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curiosa anédcota

Soy Rada contó el extraño pedido que le hicieron en un velorio

El mago y comediante bahiense también recordó distintos pasajes de su vida laboral, como el abucheo de 150 mil personas en Chile

Actor, mago, comediante, doblajista, conductor televisivo. Agustín Soy Rada Aristarán es multifacético, un obrero de la actuación. En la actualidad brilla en la Calle Corrientes personificando a Tronchatoro en la comedia musical Matilda, a la vez que en la pantalla chica se lo puede escuchar, ya que su trabajo fue el de doblar la voz de Chueco, el mono de la serie de Disney del mismo nombre.

Sin embargo, claro, no siempre las consultas laborales resultan tan satisfactorias, y las propuestas pueden derivar en las cosas más insólitas, como revelaría en una charla en el ciclo Cuatro Giros (FM Late). Allí, el comediante recordó: “Laburé mucho mucho en eventos, entonces en ese mundo no sabés las cosas que pasan. Me han pedido de todo para hacer, qué sé yo… Una vez laburé en un velorio, hice magia en un velorio. No fui contratado, pero posta: me pidieron ahí si podía hacer. Y estaba”.

“Era una señora muy mayor que había fallecido, y yo estaba en otro velorio en realidad, en la sala de al lado. No era la época de redes sociales, yo era re pendejo, esto fue en Bahía Blanca, y yo era conocido porque era el mago de la ciudad, y viene uno y me dice: ‘Rada, murió mi abuela, pero tenía 95 años, la verdad es que nos estamos cagando todos de risa contando anécdotas de la vieja, ¿por qué no te venís a tirar unos trucos?’. Y lo hice más que nada para la anécdota, para algún día contarla: había una mujer muerta al lado y nosotros haciendo magia, y todos cagándose de risa. Se la estaba despidiendo con alegría, porque fue una señora muy mayor y había vivido todo lo que tenía que vivir”, contó Soy Rada.

“También en otro momento llegó la posibilidad de estar adentro de un muñeco, a lo que dije que no, por supuesto, porque todo tiene un límite”, rememoró, a la vez que también, al referirse a decepciones durante su carrera (no los trata como fracasos), recordó el caso vivido en Chile, en el festival de Talca, en 2019. “Me abuchearon 150 mil personas, y eso estuvo rebueno, y yo lo puedo contar y me puedo sentir orgulloso también de que haya pasado eso. Orgulloso en el mejor sentido, porque eso no me derrotó, ni en pedo”.

“Ahí me di cuenta de que el aplauso tiene la misma duración que el abucheo -destacó-. Si yo me quedo flagelándome, que me abucheó todo el mundo y yo soy el peor de todos, es lo mismo a que me quede diciéndome que soy un capo porque me aplauden y me dicen maestro. Entonces eso también fue un piñazo de realidad hermosa, que me dejó esa enseñanza, y no puedo más que agradecer eso vivido”.

En Bahía Blanca, Agustín hacía shows de magia en eventos y aunque a la hora de trabajar “tenía la misma responsabilidad que hoy”: más de una vez sus padres tuvieron que suspenderle algún show porque no le iba bien en el colegio.

Años más tarde, a los 19, llegó a Buenos Aires a probar suerte y vaya si la tuvo, ya que en 2004 empezó a trabajar nada menos que con Jorge Guinzburg. “La vida ha sido muy generosa conmigo, siempre. Una cosa trajo a la otra, hubo momentos de más o menos laburo y siempre sabiendo para dónde quería ir. Siempre trabajé de esto, o sea, no trabajé, soy un agradecido de eso”, explicaría en una charla con Teleshow.

Multifacético, suele definirse en una palabra: payaso. “Los payasos son personas que tienen varias herramientas y las ponen al servicio de la comedia. Yo sería un payaso o comediante de variedades”.

Fuente: LB24 / Infobae.

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