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Opinión

Construir responsabilidad colectiva, paz social y un plan de gobierno

Los argentinos, por estos días, hemos sido testigos de muchas contradicciones. El caso paradigmático son aquellos ensayos de abordar discursos políticos en rechazo de la violencia verbal, desde la mismísima violencia.

Por Pablo Daguerre, concejal radical en el bloque Juntos por Bahía Blanca

Argentina vive tiempos complejos. Eso sí, cualquier adjetivo que se escoja al momento de reflexionar respecto al presente de nuestro país, puede transformarse en un riesgo; y ese riesgo, en una irresponsabilidad.

Los argentinos, por estos días, hemos sido testigos de muchas contradicciones. El caso paradigmático son aquellos ensayos de abordar discursos políticos en rechazo de la violencia verbal, desde la mismísima violencia. En muchos casos, ha quedado evidenciado que no se puede salir de una grieta y de enfrentamientos sin sentido, profundizando las divisiones y los fanatismos.

En ese sentido, son tres las ideas que pretendo presentar en este artículo de opinión respecto a los momentos que vivimos los argentinos. Simplemente, invitando a reflexionar juntos; desde cada una de nuestras visiones; desde cada uno de los lugares que ocupamos en la sociedad. Respecto a los tres ejes que voy a mencionar:

• Construir responsabilidad colectiva. En política, hablar de construcción colectiva implica, necesariamente, un ejercicio de horizontalidad y de escucha. Se trata de construir, deconstruir y reconstruir desde el conjunto; aceptando nuestras diferencias y entendiendo que lo que nos separa no puede ser mayor que la responsabilidad de avanzar hacia los cambios que Argentina necesita. Y es aquí cuando entramos todos: los vecinos, las vecinas, las organizaciones sociales, el Estado, las empresas y los gremios. Es decir, lo colectivo se construye desde la diversidad de acciones y miradas, con un primer paso que tiene que ser el diálogo.

• Construir paz social. De la mano de este concepto está la prudencia, y entendiendo que hay democracia cuando hay libertad e igualdad. No podemos permitirnos, como país, continuar en la senda de los enfrentamientos verbales y hasta físicos. Argentina ya vivió tiempos de violencia institucional extrema que nos costaron demasiado sufrimiento. Sin lugar a dudas, la democracia sólo funciona si nos apegamos al estado de derecho, a las normas y entendiendo que nadie puede estar por encima de la Ley. Construir paz social tiene que ver con la tan mentada empatía; con ponernos en el lugar del otro; con decidirnos a aportar nuestro granito de arena para que el país inicie una etapa de encuentro. 

• Construir un programa de gobierno. Sin lugar a dudas, transitar por arriba esa grieta inconducente y surfear las divisiones sin sentido, tiene que ver con buscar soluciones a los problemas que tenemos. Desde ya, el Gobierno Nacional tiene una gran cuota de responsabilidad; así como también la tenemos desde la oposición, desde JUNTOS. Nos tiene que desvelar la búsqueda de soluciones y de un plan de gobierno que transforme y que sea sostenible e inclusivo. Somos testigos de que el Frente de Todos no ha encontrado determinadas soluciones y que las brechas, en Argentina, son cada vez más grandes. En ese sentido, el desafío de JUNTOS tiene que ver con la elaboración de un plan de gobierno; de un programa  que en el 2023 nos dé la posibilidad de volver a gobernar el país.

Desde el lugar que ocupemos en la sociedad, tenemos el desafío de transitar por arriba de las diferencias un acuerdo que nos permita centrarnos en lo importante: elaborar un plan sostenible en el mediano y largo plazo. Solo vamos a poder revertir este presente y pensar en un futuro mejor si lo hacemos desde las ideas, desde la responsabilidad y desde la paz social. No hay dudas de que el plan tiene que ser lo más importante de ahora en adelante, para no repetir los errores del pasado que tan costosos resultaron.

Un discurso de Raúl Alfonsín, el referente más importante de nuestra democracia, que planteó hace 40 años al momento de su asunción presidencial, nos indica el camino y ese entramado entre la responsabilidad, la paz social y el programa de gobierno. Decía el Presidente Alfonsín: “Nosotros vamos a trabajar para el futuro. La democracia trabaja para el futuro, pero para un futuro tangible. Si se trabaja para un futuro tangible se establece una correlación positiva entre el fin y los medios. Ni se puede gobernar sin memoria, ni se puede gobernar sin la capacidad de prever, pero prever para un tiempo comprensible y no para un futuro indeterminado”.

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