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Artémides Zatti será declarado santo

“Tuvo una vida de entrega y sacrificio”

Mónica García Zatti comentó en La Brújula 24 cómo era la vida del laico salesiano. Sus años en Bahía Blanca y su trabajo con los más necesitados. “Recibimos la noticia con mucha emoción”, dijo.

La docente Mónica García Zatti es pariente del laico Artémides Zatti, el enfermero que el Papa Francisco declarará santo y esta mañana, orgullosa y emocionada, conversó con los integrantes del programa “Bahía Hoy“, que se emite por La Brújula 24.

Primero, recordó cómo fue recibir la noticia del reconocimiento. “Es una gran emoción, el sábado a la mañana nos llegó por medio de la gente de Viedma, porque allá él es muy importante para la comunidad, y después se fue confirmando. Una alegría muy grande para toda la familia. Estuvimos todo el fin de semana atentos a esto, en algunos canales se especulaba con un viaje del Papa para la santificación, pero por ahora no hay nada, estamos a la espera para ver como siguen los pasos para llegar a ese día”.

Respecto de Artémides Zatti, señaló que “era primo hermano de mi abuelo, que siempre nos decía la vida de entrega y servicio que tuvo don Zatti en el cuidado de los enfermos y los más desprotegidos. Toda la familia es oriunda de Italia y emigraron a Argentina”.

“Cuando Zatti decidió ser Sacerdote era en una época en la que se estilaba mucho que los hijos fueran a internados donde los capacitaban para eso, esa era su vocación. Ahí cuidó a un Sacerdote que llegó a este lugar y se contagió de tuberculosis. Estuvo muy mal, y su consejero espiritual le sugirió que entregara aquello que él más quisiera para su vida, que la Virgen lo iba a curar. Ahí prometió que si se curaba, él iba a cuidar a los enfermos. Y eso fue lo que pasó, se dedicó toda su vida a los enfermos, siempre con la alegría, no era algo que le pesara”, comentó.

“Siempre trataba de sacar una sonrisa a la gente que estaba pasando un mal momento”

Y siguió: “Era un ejemplo de vida, de entrega desinteresada. Anécdotas de gente que curaba hay muchas. Una que es por la que lo declararon beato, que fue cuando curó a un sacerdote también salesiano, pero no recuerdo la enfermedad. Y la segunda, que nos enteramos el sábado, es cuando curó a una persona que tuvo algo así como un ACV. Esos son los dos milagros que le reconocen”.

“Siempre con alegría, haciendo chistes y tratando de sacar una sonrisa a la gente que estaba pasando un mal momento. Muchos decían que cuando estaba solo lloraba mucho por los casos que veía”, consideró Mónica.

Respecto del vínculo familiar con el ahora mundialmente famoso enfermero, aseguró que “siempre estuvo presente para nosotros, desde nuestro abuelo y un tío también Sacerdote. Fuimos conociendo historias de él, de la entrega con alegría. Que no tiene que ser un sacrifico que nos haga mal ni entristezca. Mi tío Beto era todo un personaje también, llevaba eso a su vida diaria”.

“Creo que ese fue el mensaje más importante que nos ha dejado en la familia. Es muy loco, crecimos con estas historias y fuimos tomando dimensión de lo que era Artémides cuando estaba acá. Era alguien más de la familia, más allá que sabíamos de la obra inmensa que hizo en Viedma”, apuntó.

La familia del nuevo santo se trasladó en 1897 a Argentina buscando un futuro mejor, asentándose en Bahía Blanca, y ahí creció Zatti, quien tras trabajar como mozo en un hotel y como obrero, accedió a los 20 años en los Salesianos.

Su servicio se desarrolló toda la vida en el hospital de Viedma, como vicedirector, administrador y enfermero, a los que visitaba con su bicicleta, recibiendo cariño de sus pacientes y sus familias hasta que muere por un tumor en el hígado en 1951.

Fue beatificado en 2002 por la curación milagrosa de gangrena del seminarista Carlos Bosio, inspector salesiano en Rosario.

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