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La Feria de Música y Literatura despierta curiosidad e interés en jóvenes y adultos

A punto de cumplir diez años, la propuesta se encamina a ser un clásico en la ciudad. Los orígenes. El contacto emotivo con el arte y la cultura. Y los proyectos de un grupo de apasionados que hacen un aporte invalorable.

Por Leandro Grecco
Facebook: Leandro Carlos Grecco/Instagram: @leandro.grecco/Twitter: @leandrogrecco

La Feria de Música y Literatura tiene su comienzo allá por noviembre de 2013 cuando un grupo de personas de Bahía Blanca dedicadas a la venta de libros, vinilos, CD y casetes por internet deciden entre todos unirse y convocar a una feria de un día en un salón del macrocentro de la ciudad. El éxito de esa convocatoria los impulsó a realizar otro encuentro al mes siguiente.

A partir de ese momento se conformó un grupo que, sin dejar de lado la dedicación específica a los emprendimientos particulares, empezaron a pensar en la idea de mantener el proyecto de una suerte de feria como algo estable y fijo, que pudiera materializarse casi todos los meses. Mario Cantarini es uno de los feriantes y dio especificaciones a LA BRÚJULA 24.

“En 2014 nos establecimos en un salón llamado Estación Rock (Soler al 700) y ahí estuvimos casi tres años con muy buena convocatoria e incluso contando con la participación de los feriantes de otras ciudades como Neuquén, Capital Federal, Santa Rosa y Punta Alta. Para ese entonces también habíamos decidido ampliar la categoría agregando el rubro literatura ya que nos parecía que era buen complemento para la propuesta de interés cultural que llevábamos adelante”, destacó Cantarini, al iniciar su alocución respecto a la iniciativa.

Y manifestó: “Siempre tuvimos la inquietud de probar y de ir variando los lugares de encuentro de la feria, tanto para comodidad nuestra y de los asistentes como también para tener más exposición y captar más público. Eso nos llevó a tener unos cuantos encuentros en la estación de trenes, lugar pintoresco y apropiado para nuestra propuesta en ese momento”.

“A finales de 2017 dimos un gran paso cuando pudimos obtener el permiso para llevar la feria a la entrada del Parque de Mayo, uno de los lugares más concurridos los fines de semana en la ciudad, lo que nos permitió llegar a un público que aún no nos conocía. En octubre de 2018, esta feria fue declarada de Interés Municipal por el Concejo Deliberante”, agregó, en otro segmento de la charla.

Siguiendo con la crónica de los episodios sucesivos, dictaminó que “en marzo de 2020 la pandemia lamentablemente nos obligó a recluirnos por un año hasta que a inicios de 2021 retomamos los encuentros, pero esta vez en otro sector del Parque de Mayo ubicado en el famoso ‘Monumento La Loba’. A principios de este año, gracias a la autorización del municipio, comenzamos a presentarnos en la plazoleta lindante al Teatro Municipal los sábados, lo cual fue muy positivo desde el primer momento ya que nos siguió abriendo puertas a más público, a gente que hasta el día de hoy se sorprende gratamente de esta propuesta”.

“Desde el primer momento tuvo por objetivo no ser tan solo un instrumento para incrementar las ventas, sino también un punto de encuentro y de reunión para coleccionistas de la música y para amantes de la literatura. Nuestro propósito es que exista en la ciudad un lugar donde encontrarse con verdaderos vinilos y CD de colección y al mismo tiempo con novedades, libros usados para todos los gustos y en simultáneo para compartir una charla amena sobre una pasión tan linda y particular como el coleccionismo o la lectura”, refirió, en otro ítem de la entrevista.

Consultado respecto al perfil de los asistentes a cada encuentro, comentó: “Todo aquel que acude fielmente desde hace tiempo sabe que en cada feria van a encontrar algo nuevo o que van para sorprender con algún artículo que parecía imposible conseguir y eso es algo que nos estimula a mejorar continuamente y trabajar para tener el mejor material posible a disposición del cliente”.

“Desde lo personal, en el rubro música, es muy gratificante ver muchos adolescentes o jóvenes, que nacieron en un mundo donde ya existía el acceso gratis y rápido a la música, adquirir la misma en formato físico. Es decir que apuestan por el cd o el vinilo para escuchar a sus artistas favoritos y eso se da porque además del gusto por la música también está el goce por el coleccionismo. Un disco o un libro nos puede transportar a otra época de nuestras vidas, a otros lugares, recordar a amistades, revivir sentimientos”, exclamó con voz firme y convicción.

Y mostró satisfacción: “Algo que nos llena de orgullo es recibir constantemente el reconocimiento y la gratitud del público que nos visita y nos felicita por la propuesta, por mantener vigente una actividad que parecía perdida entre tanta modernidad. Desde el comienzo de la feria hasta la actualidad debe haber pasado un centenar de expositores, en los primeros años llegó a haber hasta 30 en una misma cita”.

“Luego del receso por el Covid, quedamos solo los más antiguos, los de la primera camada, con el agregado de dos o tres nuevos feriantes. Cada uno de nosotros aportamos un monto de dinero mensual para solventar el gasto de publicidad en redes sociales. El resto de la difusión se da a través de medios de comunicación tradicionales, previo a cada evento”, advirtió Cantarini.

Sin embargo, dijo que “no recibimos ningún tipo de subsidio, se nos brinda el espacio público, con la idea de presentar un proyecto para contar con un sector fijo para llevar adelante la actividad. Se podría decir que replicamos esta idea de lo que ocurre en Buenos Aires, tratamos de parecernos lo más posible al Parque Centenario, donde los fines de semana se produce un encuentro de esta misma tónica”.

“Tras el año 2000, las disquerías empezaron a desaparecer y los coleccionistas no abandonamos el hobby, por lo que se generó un ambiente propicio para lo que hoy estamos impulsando. Entre los coleccionistas de vinilos, lo más buscado son las ediciones de época, aquel material que aún perdura en buen estado de las décadas del 70 y 80, más allá de que muchos discos de aquel entonces fueron reeditados en la actualidad”, aseveró uno de los feriantes históricos.

Luego, lo argumentó: “Algunos buscan verdaderas joyas del pasado que son la frutilla del postre de un coleccionista, como ese que busca el disco original de ‘El Lado Oscuro de la Luna’ de Pink Floyd. Ocurre lo mismo con aquellos que habían salido con una tapa que luego fue censurada y se tuvo que modificar, con una tirada muy baja de determinada edición, lo que convierte a ese vinilo en muy buscado. Suelen aparecer de forma muy inesperada, algo que también ocurre con los libros”.

La existencia de una feria de música y literatura es de vital importancia en nuestra sociedad, ya que fusiona dos formas de expresión artística que tienen un impacto profundo en nuestras vidas. Esta convergencia crea un espacio donde los amantes de ambas ramas pueden explorar y enriquecer sus experiencias culturales de manera única.

La música y la literatura comparten la capacidad de emocionar, inspirar y provocar reflexiones profundas, por lo que se fomenta la interacción entre creadores y audiencia, promoviendo la diversidad cultural y estimulando la creatividad. En última instancia, fortalece el tejido cultural de nuestra sociedad, fomentando la apreciación de la belleza y la profundidad que estas expresiones artísticas aportan a nuestras vidas.

Los feriantes

  • Mario Cantarini (LP – CD)
  • Rodolfo Price Echandi (LP – CD)
  • Gustavo Bortolas (Libros)
  • Alejandro Suarez (CD)
  • Leandro Coccia (Libros)
  • Eduardo Aguilar (Libros – CD)
  • Andrea Lazzini (Libros)
  • Jose Cambi (Comics)
  • Marcela Vidal (Libros de su autoría)
  • Gastón Guzman (Stickers de bandas y solistas)
  • Fernando Battistoni (Artesanías con pirograbado --a base de fuego-- en madera)

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