WhatsApp de Publicidad
Seguinos

historia de vida

“Andreíta”, la bahiense que nació para proteger a los animales

La crisis económica complica muchísimo la adecuada atención de los animales rescatados, subrayó esta bahiense comprometida con la causa desde hace décadas. También habló de su deseo de incursionar en la política.

Cecilia Corradetti – Para La Brújula 24[email protected]

Indiscutiblemente tenaz, luchadora y resiliente, Andrea Fabiana Villar, “Andreíta”, se convirtió hace muchos años en toda una referente del proteccionismo animal en la ciudad. Hoy, en medio de una profunda crisis económica, alzó su voz para pedir colaboración frente a los numerosos gastos que implica la atención de perros y gatos enfermos, abandonados y rescatados de la calle.

Una artritis reumatoidea diagnosticada a los 4 años la dejó en silla de ruedas hace décadas. Nada la detuvo. Trabajó en pos de los animales toda su vida y hoy, casada con Kevin Canales, forman un gran equipo que trabaja en la misma línea.

“Lamentablemente hoy los recursos no alcanzan. Los costos de alimento, veterinaria y medicación se van de las manos. Obviamente, la mayor complicación es la situación económica. Los ingresos que consigo mayormente son de particulares y este tema es un mal común. Todos estamos colapsados. Si bien la gente me acompaña y todo lo que logro es gracias a la caridad, confianza y empatía que me ofrecen, se hace cuesta arriba”, reflexiona, para agregar: “No quiero dejar de mencionar a los veterinarios de la ciudad, que en su mayoría, me permiten pagar de a poco sus servicios y hacen desde su lugar un trabajo maravilloso”.

“Andreíta” también hizo hincapié en los medios de comunicación, “que siempre refuerzan y promueven” su tarea.

“Estoy muy agradecida con toda la ciudad, porque sin la ayuda de la sociedad toda, no podría lograr lo que consigo. Así que un gracias inmenso a todos aquellos que me apoyan y creen en mí trabajo”, insiste.

–¿Cuándo comienza tu amor hacia los animales?

–Creo que es innato en mí desde que tengo uso de razón. De hecho, cuando era chiquita, aprendí a caminar corriendo una perrita. Siempre tuve la necesidad de estar rodeada de ellos, de niña tenía perro, gato, aves, hamsters y hacía terrarios para observarlos y aprender todo lo que pudiera. No sé qué sería mi vida sin ellos, y pude comprobarlo durante la pandemia, ya que a diario me acompañaban y me hacían divertir muchísimo.

–¿Cómo llegás al proteccionismo?

–Me convertí en proteccionista gracias a Teresa Sierra, presidenta de MAPA en su momento. Por intermedio suyo ofrecíamos nuestra casa junto a mi hermana para hacer de tránsito a perras que había que castrar y así empecé a rodearme de todo este mundo que me fue cautivando. Mis primeros rescates fueron junto a mi hermana: animalito que veíamos, animalito que nos llevábamos a casa. Mientras, Teresa nos inculcaba el tema de castrar. Como a los 5 años, por intermedio de Laura De Pedro, ingresé a un grupo de Yahoo donde se agrupaban varios proteccionistas de diferentes ONG y allí conocí integrantes de Mascoteros Bahienses, MAPA, APAS, La Voz Animal, etc. Todos ellos me adoctrinaron y sumergieron en el ambiente del rescate, recuperación y adopción. Esa etapa fue de mucho aprendizaje.

–¿Luego continuaste en forma individual?

–Cuando irrumpieron las redes sociales creo que tomé protagonismo y empezó mi tarea individual. Desde ese tiempo nunca más me detuve ante los casos que asumía y me dí cuenta de que era lo que más me apasionaba. Desde hace 6 años comparto mi vida con Kevin, quien es un compañero perfecto, porque nos complementamos al 100% en esto de accionar en pos de ayudarlos.

–¿Qué satisfacciones te brindan los animales?

— Lo mejor es ver cómo cambian sus vidas, cerrar un caso es la gloria. La gratitud con que los animales te devuelven todo el esfuerzo es indescriptible. Les cambia la mirada, modifican sus conductas, ganan confianza y lo demuestran incansablemente. Cuando los adoptantes me muestran sus cambios, cómo los cuidan y lo felices que son, siento que lo que hice no tiene precio.

–¿Es verdad que te gustaría incursionar en la política?

–Cuento con la capacidad de desarrollar cualquier tema que competa a los animales. Obviamente lo social me conmueve mucho y tratar con personas es mi mayor capacidad. Si algún partido me diera el espacio aceptaría con mucho entusiasmo. Tengo gente alrededor que de políticas públicas sabe muchísimo, y sería un gran logro tomar la iniciativa de implementar acciones que permitan a la ciudad avanzar en temas con respecto a esta temática. Somos una sociedad muy abocada a la protección de la fauna urbana y hemos dado ejemplo en muchos casos. Creo que es una arista poco explotada desde lo político y me encantaría sumar desde ese lado.

–¿Qué le pedís a la gente?

–Que nos siga apoyando económicamente y que se sumen otros. Pero también me despido agradeciendo a todas las personas que creen en mí y hacen que mi motor siga en marcha. Les digo un gracias de todo corazón.

Una historia de amor y admiración

Andrea y Kevin se conocieron en la calle, por casualidad. Ella rescataba “almas” y él era vendedor ambulante. Los perros de la Plaza Rivadavia los unieron en una primera charla. Poco después ya vivían juntos.

El tiempo fue haciendo lo suyo. Las charlas eran cada vez más profundas. Ambas historias de vida eran difíciles. Tras una despedida de soltera con bombos y platillos, se casaron en 2019. Hoy lo sigue definiendo como un hombre de “fierro”, compañero, gracioso, ocurrente.

La artritis reumatoidea que sufre, una enfermedad inflamatoria que afecta a las articulaciones y al sistema inmunológico, la llevó a peregrinar por hospitales y consultorios de la ciudad y el mundo.

Más tarde, la trágica muerte de su madre, durante su infancia, y poco después de su padre, en la adolescencia, marcaron su vida. “Mi hermana Natalia, sin dudas fue y es mi sostén”, dijo en alguna de sus entrevistas.

Andrea trabaja desde hace 25 años en el área de sistematización de datos, en el municipio y al mismo tiempo colabora con Veterinaria y Zoonosis.

Ficha personal

Andrea Fabiana Villar nació en Bahía Blanca el 23 mayo de 1976. Es hija de Rubén Villar y Adriana Ferreiro, ambos fallecidos. Tiene dos hermanos, Diego y Natalia y también cuatro sobrinos por parte de su hermano: Juana, Pascual, Pedro y Salvador. Tenía ocho años cuando la enfermedad le atacó las caderas y fue intervenida. Estuvo nueve meses en reposo y perdió masa muscular que nunca pudo recuperar. Tiempo después la artritis avanzó hacia las rodillas y debió recurrir a la silla de ruedas. “Dolor lo he sufrido desde los 4 a los 20 años, pero desde entonces estoy muy bien. Las emociones, sean buenas o de las otras, me hacen mal y suelo quedarme literalmente dura”, graficó. La enfermedad la llevó a tomar corticoides que también tuvieron su efecto.

Cómo colaborar

Contacto: 2914 16-5512 / Facebook: Andrea Fabiana Villar / Instagram: @andreita_proteccionista / Twitter: @andreitavillar

Fotos: gentileza de Mauricio Yésari

Lo más leído