WhatsApp de Publicidad
Seguinos

Jorge Morresi

El profe que deja huellas en los niños: abandonó una carrera para abocarse a su pasión

Nada menos que 38 años en escuelas de verano respaldan a este profesor de Educación Física que abandonó la carrera de Contador Público, a poco de finalizarla, para volcarse a su verdadera vocación.

Cecilia Corradetti / La Brújula24 / corradetticeciliagmail.com

A Jorge Morresi se le quiebra la voz cuando mira hacia atrás y repasa los capítulos que lo trajeron hasta hoy. Dice, mientras exhibe fotos de los años 80 --cuando debutaba con su escuela de verano-- que ni él puede creer el agua que corrió bajo el puente y los millones de recuerdos cosechados, la mayoría felices.

No es para menos. Lleva 38 temporadas consecutivas al frente de una escuela de verano que, a esta altura, representa una verdadera institución en Bahía Blanca. Además, una tarea que toda la vida la combinó con su otra pasión, la de entrenador de categorías formativas.

Aclara que tiene una frase de cabecera que lo acompaña siempre y que, a lo largo del tiempo, le dio la razón. Dice así: “Que el corazón te marque el qué y la razón el cómo”.

“Me emociono al contarlo. La experiencia me indica que hay que hacerle caso al corazón y que, si hay verdadera pasión, las cosas se terminan dando. Dejé mi carrera de Contador en la UNS cuando iba encaminado, a punto de terminar de cursar. Me di cuenta de que lo mío era Educación Física y, por supuesto, siempre la formación de chicos. Empecé de cero a los 28 años, ya con cierta edad, pero, lejos de arrepentirme, fue lo más acertado que pude haber hecho”, recuerda Morresi, que está casado con Guillermina Meiller y es papá de Mateo y Manuela.

De a poco, sin prisa ni pausa, los resultados salieron a la luz.

“Es una satisfacción enorme la confianza que a lo largo del tiempo me siguen depositando los padres, que dejan nada menos que a sus hijos en mis manos. No hay felicidad y reconocimiento más grande que el hecho de que hoy lleguen a la escuelita de verano los hijos de los que fueron alumnos hace años. Lo económico nunca prevaleció, aunque, increíblemente, aparece solo, cuando hay una trayectoria”, define en un diálogo profundo con La Brújula 24.

La mejor explicación al esfuerzo y la constancia la tuvo en esta, su temporada número 38 al frente de la escuela de verano que desarrolla en el predio del Sindicato del Petróleo, en Aldea Romana con un equipo de profesionales a su cargo: en las primeras 48 horas se inscribieron 250 niños.

Sin embargo, los inicios, junto a su amigo y coequiper Dante Lima, con quien dirigía la categoría Premini en 9 de Julio, fueron a pulmón.

Jorge Morresi, arriba, cuarto desde la izquierda. Primer plantel de profesores de la escuela de verano que inició allá por 1984 y que se realizaba en la UOM. Una reliquia, según dice.

--¿Cómo nace la primera escuela de verano?

“Nací en el barrio del Club 9 de julio donde sin darme cuenta me fui desarrollando, primero como persona y luego como profesional. Precisamente el club, que llevo siempre en mi corazón, fue mi segunda casa desde los 8 hasta los 40 años y allí encontré la posibilidad de descubrir mi vocación, realizándome como profesional y, principalmente, encontré amigos que me acompañan hasta hoy”, recuerda.

--Justamente con Dante, mi amigo de toda la vida, un día nos movilizó la idea de ofrecerles una actividad a los niños durante el verano. Pero teníamos 17 años y poca experiencia y contactos, y si bien nos movimos en pos de ese objetivo, en ese momento no lo pudimos concretar. Sin embargo, plantamos una semilla que, al año siguiente, de la mano de algún dirigente visionario, logró germinar a través de un convenio con la U.O.M. y allí arrancó mi historia en la actividad. Por esa época me desempeñaba como entrenador de básquet y estudiaba Contador Público en la UNS y, a pesar de estar muy avanzado en la carrera, ya que me quedaban solo dos materias para terminar de cursar, decidí abandonarla y comenzar de grande, porque tenía 28 años, con la carrera de Educación Física para darle fundamento y respaldo teórico a mi verdadera vocación.

El semillero de 9 de Julio y un clásico, el entrenador Jorge Morresi. Toda una vida volcada a los niños y el deporte.

--¿Cómo transcurrió su vida laboral desde entonces?

--Mi vida laboral consistió en ser entrenador de básquet durante la temporada escolar y la escuela de verano en la época estival. Luego “el profesor” le ganó la pulseada al “entrenador” y desde hace ocho años, durante el ciclo lectivo, desarrolló un proyecto personal que tenía en el tintero desde hace muchos años: una escuela de desarrollo motor e iniciación deportiva para niños y niñas a partir de los cuatro años, con la cual, al igual que con la escuela de verano, estoy feliz y orgulloso. Este proyecto se dicta en Casablanca, calle Cerrito y Cuyo.

La copa y el diploma, en Olimpo.

--¿Qué ve cuando mira hacia atrás?

--Hoy, luego de 38 años consecutivos de escuela de verano miro al pasado y me encuentro con un recorrido que me parece increíble. Casi 40 años de escuela de verano, una cifra que para mí es un orgullo, porque denota el apoyo y reconocimiento de la comunidad a mi organización y trabajo. Hoy, muchos chicos y chicas que han sido alumnos míos en mis inicios me traen a sus hijos, y eso realmente me emociona.

Felicidad, vocación, pasión por el camino elegido. Jorge Morresi y la sonrisa inocultable. Asegura que lleva 38 años sin tomarse enero y febrero de vacaciones.

--¿Siempre en el mismo predio?

--Actualmente, desde el año 1999, la actividad la desarrollo en el Sindicato del Petróleo, Gas y Biocombustible de Bahía Blanca, que me abrió sus puertas para ofrecerle a sus afiliados y al público en general una actividad recreativa de verano en un hermoso predio que cuenta con las características de infraestructura ideales para esta actividad: piletas, parque, mucho verde, quinchos, sanitarios, etc. Todo con un mantenimiento de excelencia y que, junto a una estructura de docentes, asistentes, guardavidas, enfermera, personal de mantenimiento, limpieza y seguridad, hace que los más de 600 chicos por temporada que pasan por este espacio puedan divertirse y aprender con mucha seguridad.

--Es decir, no conoce lo que significa tomarse vacaciones en enero y febrero…

--Exacto. Por ahí pienso que son 38 años trabajando en verano, nunca vacaciones como la mayoría de la gente. Sin embargo, nunca lo sentí como un sufrimiento, en realidad ni me di cuenta, porque, como suele decirse, “cuando uno trabaja en lo que ama, ir a trabajar no cuesta trabajo”. Creo que esa es la base del éxito, insisto, sin pensar demasiado en si es redituable porque tarde o temprano llega solo. Semejante continuidad solo es posible con un trabajo serio y responsable.

Jorge Morresi y una de las imágenes viejas que lo siguen sorprendiendo, la gran cantidad de chicos anotados en la colonia.

--Miles y miles de niños pasaron por la escuela a lo largo del tiempo, un lugar al aire libre y con piletas ¿Nunca un problema?

--Jamás, pero esto es obra de una estructura armada y capacitada. Me acompañan muchísimos profesionales, la escuela está aceitada desde hace años y el no haber tenido nunca un problema nos brinda un importante respaldo. El complejo posee tres hectáreas totalmente parquizadas en excelente estado y mantenimiento, desde el parque hasta las instalaciones sanitarias, las piletas, etc. Este es un lugar con mucho aire libre, mucho verde, que saca al niño de su hábitat normal de la ciudad. Se cuenta también con un amplio quincho cerrado y un salón en caso de necesidad.

--Más allá de la recreación ¿la formación es una premisa?

--Absolutamente. Me dedico a eso, por eso el objetivo es contener a los niños dentro de un ámbito seguro, alegre y educativo durante los meses de receso escolar pero siempre tratando de inculcar conductas y hábitos positivos desde lo social, emocional, intelectual y físico, sin olvidar que los chicos van a divertirse. Muchos son chiquitos y cada grupo tiene su equipo de trabajo, porque está abierto para niños y niñas de 3 a 14 años. El requisito de edad mínima es que haya hecho salita de tres de jardín de infantes y sea independiente para su cuidado personal (aunque requiera un poco de ayuda), es decir, vestirse, ir al baño, etc.

--¿Un balance?

--Nada mejor que repetir esa frase que dije anteriormente: "Que el corazón te marque el qué y la razón el cómo". Puedo asegurar que no falla.

Lo más leído