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INFORME ESPECIAL

Inseguridad: las alarmas se posicionan y “hacen ruido” entre los bahienses

Cuáles son los aspectos a considerar antes de instalar un dispositivo en un domicilio. Las distintas opciones y su efectividad. Dos calificados referentes en la materia dejaron sus impresiones.

Por Leandro Grecco
Faceboook Leandro Carlos Grecco/Instagram @leandro.grecco/Twitter @leandrogrecco

La inseguridad se apoderó de la conciencia colectiva. Motivos sobran, exceden todo tipo de sensación y obligan a tomar los recaudos necesarios para engrosar la triste estadística que no solo deja secuelas económicas, sino también consecuencias físicas, psicológicas y, hasta el riesgo latente de vidas humanas que se han perdido por la violencia de los hechos.

Claro que entrar en el debate de la legislación vigente que castiga a los delincuentes, la puerta giratoria que los devuelve a la calle o la imposibilidad de que se reinserten en la sociedad sería desviar el foco del artículo. De este modo, son los propios vecinos los que se hacen cargo de tomar medidas individuales para reducir el riesgo.

Una de las variables que ha ido ganando terreno en el mercado por diferentes motivos es la de la instalación de alarmas domiciliarias. Por su efectividad y el costo-beneficio han adquirido un rol preponderante en el día a día de miles de familias que transitan con cierto temor los momentos en los que la vulnerabilidad prevalece, al sentirse a merced de quienes cometen ilícitos. La Brújula 24 aborda esta herramienta con una nota “que hace ruido”.

Sensores y monitoreo, dos claves para entender la temática

Guillermo Núñez, del área de Ventas en Vigilancia y Monitoreo de la empresa Rayo SRL fue el primero en exponer su conocimiento en la materia: “Los aspectos que se deben considerar antes de planificar la instalación de una alarma domiciliaria son si el inmueble está o no en construcción”.

“Es primordial que esté concluida la instalación eléctrica y si está en etapa de edificación y no tiene colocadas las aberturas, es imposible ubicar los sensores de movimiento porque una ráfaga de viento podría provocar falsos disparos. También se debe tener en cuenta si tiene proyectada la cañería para la colocación del dispositivo, un aspecto que incidirá en la cotización final a la hora de realizar un presupuesto”, sostuvo Núñez, en la charla con este diario digital.

Y agregó que “además, otro punto a tener en cuenta si conviven las mascotas para dilucidar qué tipo de sensor utilizar (algunos discriminan la presencia de animales de hasta 16 o 40 kilos), si el interesado es inquilino o propietario porque en el primero de los casos se sugiere una instalación mediante cable-canal ú oculto para no modificar la estética.  Por último, los años de antigüedad que tiene el inmueble porque se pueden utilizar cañerías existentes (a excepción de los ductos de agua) o zócalos para el paso de cables”.

“En el mercado, actualmente los sistemas de seguridad electrónica ofrecen distintas alternativas, entre las que se destacan dos: los sistemas de alarma ya sea cableados o inalámbricos por un lado y los monitoreados. Todos deben contener al menos una central o panel con teclado, más allá de que luego cuenten también con la posibilidad de ser operados a través de un control remoto o teléfono celular”, postuló.

En paralelo, explicó que “además, una batería por los cortes de luz para que siga funcionando, dos sirenas (una interna y otra externa) porque si se trata de un ladrón con conocimientos avanzados intentará colocarle un líquido a la que está afuera para que no se active, mientras que la que está adentro cumple la función de aturdir al intruso”.

“Los sensores varían y pueden ser magnéticos si se trata de puertas y ventanas y los infrarrojos que detectan el movimiento y sirven para aportar seguridad si los primeros son desactivados”

“Actualmente existen sistemas de alarma cableados, inalámbricos e híbridos, que son los que admiten ambas opciones. También existen los sensores de rotura de vidrio o cristal, de humo o de temperatura. E incluso, en opciones más avanzadas, los de exterior o barreras infrarrojas”, recalcó Núñez.

Por tal motivo, trazó una diferencia: “Los sistemas cableados son más económicos que los inalámbricos, si bien estos últimos no demandan tanta mano de obra y se ahorra en cables, los insumos cuestan entre dos o tres veces más que el primero de los mencionados. Hace diez años los sistemas inalámbricos no eran tan confiables porque generaban muchas falsas alarmas”.

“Argentina tiene mucha telefonía celular y las frecuencias solían interferir; esto se corrigió y son muy confiables”

“Los sistemas de alarma, gracias a Internet, permiten ser monitoreados a través de una aplicación. Aquellos que no tienen esta posibilidad, se convierten en un ‘sistema bobo’, salvo que pueda dar aviso a un teléfono celular, pero en ese caso es el mismo usuario el que tiene que dar aviso a la Policía”, destacó, durante la amplia exposición que realizó a este medio.

No obstante, estableció: “Por el contrario, el monitoreo está preparado para que cuando se produce una intrusión o un intento de ingreso, envíe una señal a la central y esta envíe el ente que requiere esa emergencia, sea robo, incendio o asalto. Esto aporta una respuesta más rápida, al enviarse datos concretos”.

“Un sistema de alarma para que se convierta en seguridad electrónica, debe estar monitoreado porque se eleva el nivel de efectividad de preservación de un domicilio. Las formas en la que un sistema de alarma se comunica con una estación de monitoreo son tres, aunque algunas están quedado en desuso”, agregó Núñez.

Frente a ello, consideró que “la más común y que está desapareciendo, es a través de la línea telefónica fija del cliente, las cuales se están dejando de usar. Las otras dos son a través de la vía radial, con un transmisor con una frecuencia para el cliente, aunque la limitación allí son las distancias porque la estación de monitoreo no puede estar fuera de la ciudad donde está instalado el sistema de seguridad”.

“Con el sistema GPRS, en vez de enviar una señal de frecuencia, se le incorpora un chip de datos de una prestadora de telefonía móvil al transmisor. Y la última tecnología también admite, como un doble enlace, la existencia de Internet en el lugar, utilizando el Wi-Fi para enviar el reporte”, mencionó el referente del área de ventas de la firma.

Uno de los puntos que suelen ser más relevantes, ligados al mantenimiento del sistema de la alarma: “Depende si está monitoreada o no. Los usuarios deben considerar dos factores. El cambio de batería cada un año (como mínimo) que es algo que el propio mecanismo avisa en caso de que baje la carga para que el servicio técnico realice el reemplazo. Antes duraban dos o tres años, pero ahora se fabrican en China y su vida útil bajó”.

“Si se trata de una alarma sin monitoreo, es el usuario quien tendrá que tener en cuenta la fecha de renovación. Frente a un corte de luz, es la propia central la que da aviso al cliente porque muchas veces los amigos de lo ajeno esperan a que una familia se vaya de vacaciones y cortan la térmica adrede para que se agote la batería. Por eso, es importante el sistema de monitoreo”, evidenció, en referencia a otro punto sumamente necesario de aclarar.

También sugirió “la limpieza de los sensores, en especial los detectores de movimientos o infrarrojos ante la posibilidad de presencia de telas de araña que puedan interferir y evitar falsos disparos. Hoy ya no se disparan por cualquier motivo, por eso se requiere no dejar ventanas abiertas al momento de retirarse del domicilio e incluso tampoco subir la temperatura de los calefactores porque si se mantienen al máximo, pueden detectar un cambio en el calor ambiental”.

“Con relación a las estadísticas respecto a la cantidad de robos que se han frustrado por el buen desempeño de un dispositivo, existen aproximaciones. Cada 100 disparos de alarma, 90 son producidos por errores o mal manejo de los usuarios. Y dentro del 10% restante, un 8% son por falsas alertas a raíz de cuestiones técnicas y el 2% restante por eventos reales. Esto último incluye el intento de robo o el ilícito producido”, evaluó.

Y cerró con esta aclaración: “Por más que alguien tenga una alarma monitoreada, el riesgo cero de robo no existe. Lo que hace el sistema es reducir esa posibilidad a la mínima expresión. Por eso, siempre es importante el asesoramiento al cliente, visitando el lugar antes de hacer un presupuesto. Entre una casa que tiene un cartel que dice que está protegido y aquella que no lo tiene colocado, hay más posibilidades de que se produzca un hecho de inseguridad en esta última”.

“Un kit básico puede costar aproximadamente $60 mil”

Gastón Rodríguez se desempeña en un conocido local de calle 12 de Octubre y, además, cuenta con una amplia experiencia en el rubro de las alarmas, aportando soluciones en el servicio técnico de los dispositivos que han ido evolucionando con el paso del tiempo y se han convertido en más fiables para los usuarios.

“La mayoría de las veces cuando son obras en construcción se tiene la posibilidad de realizar cañería embutida en la pared, para el diagrama de ubicación de los sensores siempre es conveniente consultar con un técnico ya que se dialoga con el propietario cuales van a ser los requisitos en base a la seguridad y tranquilidad del dueño”, coincidió con Núñez, respecto a este ítem.

Y planteó un problema bastante usual que luego tiene consecuencias ulteriores: “Cuando no se consulta, lo realiza el mismo constructor con poco o nulo conocimiento y muchas veces después hay fallas en los diagramas de conexión o mala ubicación de los sensores o equipos”.

“El técnico y además con experiencia en el rubro va a saber aconsejar de mejor manera para que el propietario se sienta tranquilo y por sobre todo que sea una instalación segura. Todo trabajo hecho por personal calificado nos da la tranquilidad que buscamos”, recalcó, en otro tramo de la conversación telefónica con este medio.

Uno de los puntos más requeridos está ligado con el bolsillo: “Los valores son como en todo, muy cambiantes debido a los diversos problemas económicos del país pero en los sistemas de seguridad no son precios elevados ya que lo que se resguarda es de más valor aun. Pueden comenzar con un costo base de un kit en $60 mil aproximados y se tiene la posibilidad de controlar el sistema sin ningún abono mensual y con una app en el celular”.

“Hoy los sistemas con sensores inalámbricos dan una excelente solución, si no se tiene cañería hecha de antemano o si se busca algún sistema de instalación rápido y estético. Además puede ser fácil de mudar a otro domicilio ya que muchos inquilinos preguntan en ese sentido”, indicó, al tiempo que sumó: “También los equipos marca Marshall dan una facilidad ya que son híbridos (cableado e inalámbrico con receptor incorporado) control remoto y comunicador al celular integrado.

“Es fundamental hacerle servicios de revisión a los sistemas y recambio de batería, ya sea si tiene sensores inalámbricos o la batería de la central, de lo contrario hará que el sistema no funcione bien o pueda tener algún inconveniente de calentamiento o eléctrico”, esgrimió.

Uno de los delitos más modernos están vinculados al robo de vehículos a través de los inhibidores de alarma, algo que se le consultó a Rodríguez si aplica a nivel domiciliario: Los sistemas están protegidos en este caso, tienen los controles remotos codificados o si son operados por teclado numérico o con la app del celular. Lo que siempre hay que tener en cuenta es que es fundamental el control de activación. Cuando una propiedad queda verificada en cuanto a puertas y ventanas cerradas, el ambiente controlado y se activa el sistema de alarma se puede quedar tranquilo de que funcionara de manera correcta”.

Una especie de guía para tomar nota y considerar variantes frente a las disyuntivas que se plantean dentro del seno familiar, cuando se analiza la posibilidad de concretar una inversión que puede preservar fidedignamente el patrimonio y la integridad de los seres queridos. No resuelve el problema, pero como medida preventiva, es más que atendible.

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