Metegol, un juego que resiste la irrupción del gaming

El metegol, uno de los juegos más populares de Argentina, está experimentando un declive en los últimos años debido a diversos factores como la falta de canchas, la disminución de su presencia en bares y clubes, y la influencia de los juegos electrónicos. A pesar de ello, la Asociación Argentina de Fútbol de Mesa (AAFM) continúa promoviendo el deporte y organizando competiciones en todo el país.

El metegol, que fue creado en Inglaterra en 1922, llegó a América Latina de la mano de Alexandre Campos Ramírez, conocido como Alejandro Finisterre, en la década de 1940. En Argentina, vivió su mayor auge en las décadas de 1960 y 1970, siendo utilizado en diferentes lugares como clubes y bares.

La partida de metegol se juega en una cancha de madera con muñecos de polietileno y ocho barras, y sigue un sistema táctico similar al fútbol. La AAFM organiza torneos a nivel nacional y cuenta con más de 1.000 competidores en diferentes provincias del país.

Uno de los principales referentes del metegol en Argentina es Marcos Lombardo, quien destaca la importancia de aspectos psicológicos, técnicos, tácticos y estratégicos para jugar. Lombardo, junto con otros jugadores de la selección argentina, entrena a jóvenes talentos en su localidad.

El metegol profesional sigue reglas estrictas, como la prohibición del “molinete”, una jugada considerada peligrosa. Antes de los torneos, la cancha es preparada y las barras son aceitadas. Los jugadores deben saludarse protocolarmente y participar en el sorteo para elegir el lado.

A pesar de los desafíos que enfrenta el deporte, la AAFM sigue trabajando para expandir el metegol en Argentina. La próxima competición internacional se llevará a cabo en Italia en 2024, y esperan llevar a la mayor cantidad posible de jugadores de la selección argentina.

Aunque el metegol ha perdido popularidad en los últimos años, los aficionados y jugadores profesionales continúan disfrutando y promoviendo este deporte tradicional argentino, que requiere habilidad, concentración y técnica.

Fuente: Télam