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habló con la brújula 24

Su hijo tuvo el mismo tratamiento médico que Messi: la historia de un encuentro inspirador

Una conversación de hace 14 años y una única foto, revelan un episodio muy humano del astro argentino.

Una alegría distinta vivió Bárbara Esses el domingo cuando Argentina obtuvo su tercera Copa Mundial. Lloraba, pero no solo por el triunfo, sino porque veía en Lionel Messi a aquel chico que superó un duro tratamiento para el crecimiento y que hace 14 años se tomó unos minutos para alentar a su hijo que atravesó el mismo proceso médico, una historia desconocida hasta ahora.

Tommy, el hijo de Bárbara tuvo el mismo diagnóstico que el astro argentino y a los cuatro años comenzó su tratamiento que incluye una inyección diaria por 10 años.

“Nos encontramos con él en el lobby del hotel y eran dos chicos hablando del tratamiento, de las inyecciones, fue la cosa más humana, porque lo tenemos todos como el ídolo, el que ganó el mundial, pero además de todo lo que hizo por él, pasó por algo muy difícil de sobrellevar que es ese tratamiento. La verdad que nuestro agradecimiento por ese encuentro, a ese contacto con la realidad, que hizo que para nuestro hijo sea un desafío atravesar el tratamiento sabiendo que Messi lo hizo”, dijo Bárbara en el programa Nunca es Tarde.

La historia de Tommy y Messi se conoció cuando Bárbara decidió publicar en su Instagram su recuerdo de aquellos minutos que compartieron. “Era para publicarlo en mi Instagram que es superchiquito, no pensé que se iba a ser viral”, comentó.

“Tommy, como cualquier chico que traviesa ese tratamiento, crecen en autoestima, en entender, esperar, tener paciencia y fe; y Messi hizo eso con la selección: esperó, se la bancó y llegó a lo más alto con el resultado”, dijo Bárbara.

Messi fue la referencia en todo momento en el tratamiento de Tommy. Fue precisamente conocer ese caso lo que llevó a Bárbara a indagar más a lo que le estaba sucediendo a su nene.

“Me puse a investigar y cuando encontré todo fui con los papeles y le dije al médico que tenía lo mismo que Messi”, recuerda. Después de allí vinieron los análisis y los estudios que confirmaron el diagnóstico.

Frente a ese panorama y para ayudar a que Tommy, de cuatro años, entendiera lo que estaba ocurriendo, “lo que se nos ocurrió fue comprar un poster de Messi y pegarlo en la pared de su cuarto y contarle que Messi había pasado por lo mismo, y él lo entendió”.

Lo que siguió fue intentar contactar a Messi, que en ese entonces tenía 23 años y su carrera ya era un éxito. “Tenemos una sola foto de ese momento, no se filmó, no fuimos por eso, Tommy le dijo que no quería molestar y fue Messi quien le dijo ‘Saquémonos una foto que mañana la vas a querer tener’. Esa foto la atesoramos y nunca la habíamos mostrado, porque las cosas son para uno, son para adentro y esta historia hace que se conozca este lado de Messi y es admirable”.

“Si lo tuviera en frente hoy, le diría gracias y lo dejaría tranquilo, lo que menos querría es molestarle. Le diría que es gigante”, afirmó Bárbara.

Este es el texto completo de lo que escribió Bárbara en su Instagram:

Cada uno tendrá su propia historia con Messi. Esta que les voy a contar es la mía y es el por qué siempre le voy a estar eternamente agradecida y no es por el fútbol. Si puedes tomate un minuto y leelo hasta el final.

Esta es una de las millones de historias de Messi que no se conoce. En 2008, cuando mi hijo tenía 4 años yo sentía que le pasaba algo que había algo en su salud que los médicos se lo estaban comiendo y no lo querían investigar, pero como mamá yo sabía que algo le pasaba y si los médicos no lo querían investigar lo iba a investigar yo.

Empecé a leer, a buscar datos, a comparar informes, hasta que un día me senté con todos los papeles frente al pediatra y le dije: “Tommy tiene lo mismo que Messi”. Esas fueron mis palabras. No le dije Tommy tiene déficit de hormona de crecimiento, Se lo dije como había que decirlo para que me entendiera.

El pediatra me miró y me preguntó de dónde había sacado eso y le dije: “Yo hice lo que vos no hiciste. Investigué. Hace 14 años no se sabía tanto del tema como ahora y con cara de me como la cancha, le pregunté: “¿Ahora sí le vas a hacer los estudios que haya que hacer o busco a otro médico?

Allí empezaron las tomografías, los especialistas en crecimiento, las radiografías de muñeca, los análisis y miles de estudios desconocidos, hasta que finalmente tuvimos el diagnóstico médico: Tommy tiene lo mismo que Messi.

Ahora que lo sabíamos había que empezar el tratamiento. Un tratamiento que iba a durar por lo menos 10 años, una inyección que por día durante 10 años.

¿Cómo le explicas eso a un chico de 4 años? Cómo le contás lo que va a tener que hacer, lo que va a doler y sobre todo que el resultado recién se va a ver al final del camino. ¿Cómo se lo explicás? Comprando un póster de Messi, poniéndolo en su cuarto sentándolo en su cama y contándole que iba a tener que empezar un tratamiento y que la única persona que conocíamos al que le pasó lo mismo era Messi y que pudiera ver que su ídolo pasó por lo mismo, que no fue un impedimento para Lionel cumplir sus sueños y que ahora además de tenerlo como ejemplo por el fútbol, lo tenía de ejemplo de aguante, de tolerancia a los pinchazos, de esperanza, de crecer, de otro chico que sabía que esto le iba a hacer bien.

Una vez que Tommy lo entendió había una única pregunta para hacerle: ¿Querés conocer a Messi y hablar de esto con él? Y dijo que sí.

Ahí empezaba otro desafío, conocerlo a Leonel, pero quién no mueve cielo y tierra por un hijo. Conseguimos el teléfono de Jorge Messi, le contamos lo que nos estaba pasando y nos dijo: “La semana que viene la selección va a estar concentrando en el Intercontinental, les aviso unos días antes, así lo ven a Leo en el lobby del hotel”. Y así fue, un día antes nos avisaron y el 3 de septiembre de 2010 a las 8 de la noche fui con Tommy. Ahí estaba Messi en un rincón del lobby solo un Messi de 23 años, tranquilo, tal cuales.

Nos acercamos Tommy y él se abrazaron y nos sentamos los tres en el piso en la alfombra del hotel a charlar. Una charla de más de media hora donde no se habló de fútbol. Solo nosotros tres sentados en el piso, una charla entre chicos, uno más grande y uno más chico que se entendía. Donde le preguntamos a Messi dónde se daba las inyecciones y nos contó que él se las daba en las piernas y donde Messi le preguntaba Tommy dónde se las daba él y Tommy le dijo que en los brazos. Donde hablamos que dolían, que había días que se lloraba, pero que había que bancarlo, que tener paciencia, que todo iba a salir bien.

Hablamos de que a veces jode que te digan pulga o enano, que quisiera ser gigante, pero que ser chiquito tenía sus ventajas también, para correr más rápido y ser hábil con el cuerpo una charla en donde Messi le dijo a Tommy: “Te miro a vos y veo el mismo cuerpo que tenía a tu edad”.

Fue una charla hermosa, una charla que solo fue charla, que no la filmamos, que no hay video, porque estábamos los tres ahí, sin show, con el único objetivo de hablar con alguien que ya había vivido y lo que Tommy tenía que vivir.

Antes de irnos lo saludamos le dijimos gracias y Messi le dijo: “¿Nos sacamos una foto?” Y Tommy, inocentemente, le contestó: “No te quiero molestar, todos te molestan pidiéndote una foto”. Messi le dijo: “Saquémonos una foto, mañana la vas a querer tener”.

De este encuentro solo tenemos una foto, una sola, donde están ellos dos. Yo no necesité estar en esa foto, era el momento de ellos, ahí sentados en la alfombra del lobby del hotel, sin fútbol, sin una pelota, sin una camiseta.

10 años duró el tratamiento de Tommy. 3650 inyecciones. Hoy con 18 años mide casi lo mismo que Lionel. ¿Quisiera ser más alto? Seguramente sí, pero su mayor altura está en su personalidad, en su forma de ser, en su seguridad, en todo lo complementario que desarrolló para balancear su estatura y sobre todo en el aprendizaje de vida que fue bancarse su tratamiento igual como se lo bancó su ídolo, por eso, cómo no verlo el domingo y rezar para que ganara el mundial, para que levantará la copa, para que logre tener lo que le faltaba.

Sí estoy eternamente agradecida con él y estoy convencida de que el tratamiento de hormona de crecimiento enseñó a Messi que para llegar a lo más alto hay que saber esperar, no es de un día para el otro, pero se llega.

Gracias Messi. Sos gigante.

Barbie la mamá de Tommy

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