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INFORME ESPECIAL

La equinoterapia crece al ritmo de la inclusión y los métodos complementarios

El tratamiento usa los movimientos de un caballo para lograr las respuestas deseadas en una persona, en función de su condición. En Bahía Blanca, la Fundación Huellas es el centro por excelencia.

Por Leandro Grecco
[email protected] – Instagram: @leandro.grecco – Twitter: @leandrogrecco

La equinoterapia ha ido ganando un muy amplio terreno en lo que respecta al auge de las diferentes terapias complementarias para mejorar la salud de personas que requieren de determinada estimulación, complementando los tratamientos médicos a los que se encuentran sometidas.

Pacientes, en su mayoría niños, con condiciones que requieren de una rehabilitación sostenida en el tiempo encuentran en esta moderna disciplina la interacción con el caballo, montándolo e interactuando para generar un vínculo férreo e inquebrantable, con el estricto control de profesionales capacitados para cuidar de ambos protagonistas.

La Brújula 24 se adentró en la actualidad de la Fundación Huellas, único centro de esta naturaleza en Bahía Blanca, conociendo desde las entrañas la actualidad de este espacio que se ganó el reconocimiento de quienes lo frecuentan, realizando un aporte vital para quienes disfrutan de sus remozadas instalaciones, haciendo de la accesibilidad una ley inquebrantable.

María Emilia Bianco es su Presidente y se prestó al diálogo con este diario digital, a partir de su experiencia como Responsable Ecuestre y Formadora en Clínica Psicomotriz esgrimió aspectos sustanciales de un lugar que se convirtió en ejemplo para la ciudad y toda la región de influencia.

“La Equinoterapia es una disciplina integral y complementaria, basada en el vínculo y la interacción entre caballo, persona y profesor o terapeuta, favoreciendo una mejor calidad de vida e inclusión social”, resumió, con terminología sencilla, cuál es la premisa de una disciplina en constante evolución.

Además, consultada respecto a de qué modo se conforma el plan para cada uno de los que asiste, Bianco aclaró que “según las características y posibilidades de cada persona se determinará quien trabajará con él: terapeuta o profesor. Así también es primordial la participación y el trabajo con los padres o de la persona a cargo”.

“Abarca la integración de cinco áreas fundamentales: medicina, psicología, pedagogía, deporte y recreación. Y ofrece amplios beneficios en las siguientes áreas: Psicológica, psicomotriz, sensoperceptiva, emocional, social y deportiva. Teniendo como principal estrategia de trabajo al caballo”, enfatizó, durante otro tramo de la charla.

Y se remontó a hace más de 20 años: “Desde 2001 estamos abocados a la Equinoterapia, observando el avance de los alumnos y los pacientes, y la satisfacción que esto genera tanto en ellos como en nosotros. Las actividades desarrolladas por la Fundación fueron declaradas de Interés Municipal por el Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad de Bahía Blanca”.

“Anualmente se dictan en nuestra institución Cursos de Especialización teórico-prácticos para formar profesionales interesados en la actividad, Jornadas Gratuitas y Eventos a beneficio, lo que nos permite otorgar becas a muchos niños, adolescentes y adultos con necesidades especiales que concurren a la institución y continuar con nuestra tarea”, recopiló la profesional, con relación a las propuestas vigentes.

Bianco no dudó en reflejar que “nuestra misión es mejorar la calidad de vida y favorecer la inclusión social de las personas con discapacidad por medio del vínculo con los caballos. Logramos construir un centro modelo en el terreno que obtuvimos a través de un comodato con la Sociedad Rural. Ahora estamos con un plan de forestación y, la idea, es armar un sector semi-cubierto para no tener que suspender la actividad los días de lluvia”.

“Formamos un equipo calificado de profesionales, compuesto por kinesiólogas, psicólogas, fonoaudióloga, profesora de educación física, acompañante terapéutico, profesoras en educación especial. Y estudiantes de carreras afines. Trabajan ad-honorem poniendo todos sus conocimientos y formación al servicio de la Fundación”, explicó.

Y reiteró sobre uno de los conceptos esgrimidos previamente: “Otorgamos becas a personas (niños, adolescentes y adultos) con discapacidad de bajos recursos, que no cuentan con cobertura médica o que sus obras sociales no reconocen el tratamiento. También organizamos charlas gratuitas abiertas a la comunidad, donde se abordan diferentes temáticas relacionadas con la discapacidad (integración, formación laboral, sexualidad, entre otros)”.

“Dictamos anualmente cursos de Capacitación en Equinoterapia con más de 12 profesionales disertando, 64 horas de cátedra de formación, con un altísimo nivel académico con reconocimiento a nivel local, nacional e internacional”, especificó Bianco.

No obstante, argumentó que “la capacidad de manejar el caballo y hacerlo obedecer es una experiencia sumamente importante para la autoafirmación de cualquier persona. Se desarrolla un sentimiento de poder y con esto crece la voluntad de superar resistencias y obstáculos de la vida, y de autosuperarse”.

“Abordamos el tratamiento médico con el que llega cada persona, según su equipo. Hay distintas líneas para trabajar, incluso concretando interconsultas en caso de ser necesarias, más allá de los profesionales con los que cuenta la Fundación”, dijo, sobre la labor transversal con el personal médico idóneo.

Cuando se le preguntó sobre el proceso de selección del animal para cada uno de los que asisten, enumeró: “El caballo percibe que no puede manejarse de tal o cual forma, según la persona. Se comporta de distinta manera al detectar si quien lo monta sabe o no poner límites, si es vulnerable o tiene alguna dificultad. Algunos equinos respetan más a los chicos que los adultos, algo que vemos a diario”.

“Para seleccionar los caballos de terapia tomamos en cuenta su morfología y el carácter del animal que se puede observar en una situación de peligro o estrés. Instintivamente, por ser de presa, la mayor defensa de un equino es huir, patear o morder, por eso lo que hacemos es elegir aquellos que no sean reactivos a escapar si se asusta, por el peligro que implica”, resaltó, sobre el epílogo de su testimonio.

Por último, clarificó uno de los interrogantes más usuales: “Hacemos evaluaciones e informes trimestrales, estableciendo objetivos que se revisan periódicamente para definir si se cumplieron o no. Una persona puede permanecer en uno de los tres módulos (hipoterapia, monta terapéutica y equitación adaptada). Alguien puede mantenerse todo el tiempo en uno de ellos sin recibir el alta o cambiar sin que uno sea superador al otro”.

La experiencia de Gianluca

Noelia Díaz es la mamá de Gianluca Romagnoli, un nene que acude desde hace un tiempo a Huellas. Consultada por este portal, manifestó sus sensaciones con relación a los progresos que logró su hijo, a partir de la aparición en su vida de dicha Fundación.

“Conocimos equinoterapia de la mano de Gina Gardini, la kinesióloga de Gianluca en 2018. Él no tiene un diagnóstico certero porque presenta diferentes síntomas que no engloban su patología en un único nombre. El certificado de discapacidad detalla que se trata de un trastorno general del desarrollo, hipoacusia conductiva sensorial y distonía, además de una epilepsia de base”, postuló Díaz.

Sobre su hijo, afirmó que “tiene13 años pero es como un bebote grandote, retraído, muy tímido y solo habla palabras sueltas. Camina, pero no corre, no se puede sentar en el piso porque está imposibilitado de levantarse por sí solo. También presenta un muy bajo tono muscular”.

“La Fundación Huellas una hermosa familia. Al principio montaba con su kinesióloga y de a poco fueron viendo que el podía hacerlo solo. Mágica e inexplicablemente, se sentó derecho, con total control de su tronco, como si fuera un jinete que lo hizo toda la vida”, advirtió, con visible emoción por lo logrado por Gianluca.

Y le sobran pruebas para corroborar sus dichos: “Con los caballos, la cara de mi hijo cambió al 100%, se lo nota feliz. En 2020, la pandemia nos obligó a todos a dejar de hacer tantas cosas, entre ellas muchas que amamos, pero por suerte volvimos este año, después de tanta espera en la casa nueva de la Fundación, un espacio hermoso y que con mucho esfuerzo, ponen a disposición de todos nosotros”.

“Desde el primer día, Gianluca vio a Memi y se fundieron en un abrazo. Los chicos le ponen corazón y mucho amor. Desde ese regreso luego de la pandemia, está montando como si nunca hubiera dejado. No nos explicamos cómo, pero va solo de las riendas y Memi le indica izquierda o derecha y él maniobra al caballo, es una maravilla”, agregó.

Es una cruzada diaria que como pareja, tanto Noelia como su esposo, llevan para brindar una mejor calidad de vida a su hijo: “A nosotros como papás nos emociona ver esas cosas que pensábamos que no las podía hacer. Concurre a Huellas los miércoles y cada vez que le nombramos ese día, se muestra ansioso, esperando a que sea la hora”.

“Asiste desde los nueve meses a kinesiología y, además de equinoterapia, ahora hace también fonoaudiología, terapia ocupacional, psicologia, psicopedagogía. Todo lo encara con un placer absoluto. En Huellas, arranca la sesión cepillando al caballo, lo monta y al terminar le da una zanahoria de premio”, finalizó Díaz.

Un oasis para Fran

Mara Recondo es la mamá de Francisco Da Rocha y también aportó su experiencia en el mundo de la equinoterapia: “Llegamos a Fundación Huellas en abril de 2009 por recomendación de otra mamá. Fran tenía apenas siete años. Nos acercamos al Parque Independencia donde funcionaba y el primer contacto de Francisco con “Ventanita” fue maravilloso. Recuerdo que la rutina era acercarse, tocarlo, cepillarlo para luego montar y terminar dándole zanahorias como un premio”.

“Fue de a poco, montaba acompañado de Hernán, su papá, porque no tenía fuerza necesaria para sostenerse solo sobre el caballo, guiado siempre por Emilia. Sus dos hermanas y yo aprovechábamos para disfrutar de las bondades de la naturaleza que nos brindaba el parque”, consideró Recondo.

Es evidente que nada resulta tan sencillo como puede aparentar a la distancia, pero con perseverancia, no existen barreras: “Recuerdo los enojos de Fran porque nunca, hasta el día de hoy, le gustó colocarse el casco condición innegociable para montar. En todos estos años montó muchos caballos Ventanita, Rubia, Categórico, Cascarita, Fierro, Abejorro y actualmente Papelito. Emilia evalúa la conexión entre ambos y en ocasiones decidió cambiar porque el binomio no funcionaba”.

“Ver su evolución, su relación con los caballos, el vínculo que forjó con cada uno de ellos nos impulsó y motivó para presentar varios amparos contra la obra social para que cubra la práctica, para ellos no reconocida y para nosotros tan necesaria”, mencionó, durante otro momento de la conversación vía Whatsapp..

Por todo lo que ha estudiado en estos años y vivenciar en carne propia lo que ocurre con su hijo, aseguró que “la equinoterapia tiene muchos beneficios terapéuticos que pudimos comprobar en Fran, pero también la posibilidad de realizarse en un ámbito natural, junto a otros, combinando terapia con recreación tan necesaria y difícil de encontrar para mi hijo”.

“De montar acompañado, pasó a montar solo y que pueda ir en combi con el acompañante. Un proceso que vivenciamos de crecimiento constante, de disfrute. Son 13 años en los que nos sentimos infinitamente felices en este sentido”, finalizó, una madre orgullosa de su hijo, un verdadero guerrero de la vida.

Cabe recordar que a mediados de marzo de este año, la Cámara de Diputados bonaerense aprobó en la primera sesión del año el proyecto de ley de la legisladora, Alejandra Lordén, que busca regular el ejercicio de la equinoterapia como actividad terapéutica de habilitación y rehabilitación en la provincia de Buenos Aires.

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