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con base en las estadísticas

Proponen un programa de desarme para prevenir femicidios

Un estudio del Centro de Estudios de Política Internacional de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

Las armas de fuego “son instrumentos de violencia” contra la mujer, ya que se utilizan “para matar, para ejercer poder, para amenazar y para abusar sexualmente”, dice María Pía Devoto, directora de la Asociación para el Análisis de Políticas Públicas (APP), que esta semana presentó un informe que relaciona femicidios con portación de armas y propone estrategias de desarme.

Las armas fueron usadas en uno de cada cuatro feminicidios cometidos en 2021, según los últimos datos oficiales de la Corte Suprema.

“El Impacto de las armas de fuego en la violencia de género: una mirada más allá de los números”, es el título del trabajo realizado por profesionales del Centro de Estudios de Política Internacional de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (CEPI-UBA) y APP, con apoyo de la Embajada de Irlanda en la Argentina.

El objetivo del informe es “visibilizar las armas como instrumentos de violencia contra la mujer” y hacer aportes sobre “la necesidad de abordar políticas con perspectiva de género”.

Las autoras de la investigación son las licenciadas en Ciencias Políticas Denise Sanviti y Yohana Solis, quienes explican que recopilaron información estadística, datos oficiales y relatos de sobrevivientes de violencia de género que fueron violentadas con el uso de armas de fuego.

“De esta forma queremos entender qué hay detrás de la violencia, más allá de los números. Porque detrás de un número, hay un nombre, una historia, una injusticia”, afirman.

El año pasado, las víctimas directas de femicidas asesinadas con armas ligeras y pequeñas fueron el 25% de los 251 casos relevados por el Registro Nacional de Femicidios de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia (Rnfja), el único oficial.

Al respecto, las profesionales creen que “es fundamental que se revisen y se profundicen los requisitos que se imponen a quienes aspiran a portar legalmente un arma de fuego, de modo que ya no resulte suficiente la ausencia de antecedentes penales – traducidos en una condena-, sino que se exija la inexistencia de denuncias por violencia intrafamiliar o de género, aunque en tales hechos no se hayan utilizado armas de fuego “.

Las autoras dicen que “debe incentivarse el desarme con estímulos que resulten atractivos para aumentar su efectividad, tales como la facilidad en la tramitación que se exige y una compensación económica significativa”.

Fuente: Télam

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