. Esto sucede fundamentalmente en grandes cargas”.

“A su vez, la empresa de transporte se diferencia de la de correo, porque la primera agrega mano de obra logística en el reparto de cargas voluminosas o pesadas, ya sea caños de grandes dimensiones, o pallets de piso de mucho peso, por citar solo algunos ejemplos. En estos casos la labor logística incluirá equipos con plataforma de descarga o autoelevador, según el caso”, reflejó Alarcón.

Al transporte y logística se le añade, en ocasiones, la distribución de mercadería en varios clientes. Es decir: una fábrica puede enviar miles de cajas de galletitas o perfumería, para repartir a cientos de clientes. 

“En ese caso, la empresa debe desconsolidar dicha carga desde los equipos de ruta y prepararlas para su acopio. Luego repartirla previa coordinación con cada destinatario final. Para ello, a su vez, deberán contemplarse, vehículos de diferente porte y personal preparado para cada caso y ubicación”, enfatizó nuestro entrevistado.

No obstante, se registran algunas dificultades que deben atravesar estas empresas en los tiempos que corren en el país, situación a la que, obviamente, no es ajena la ciudad, pese a todo el potencial que ostenta.

Alarcón resumió que “la suba interanual del combustible fue de 200% aproximadamente. El gasoil es sino, el principal insumo de trabajo. Las condiciones inflacionarias no colaboran en el negocio. Si bien el sector muchas veces no traslada (al menos en su totalidad) dichos aumentos a tarifas, en ocasiones es imposible no hacerlo, en desmedro de la cadena productiva”. 

“Otro aumento gravitante es el de los neumáticos, elemento también esencial para equipos de larga distancia, reparto y logística (camionetas, autoelevadores)”, agregó, como un extra que no debe ser desdeñado al momento de trazar los números de rentabilidad. 

Y lanzó: “Más de un 40% del costo para transportar una mercadería, está formado por impuestos. Muchos de ellos interjurisdiccionales. Y ello debido a que, por esencia, muchas de las empresas de transporte, logística y distribución, tributan en más de una Jurisdicción a las cuales comunican con su servicio”.

Nuevamente, volviendo a la FADEEAC, se pueden citar de manera meramente enunciativa, los aumentos que incidieron fuertemente en el sector, superando el 182% interanual, según índice de Costos de Transporte.

“Solo el mes noviembre pasado tuvimos: Peajes (52%), Costos Bancarios/Financieros (25%), lubricantes (20%), seguros (16%), neumáticos (15%), personal (14%), por citar los principales. A eso debe sumarse el costo de mantenimiento de cada unidad, tanto en repuestos como en mano de obra”, cerró Alarcón.

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